Por Hugo Lara Chávez
Desde Cannes
La directora francesa Celine Sciamma ha sido muy celebrada por la crítica debido a sus dos filmes anteriores centrados en el mundo de los adolescentes, “Water Lilies” (2007) y Tomboy (2011). Con estas credenciales, su tercera película “Bande de filles“ (que se traduciría como “Banda de chicas”) fue la encargada de abrir este año La Quincena de Realizadores, una sección paralela del Festival de Cannes. Se trata de un filme intenso y poderoso acerca de una adolescente negra que vive en los suburbios de París y que experimenta una transformación radical cuando se enrola en una pandilla de chicas rudas.
El filme se aproxima a un tema de mucha vigencia en países europeos como Francia, donde hay una gran diversidad racial y social sobre todo en las grandes ciudades, que más allá del cosmopolitismo que inspiran las postales turísticas, tienen graves problemas de segregación, marginación y violencia callejera. Hay varios filmes significativos que han tocado estos ambientes y temáticas, como “La Haine” de Mathieu Kassovitz, o “Un profeta” (2009) de Jacques Audiard. Lo interesante de “Bande de filles“ es que adopta el punto de vista femenino, en el paisaje sórdido de los vecindarios y multifamiliares pobres a las afueras de la glamurosa Ciudad Luz.
La película, con un guión redondo de la misma realizadora, narra la transformación de la Marieme (Karidja Toure), una chica apocada de 16 años que se enfrenta a la exclusión escolar por su mal rendimiento, además del sofocante entorno familiar, con una madre casi ausente, dos pequeñas hermanas y un hermano medio vago. También el ambiente del barrio es opresivo, con violencia de género por todos lados. Su triste horizonte cambia cuando se involucra con tres chicas pandilleras, negras como ella, que son lideradas por la orgullosa Lady (Assa Sylla). Aprende pronto los códigos de estas nuevas amigas rebeldes: cambia su forma de vestir, adopta el sobre nombre de Vic, se libera de sus prejuicios y encuentra un lugar donde descubre que puede provocar miedo y respeto. Y también satisface el amor y el deseo sexual, con un chico del vecindario.
“Bande de filles“ es un filme que escudriña en la rebeldía como un mecanismo de defensa y sobre todo como una oportunidad para descubrirse a uno mismo, sin juzgarlo moralmente. No se trata de un personaje que se corrompa, a pesar de ciertos actos vandálicos, sino todo lo contrario: Marieme puede florecer gracias a que encuentra su identidad, en un mundo dominado —para bien o para mal— por la lógica darwiniana donde sólo sobreviven los más fuertes.
Es destacable también el estilo que adopta la realizadora, que logra con ritmo ágil capturar la auténtica atmósfera de los barrios parisinos: su vocabulario, sus graffitis, los iconos que las representan, su música (el tema “Diamonds” de Rihanna marca a las protagonistas) y hasta sus peleas callejeras o los pleitos a gritos entre dos tribus de chicas (son memorables las escenas del metro y la pelea a golpes entre la protagonista y otra chica, a la que arranca el sostén). Ello se debe en primer lugar a su grupo de actrices novatas, con una sorprendente actuación de Toure que ha fascinado a la prensa, así como las otras panteras negras: Assa Sylla, Lindsay Karamoh y Marietou Toure, todas ellas guapas, simpáticas y orgullosas. También es notable en la construcción de los ambientes la aportación de la fotógrafa Crystel Fournier y el diseño de producción de Thomas Grezaud.
Directora: Celine Sciamma. Guión: Celine Sciamma. Productor: Benedicte Couvreur. Fotografía: Crystel Fournier. Diseño de producción: Thomas Grezaud. Vestuario: Celine Sciamma. Editor: Julien Lacheray. Reparto: Karidja Toure, Assa Sylla, Lindsay Karamoh, Marietou Toure, Idrissa Diabate, Simina Soumare, Cyril Mendy, Djibril Gueye. Compañías productoras: Hold Up Films, Lilies Films, Arte France Cinema. 112 minutes.