Por Hugo Lara Chávez

Este viernes falleció el estimable actor británico John Hurt, a los 77 años, víctima de cáncer de páncreas. Las generaciones más jóvenes lo tendrán presente por sus personajes en “Hellboy” (Guillermo Del Toro, 2004), como el inolvidable Ollivander em “Harry Potter y las reliquias de la muerte” (David Yates, 2011) o la imprescindible cinta de espías “El topo” (“Tinker Tailor Soldier Spy”, Tomas Alfredson, 2011). Pero hay que remontarse al siglo XX para poder dimensionar correctamente su aportación al séptimo arte.

Hurt ha dejado tras de sí una filmografía más que respetable, que comenzó en los años sesenta y que lo llevó a acumular roles memorables como “El estrangulador de Rillington Place” (Richard Fleischer, 1971), “El expreso de medianoche” (Alan Parker, 1978), “Alien, el octavo pasajero” (Ridley Scott, 1979) y “El hombre elefante” (1980).

Precisamente esta última película, dirigida por David Lynch, fue una de las que más me impresionaron cuando siendo niño la fui a ver al Cine Pedro Armendáriz, en Río Churubusco, donde hoy se encuentra el Centro Nacional de las Artes. Las imágenes en blanco y negro, la actuación de Hurt como John MerricK  y la insólita trama basada en un hecho real me pareció en aquel entonces sobrecogedora, con una asombrosa mezcla de terror y ternura que no había visto antes, donde lo más escalofriante no provenía de las deformaciones físicas del personaje, sino de las canalladas de la que era víctima por parte de la “gente normal”.

Hurt también fue protagonista de una película que ha cobrado hoy mucha vigencia, “1984”, dirigida por Michael Radford y basada en la célebre novela de George Orwell, publicada en 1949, en la inmediata posguerra. La novela propone una historia situada en un futuro distópico, asolado por una guerra interminable y donde los ciudadanos viven bajo el dominio de un régimen autoritario, encarnado por su líder, el Gran Hermano. Esta semana, el libro alcanzó el primer puesto de ventas en Amazon en Estados Unidos, como consecuencia de una reacción de miles de estadounidenses de entender el enloquecido arribo al poder de Donald Trump.

Una pequeña disgresión al respecto. No sólo la aberrante figura de Trump ha hecho tejer conexiones entre éste y el mundo apocalíptico que describe Orwell, sino que también lo han inspirado sus colaboradores cercanos. La novela dio origen a expresiones como “Gran Hermano” o “doblepensar”, la descripción de un estado de vigilancia autoritario. Y gran parte del libro, en particular el lenguaje ficticio contra el pensamiento —la neolengua—, hacen eco en la forma en que Trump y su gente intenta convertir una mentira como una verdad, bajo la retórica de lo que han llamado “hechos alternativos”, al más puro estilo fascista.  Ya son numerosos los ejemplos de sus falsedades, lo que ha enfrentado a Trump una y otra vez con la prensa de su país (y no cualquier medio, sino entidades como CNN, The New York Times o The Washington Post) hasta el grado de llamar a los periodistas “la gente más deshonesta del mundo”.

En la película, John Hurt interpreta a un burócrata del régimen que disimula su disidencia, mientras escribe en secreto sus ideas subversivas, breves notas como “la libertad es la libertad de decir que dos y dos son cuatro”. Sin embargo, el romance furtivo con una joven lo  hace caer en manos de los torturadores del sistema, “la policía del pensamiento”, quienes le dictan que “sólo una mente disciplinada puede ver la realidad” pues “dos y dos a veces son cuatro, y a veces son cinco, a veces son todo eso…”

Hurt, con su figura enjuta y su rostro de caballo, perteneció a una generación de grandes actores y actrices británicos, muchos de ellos convertidos en caballeros: Anthony Hopkins, Helen Mirren, Michael Caine, Michael Gambon, Judi Dench, Albert Finney, Ian McKellen, Ben Kingsley. Tristemente John Hurt ha dejado este mundo que ayudó a ser mejor con aquellas actuaciones llenas de verdad y humanismo, valores hoy amenazados por Trump y su gente pero que debemos proteger a toda costa. Descanse en paz.

Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.