Por Hugo Lara Chávez

Se acabó el calendario. El año viejo, 1992, se va como lo han hecho los demás: tímido, discreto y humillado por el alboroto y el bullicio con que se recibe al año nuevo. Mientras se lucubran los tradicionales propósitos para el nuevo año, valdría la pena advertir que el 92 no será recordado nada más como el último año en que circularon los viejos pesos, con toda la nostalgia que sus tres ceros evoquen, o como el año de la avalancha xenófoba y neonazi. Hay que señalar que el ’92, como el ’93, fue también un calendario que llegó flamante y gordo, que con su primera hoja alentaba las rituales esperanzas que bien merece un primero de enero, esperanzas adornadas por un paisaje suizo, un anuncio publicitario de la tienda de abarrotes o, en el mejor de los casos, una hermosa y sensual mujer.

Y una parte de la prosa de 1992, es lo que se refiere al cine, un rubro que fue escribiéndose entre el vertiginoso paso por la cartelera de muchas películas, más malas que buenas; las ilusiones, fincadas en la euforia salinista, sobre el resurgimiento del cine mexicano; las frivolidades del medio y toda la demás parafernalia que engloba el séptimo arte.

Los estrenos rondaron el promedio mensual aproximado de 30 cintas, la mayor parte de ellas de origen estadunidense, seguidas por las de factura mexicana, y el resto, en reducido número, de orígenes distintos.

Algo de los primeros meses

La VII Muestra de Cine Mexicano celebrada en Guadalajara, incluyó doce largometrajes (que a lo largo del año, hablando de un cine mexicano con cierto interés, son los que más presencia tuvieron en las carteleras), ocho cortos, una película extranjera y una retrospectiva de trece títulos dedicada a Luis Alcoriza. Si algo caracterizó a esta Muestra, fue la pluralidad, tanto temática como del nivel de calidad.

Algunos de los largometrajes exhibidos fueron: “Tequila”, la nueva película del cuentagotas Rubén Gámez, que no alcanza el nivel de “La Fórmula secreta”; “Serpientes y escaleras”, de Busi Cortés, cinta que resulta una confusa visión a un mundo femenino de la provincia mexicana de antaño; “Sólo con tu pareja”, una lograda comedia urbana del debutante Alfonso Cuarón.

Adaptando la novela homónima de su esposa Laura Esquvel, Alfonso Arau presentó su cinta “Como agua para chocolate” una obra que fue presumiblemente la película de este grupo con más éxito en el año, aunque el entusiasmo que despertó en el gran público (en esta Muestra ganó precisamente el premio del público) y en la academia, es engañoso. La penúltima cinta, “El Bulto”, de Gabriel Retes, fue una de las más notables de la Muestra y posteriormente de la cartelera, en el tiempo que duró, destacando su humor acre y su sólido estilo narrativo. La última película que se exhibió fue “Angel de Fuego”, de Dana Rotberg, una interesante película que no por casualidad obtuvo dos premios de esta Muestra, y se ganó la invitación a Cannes.

En marzo, se celebró la fastuosa entrega de los Oscares, indudablemente, un premio al que se le ha sabido acuñar la pompa y el glamour hollywoodense, efectivas armas de comercialización, aún a costa de que sea un imán tramposo. “El silencio de los inocentes” fue la película ganadora del evento, recibiendo el premio en los rubros de mejor película, mejor director, Johnathan Demme; mejor actor, Anthony Hopkins.

Otras cintas galardonadas fueron “JFK”, inteligente thriller político dirigido por el polémico Oliver Stone; “Cabo de miedo”, de Martin Scorsese, que traía en sus papeles protagónicos a Robert DeNiro y Nick Nolte, un “remake” basado en una primera versión de los años 60. “El pescador de ilusiones”, del brillante Terry Gilliam, que obtuvo una discreta atención de la academia, merecía mucho mejor suerte. Igualmente sucedió con la película del debutante John Singleton “Los Dueños de la calle”, que aunque no llega a la complejidad del cine de Spike Lee, a quien imita, su película posee ciertas virtudes.

Casi inadvertidamente pasó la estupenda cinta de Ridley Scott, “Thelma & Louis”, que marca el retorno de este gran cineasta. Destacó también, la nueva animación de Disney, “La Bella y la Bestia”. No faltó, por supuesto, la dosis de películas melosas como “Bugsy”, de Barry Levinson; y “El príncipe de las mareas”, de Barbara Streisand.  La película italiana “Mediterráneo”, un relato emotivo pero hasta cierto punto estereotipado, de Gabriele Salvatores, se llevó la estatuilla para la mejor cinta extranjera.

En Abril, la arielada. Mayo, Cannes y adiós a Marlene

La Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas, celebró en abril la 24 entrega de los Arieles. Con reconocimientos-homenajes especiales para Ismael Rodríguez y Fernando de Fuentes hijo, los premios fueron prácticamente acaparados por la cinta “Como agua para chocolate”, que ganó en diez de las catorce ternas en que estaba nominada.

En medio de la controversia y de opiniones divididas, la película “Grand Canyon”, de Lawrence Kasdan, ganó el Oso de Oro en el Festival de Berlín, en una de sus ediciones más criticadas por su organización. El Oso de Plata correspondió a la inteligente película del húngaro Istvan Szabó, “Dulce Emma”, un desgarrador relato sobre la nueva vida en Euroriente, su conflicto ideológico y social, que sigue en gran medida las preocupaciones ya planteadas en su film anterior, “Encuentro con Venus”.

El 6 de mayo a la edad presunta de 90 años, murió Marlene Dietrich, la última leyenda femenina del viejo Hollywood. Ella, sentada sobre un tonel, con sus largas piernas perfectamente torneadas que dejaban ver los muslos más allá del porta-ligas, es la clásica imagen cuando uno la evoca, la misma etapa que irrumpió escandalosamente en su época, pero que sirvió para que se reconociera a una de las mujeres más sensuales en la historia del cine.

El mito, la legendaria sensualidad de Marlene Dietrich y la ironía: un día después de su muerte, su figura adornaba toda la ciudad de Cannes en el marco del Festival de cine de esta ciudad.

El Festival de Cannes fue inaugurado por la nueva cinta de Paul Verhoven “Bajos Instintos”, cuyo éxito le permitió una buena temporada en las carteleras mexicanas. “Bajos intintos” es un thriller en el que la relación erótica entre una asesina y un detective, provoca la fusión de ambos personajes. El Festival este año tuvo un buen nivel con películas como “Las mejores intenciones”, de Billie August, ganadora de la Palma de Oro; “El Ejecutivo”, de Robert Altman, que obtuvo dos premios más; “El sol de membrillo”, de Victor Erice, “Leolo”, de Jean-Claude Lauzon o “Il ladro di bambini”, de Gianni Amelio. De todas éstas, sólo ha llegado a México “Las mejores intenciones”, exhibida en la Muestra Internacional de Cine. Esta película, basada en un guion de Ingmar Bergman y dirigida por un anterior ganador en Cannes, August con “Pelle el conquistador”, es un intenso relato sobre los conflictos internos y su manifestación en las relaciones con los demás.

Una película mexicana tuvo el honor de abrir una de las secciones más importantes del Festival de Cannes, la llamada “Quincena de Realizadores”. La cinta es “Angel de Fuego” y es el segundo largometraje de Dana Rotberg. En Cannes, “Angel de Fuego” fue bien recibida por el público y la crítica especializada, ganándose calificativos como “una fantasía buñueliana”.

El verano llegó con un cine menos

El Manacar era, en la zona sur de la ciudad, uno de los grandes cines que aún quedaban. Aunque era un lugar mas bien sucio en donde, inevitablemente, sucumbían obscenamente sobre su alfombra, después de cada función, los rastros de la orgía cinematográfica: palomitas de maíz, chocolates, gaznates y toda la demás dieta del espectador común de un cine, se le hecha de menos por otras razones: era un centro de reunión para la gente de la parte sur de la ciudad, donde se consumían las películas de moda, buenas o malas. El triste final del Manacar aconteció, irónicamente, cuando su marquesina se volvió a iluminar, pero la luz que emanaba ya no era para sus fieles espectadores, sino para los que asistirían al estrenó de una obra teatral de dudoso origen.

Cuando en el verano barcelonés México ganaba a duras penas una sola medalla olímpica en contra de los presagios optimistas de Raúl González, el decepcionado público pudo hallar distracción con las películas que más sonaron por este período, que fueron, en algunos casos, secuelas de grandes éxitos. “Alien 3”, del debutante David Fincher, posee una interesante concepción ambiental, claustrofóbica y oscura, y algunos acertados eslabones narrativos y visuales. “Batman Regresa”, es una fallida obra del buen cineasta Tim Burton.

Se exhibió también por esas fechas “Santana ¿Americano yo?”, de Edward James Olmos, quien incluso visitó el país. Esta cinta es un crudo relato sobre la vida de un chicano convertido en criminal y sobre la visión de la marginalidad en que se halla la minoría a la que pertenece.

En agosto, mientras efervecía la contienda electoral en EU, estalló el escándalo sexual entre Woody Allen y Mia Farrow, que dirimió a esta célebre pareja tras descubrirse que el famoso cineasta mantenía relaciones con Soon-Yi Previn, una vietnamita de 21 años, quien fuera adoptada por Mia en uno de sus matrimonios anteriores. Por si fuera poco, Mia también acusó al tímido judío de haberse propasado sexualmente con otro de sus hijos, Dylan, de 8 años.

Aunque el cineasta ha rechazado de tajo la segunda acusación, es un hecho aceptado su relación sentimental con la joven Soon-Yi. Por lo pronto, Allen sacó provecho del asunto y tomó de nueva cuenta el altavoz para dirigir una nueva película, “Husbands and wives”, de la que se esperan sendas revelaciones sobre este caliente pleito. El escándalo coincidió con la Convención Republicana, cuya transmisión televisiva fue interrumpida para ofrecer hasta las minucias del asunto Allen-Farrow. Incluso, algunos analistas políticos creyeron que este suceso había sido una hábil maniobra de los demócratas con el propósito de distraer la atención del auditorio estadounidense.

Casi el fin del año

En octubre, la conmemoración del Quinto Centenario del Encuentro de Dos Mundos, sirvió de pretexto para exhibir dos películas sobre la vida de Cristóbal Colón: la primera de ellas, titulada “Cristóbal Colón”, cuya pésima calidad sirvió para que, a su lado, la otra película pareciera una obra maestra. “1492: La Conquista del Paraíso”, es mucho más interesante y atractiva por varias razones: Gerard Depardieu en el papel protagónico, una lograda fotografía y una coherente narración, y la dirección del talentoso Ridley Scott.

En este mes se estrenó el film “Los Imperdonables”, una de vaqueros en la línea del western crepuscular y del spaguetti-western de Leone, dirigida y protagonizada por el legendario Clint Eastwood, que con esta, realizó una obra maestra suficiente para afianzarse como uno de los grandes cineastas de su país, a pesar de la cuota de bodrios en que participa eventualmente.

Luego de 50 años de vida, los últimos de ellos en la diminuta clandestinidad del video, y tras el oprobio sufrido al ser doblada y coloreada, “Casablanca”, la película de Michael Curtiz, regresó a festejar su medio siglo a las pantallas grandes. El estribillo de “As time goes bye” hizo buena la sentencia, y en varios cines de la ciudad, Ilse y Rick se volvieron a besar, y después, después, otra vez se dijeron adiós. Un merecido aunque modesto homenaje a este clásico del cine que protagonizaron Humprhey Bogart e Ingrid Bergman.

En Diciembre se fue Alcoriza

El 3 de diciembre murió Luis Alcoriza, un español que se hizo mexicano en el cine. Su nombre está ligado felizmente con el genial Luis Buñuel, con quien coescribió “Los Olvidados”, y “El ángel exterminador”. Alcoriza fue uno de esos cineastas que plasmó su talento en cintas de gran relieve en la filmografía nacional, como “Tiburoneros” o “Mecánica Nacional”. Alcoriza murió a los 71 años, en la ciudad de Cuernavaca, esperando una oportunidad para volver a filmar, mientras en Cancún los fortachones Stallone, Bruce Willis y Steven Segal se encontraban en la apertura de su restaurante “Planet Hollywood”, en el marco de un festival de cine en el que se premió a “Home Alone 2”.

 Para cerrar 1992, las grandes ditribuidoras se reservan cintas que puedan garantizarles una jugosa taquilla, y entre estas cintas se espera ansiosamente el estreno de “Drácula”, una versión del afamado cineasta Francis Ford Coppola, que lleva en el reparto, entre otros, a Anthony Hopkins y a Winona Ryder.

La anterior reseña es, como se ha titulado, un testamento ilícito que, con el recuento de películas y sucesos cinematográficos, no tiene la intención de aglutinar, en un establecido espacio de tinta y papel, todos las hojas del calendario ’92, sino tiene el propósito de recoger algunos pasajes arrebatados al testamento oficial de un año que, a veinticuatro cuadros por segundo, espera el “fade” final.

Por Hugo Lara Chávez

Investigador, escritor y cineasta, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Artes (2023). Egresado de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Iberoamericana. Ha producido el largometraje Ojos que no ven (2022), además de dirigir, escribir y producir el largometraje Cuando los hijos regresan (2017) y el cortometraje Cuatro minutos (2021). Fue productor de la serie televisiva La calle, el aula y la pantalla (2012), entre otros. Como autor y coautor ha publicado los libros Pancho Villa en el cine (2023), Zapata en el cine (2019) en calidad de coordinador, Dos amantes furtivos: cine y teatro mexicanos (2016), Ciudad de cine (2011), *Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-2011* (2011), Cine y revolución (2010) como editor, y Cine antropológico mexicano (2009). En el ámbito curatorial, fue curador de la exposición La Ciudad del Cine (2008) y co-curadór de Cine y Revolución presentada en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (2010).En el ámbito periodístico, ha desarrollado crítica de cine, investigación y difusión cinematográfica en diferentes espacios. Desde 2002 dirige el portal de cine CorreCamara.com. Es votante invitado para The Golden Globes 2025.