Por Hugo Lara Chávez

Todo transcurren en Nagasaki, 1990.  Es el verano y Tateo (Hidetaka Yoshioka), Tami (Tomoko Otakara), Minako (Mie Suzuki) y Shinjiro (Mitsunori Isaki), dos varones y dos chicas, van a pasar las vacaciones con su abuela Kane (Sachiko Murase), mientras sus padres, Tadao y Yoshie, están en Hawai visitando a un hermano enfermo de la abuela. El hermano de Kane emigró a Hawai desde muchos años atrás, donde hizo fortuna y formó familia con una mujer estadunidense. Su hijo, Clark (Richard Gere), es el anfitrión de Tadao y Yoshie en Hawai. El hermano enfermo tiene el deseo, antes de morir, de ver a Kane, su hermana menor.

Los cuatro nietos de Kane reciben la correspondencia que sus padres les envían desde Hawai, en las que describen las fabulosas propiedades de sus parientes estadunidenses. Los nietos, atraídos por ese lujo, buscan convencer a Kane de que viaje con ellos a visitar a su hermano. Sin embargo, se aproxima el 9 de agosto, fecha en que la bomba atómica cayó en Nagasaki, matando entre sus víctimas al esposo de Kane. Finalmente ella acepta a hacer el viaje, pero después de conmemorara la muerte de su esposo, el 9 de agosto. Cuando los nietos informan sobre la decisión de la abuela por medio de un telegrama, las cosas dan un giro. Clark viaja a Japón a encontrarse con la abuela.

“Rapsodia en agosto”, la primer película que se exhibió en la Muestra Internacional de Cine en su año de estreno, es el largometraje número 30 del notable cineasta japonés Akira Kurosawa (1910). “Rapsodia en agosto” está basada en la novela de Kioyoko Murata, “Nabe no naka”, que el propio Kurosawa se encargó de adaptarla. Resulta evidente que esta cinta tiene mucho que ver temáticamente con su cinta anterior, “Sueños”, donde quedan al descubierto ciertas preocupaciones de Kurosawa, como la vejez, la guerra, la paz. La épica y las grandes producciones de Kurosawa de “Kagemusha” o “Ran”, o las perfección de “Los siete samurais” han cedido el paso a asuntos manejados con mayor sencillez, pero también esenciales. Parece que Kurosawa, a sus 81 años, no necesite representar una batalla para manifestar el horror de la guerra, para sentirla y verla, y al mismo tiempo, para transmitir sus inquietudes humanas.

En “Rapsodia en agosto” existen dos ideas fundamentales manifiestas en las acciones: la vejez y la bomba atómica. A estas se suman otras preocupaciones secundarias (la familia y la brecha generacional). En una primera revisión, Kurosawa busca transmitir un sentimiento generalizado en relación a la bomba, es el sentir de una generación, de un pueblo, de un país: a cuarenta y seis años de la bomba, el discurso no pretende un revanchismo, no busca culpables (aunque en el ambiente se huela cierto rencor). Sobre todo es un reproche al olvido de una catástrofe, de una guerra devastadora que no condujo a nada (la familia estadunidense había olvidado la razón de la muerte del esposo de Kane). Kane, la abuela, ha incubado un rechazo a los estadunidenses (por ello no desea hacer el viaje a Hawai y finge no recordar a su hermano enfermo). Sin embargo su discurso no es anti-gringo específicamente, es pacifista: las bombas que cayeron en Nagasaki e Iroshima no detuvieron la guerra, ésta sigue en nuestros días y eso es muy significativo (es suficiente con leer los diarios, y enterarse, por ejemplo, que resurgen los grupos fascistas).

Una de las cosas destacadas es la diferencia hecha en la percepción de los personajes: la abuela parece ver con mayor lucidez, sopesa con más recursos las situaciones (la experiencia); mientras Tadao y Yoshie son seducidos por las riquezas de sus nuevos parientes; los nietos sufren una transición más drástica, de ser deslumbrados por Hawai pasan a una posición juiciosa.

Kurosawa filma la anécdota de un modo clásico, sin hechar mano de vistosos efectos ni de una gran producción. Aún así, la intensidad de las emociones queda resuelta con una lucidez impecable, apenas con unos planos largos, con pausas y silencios soberbios, pero que de cualquier modo inquietan (la secuencia final es muy significativa: Kane corre contra el viernto y la lluvia, no desfallece; sus nietos que la persiguen , en cambio, tropiezan y caen, sin lograr alcanzarla). Kane es el personaje central que reúne la fuerza y el sentimiento de una generación de Japón: combativa e íntegra, posee también el misticismo y la fe que la hacen cabeza de una familia (y de una sociedad), que provoca la confrontación interna entre los demás personajes (Tadao y Yoshie se averguenzan posteriormente de su actitud convenenciera).

A juicio de algunos, “Rapsodia en agosto” es una obra menor de Kurosawa. El cineasta, renunciando a la espectacularidad de otras cintas suyas, no ha abandonado la línea que ha venido trazando: en su obra queda como evidente una preocupación por el rescate de lo humano, la comunión entre los hombres. Definitivamente esto no es un asunto senil, sino universal y cuyo valor debe ser expresado, pero sobre todo entendido en su verdadera magnitud. Kurosawa rinde homenaje a la gente que murió o vivió en una guerra. La sencillez con que Kurosawa narra este film es tan intenso como bien logrado que no defrauda a lo que se esperaba de un gran realizador.

Por Hugo Lara Chávez

Investigador, escritor y cineasta, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Artes (2023). Egresado de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Iberoamericana. Ha producido el largometraje Ojos que no ven (2022), además de dirigir, escribir y producir el largometraje Cuando los hijos regresan (2017) y el cortometraje Cuatro minutos (2021). Fue productor de la serie televisiva La calle, el aula y la pantalla (2012), entre otros. Como autor y coautor ha publicado los libros Pancho Villa en el cine (2023), Zapata en el cine (2019) en calidad de coordinador, Dos amantes furtivos: cine y teatro mexicanos (2016), Ciudad de cine (2011), *Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-2011* (2011), Cine y revolución (2010) como editor, y Cine antropológico mexicano (2009). En el ámbito curatorial, fue curador de la exposición La Ciudad del Cine (2008) y co-curadór de Cine y Revolución presentada en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (2010).En el ámbito periodístico, ha desarrollado crítica de cine, investigación y difusión cinematográfica en diferentes espacios. Desde 2002 dirige el portal de cine CorreCamara.com. Es votante invitado para The Golden Globes 2025.