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El actor, escritor, productor y ocasional director Kirk Douglas, superviviente del Hollywood de las grandes superproducciones artesanales, símbolo de la lucha contra la intolerancia y modelo de profesionalidad y generosidad, murió este miércoles a la increíble edad de 103 años. Fue el símbolo, escribió Deadline, de la América que hoy se pone en cuestión: el inmigrante capaz de superar con esfuerzo la miseria para lograr hacer realidad sus sueños, en un país de acogida. Esta desaparición ha conmovido a todo aficionado con suficiente experiencia o amor al cine para conocer su obra.
Así lo expreso su hijo, el actor Michael Douglas, en Instagram: “Con tremenda tristeza, mis hermanos y yo anunciamos que Kirk Douglas nos dejó a la edad de 103 años. Para el mundo era una leyenda, un actor de la época dorada del cine que vivió bien en sus propios años dorados, un humanitario cuyo compromiso con la justicia y las causas en las que él creía establecieron un modelo al que todos aspiramos. Pero para mí y mis hermanos Joel y Peter, él era simplemente papá. Para Catherine (Zeta-Jones), un maravilloso suegro, para sus nietos y bisnieto, su amoroso abuelo, y para su esposa Anne, un esposo maravilloso. La vida de Kirk fue bien vivida, deja un legado en el cine que perdurará para las generaciones venideras, y una historia como un reconocido filántropo que trabajó para ayudar a la gente y traer la paz al planeta. Permítanme terminar con las palabras que le dije en su último cumpleaños y que siempre serán ciertas: Papá, te quiero mucho y estoy muy orgulloso de ser tu hijo”.
Kirk Douglas, que fue nominado tres veces al Oscar pero sólo acabó logrando una estatuilla honorífica en 1996, fue cordialmente profesional como sólo una estrella del Hollywood dorado sabía serlo, pero en su interior atesoró el orgullo de quien ha luchado hasta la extenuación por superar sus humildes orígenes. Hijo de un trapero judío ruso (títuló su primera autobiografía “El hijo del trapero”), Kirk Douglas (nacido como Issur Danielovitch Demsky) fue héroe y antihéroe, sin miedo a jugarse el hoyuelo que lucía en la barbilla. Las mujeres (propias y ajenas) y sus hijos, especialmente el popular Michael, fueron las otras preocupaciones-satisfacciones del centenario actor, cuya última etapa estuvo regida casi más por su afición literaria y sus obras de caridad que por la cinematográfica.
Más de 80 películas tuvo a sus espaldas el actor, nacido en Amsterdam, Nueva York el 9 de diciembre de 1916. Estudió Arte Dramático e hizo teatro, antes de participar en la II Guerra Mundial, en la luchó como teniente de marina. A su regreso, rodó una primera película, “The strange love of Martha Ivers” (1946), de Lewis Milestone. Los éxitos iniciales le catalogaron como un duro capaz de encarnar personajes complicados, imprevisibles o torturados.
“Retorno al pasado / Traidora y mortal / Out of the Past”, “Murallas humanas / The Walls of Jericho”, “Carta a tres esposas / A Letter to Three Wives”, “El ídolo de barro / El triunfador / Champion”, “Cautivos del mal / The Bad and the Beautiful”, “20000 leguas de viaje submarino / 20.000 Leagues Under the Sea” y “La pradera sin ley / Hombre sin rumbo / Man Without a Star” dieron fe de sus múltiples posibilidades dramáticas. El año en que rodó esta última, 1955, fundó su propia productora.
A pesar de notables interpretaciones, como las de “El loco del pelo rojo / Sed de vivir / Lust for Life”, de Vincente Minnelli, “Duelo de titanes / Gunfight at the O.K. Corral”, “Senderos de gloria / La patrulla infernal / Paths of Glory”, “Espartaco / Spartacus” o “El compromiso / El arreglo / The Arrangement”, la Academia nunca le premió con el Oscar pese a recibir tres nominaciones. Corrigió el olvido con una estatuilla de honor por toda su carrera, en 1996.
Ocasionalmente, Douglas volvió al teatro, en los pocos ratos libres que su amplísima actividad cinematográfica le permitió. Así, en 1963 representó en Broadway “Alguien voló sobre el nido del cuco / Atrapado sin salida / One Flew Over the Cuckoo’s Nest”. Muy oportuno, su hijo Michael debutó como productor llevándola a la pantalla grande, de la mano de Milos Forman como director y Jack Nicholson como protagonista. El éxito fue mayúsculo.
La más reciente y bien acogida de sus vocaciones ha sido la literatura. Después de “El hijo del trapero”, se atrevió con una novela, de reminiscencias también autobiográficas, titulada “Baile con el diablo”, a la que siguió un larga serie de libros, uno de los cuales narraba su lucha por llevar al cine “Espartaco / Spartacus”, con guión del hasta entonces silenciado miembro de la “lista negra” Dalton Trumbo, publicado en 2012.
En “El hijo del trapero”, Kirk Douglas desvelaba una afición que su hijo parece que al menos en una parte de su vida heredó: la infidelidad compulsiva. Los más de sesenta años de matrimonio con su segunda esposa, Anne (con la primera, Diana, estuvo menos de siete años), estuvieron cuajados de aventuras, y muchas de sus compañeras ante la cámara, lo fueron también en la cama, como Rita Hayworth, Joan Crawford, Marlene Dietrich o Marilyn Monroe.
Convertido en probablemente el más longevo de los astros del Hollywood clásico, Kirk Douglas celebró su cumpleaños número 100, el 9 de diciembre de 2016, justificando su apego a la vida en base al amor: “Fui tan afortunado de haber encontrado mi alma gemela hace 63 años”, escribió en Closer Weekly, refiriéndose a su segunda esposa, Anne, quien lo sobrevive. “Creo que ha sido nuestro maravilloso matrimonio, las horas doradas de nuestras charlas nocturnas, las que me hicieron sobrevivir a tantas cosas”, añadía. Para esa conmemoración, su hijo Michael y su nuera Catherine Zeta-Jones organizaron una fiesta con 200 invitados en su villa de Beverly Hills.
“Dar y hacer beneficencia es un acto egoísta porque me hace sentir bien”, aseguraba. A esta actividad benéfica, de la que se han beneficiado sobre todo centros médicos, ha dedicado buena parte de sus últimos años de vida, desde que se despidió de la actuación en 2008 con la TV-Movie “Los asesinatos del Empire State / Meurtres à l’Empire State Building”.