Desde Cannes 2021 (en exclusiva)
Por Jean-Pierre Garcia
Mencionamos en CorreCamara las carretadas de aplausos que se pudieron escuchar en la Sala Debussy del Palais du Festival cuando se acabó la proyección de “La Civil”. Fue tremendo el reconocimiento, en especial para Arcelia Ramírez y su magnifica actuación. A pesar de los pocos mexicanos que pudieron viajar a Cannes por causa de la pandemia, “Noches de Fuego” consiguió un merecido triunfo. El festival ya andaba hacia su final, mientras que el público y la prensa ya tenían una buena idea de la calidad de los trabajos cinematográficos que propuso este año Thierry Frémaux, el secretario general del certamen. Los aplausos no paraban y muchos como yo tuvimos que detenernos llegado cierto punto, pues había otras películas que ver rápido o citas que cumplir.
Conocimos a Tatiana Hueso como una excelente directora de cine documental, con talento y mirada aguda en “El lugar más pequeño” (2011) y en especial en “Tempestad” (2016). Para entrar en el mundo de la ficción Tatiana decidió adaptar libremente la novela “Prayers for the Stolen” (“Ladydi” : título en España) de Jennifer Clement.
En “Noche de fuego”, presentada en la Selección oficial Un Cierta Mirada, la trama se sitúa en un poblado de México, asolado por el narcotráfico y la violencia contra las mujeres. Como lo precisa Tatiana, se trata de un «poblado en que los niños viven en contraste con el mundo mágico y entrañable de la infancia». Se habla de estas niñas como «las niñas de la montaña». Tres niñas, tres amigas convierten las casas abandonadas por los desplazados en su terreno de juego. Se visten de mujeres lejos de las miradas ajenas y encuentran refugio en escondites (bajo tierra).
Sus madres las entrenan para huir de la muerte y para escapar de aquellos que las convertirían en esclavas. En este pueblito es peligroso crecer siendo mujer. Ana es una de estas tres niñas, su madre le ordena cortarse los cabellos y vestir como niño. También ha hecho un hueco donde la niñita se esconde cuando llegan los narcos o los militares, pues temen tanto de unos como de otros. Hemos visto una situación de este tipo en «La Civil» de Teodora Ana Mihai. Escondida así, Ana tendrá más posibilidad de escapar al peligro, al menos en teoría.
A pesar de todo, poner en escena este ambiente violento no es el propósito de la directora. Pues como lo precisa el productor Nicolás Celis, “’Noche de fuego’” no es un filme de narcos, ni de glorificación de la violencia. Tatiana aborda temas que son difíciles en este país, pero desde una forma tan esperanzadora, tan humana, tan empática, que creo que eso es muy importante”.
“Noche de fuego” nos llega a través de la mirada de tres niñas (Ana y sus amigas) y de las tres, adolescentes. Esta diferencia de temporalidad permite el viaje del universo mágico de la niñez a la dura realidad de ser adolescentes.
Y de hecho “Noche de Fuego” no insiste en la violencia sino en la personalidad de la joven Ana. Una joven rebelde a su vez, alguien para quien jugar como niña con sus amigas es tan importante que sobrevivir, una persona muy inteligente y que quiere poder decidir su futuro. En la escuela se valora mucho (gracias a un maestro) su sentido de la dignidad, de su fuerza como niña nacida en un universo rodeado por montañas. De tal suerte, Ana toma consciencia de su feminidad como de su cuerpo de mujer en desarrollo. Ana tiene una idea de lo que pudiera ser su futuro, algo mejor que dará sentido a sus planes. Quiere ir más allá de la sobrevivencia, no se contenta de ir por los mismos caminos que los de su madre. Desea salir del pueblo y de la especie de trampa que ofrece a los campesinos como futuro.
Este aspecto de la película se apoya mucho en imágenes metafóricas ligadas a la relación con la naturaleza del mundo campesino, tanto adultos como niños. El tono mágico de estos montes se manifiesta tanto en las luces del amanecer como de los atardeceres. La luz, escogida por Tatiana Huezo, permite acompañar a Ana y a sus compañeras, en términos de emociones. Los sonidos de la montaña parecen aves que vuelan y dan serenidad al paisaje, incluso cuando los tiroteos matan a toda emoción que no sean las del miedo y la zozobra.
Pasar del documental y sus equipos ligeros (algo como quince personas) a los equipos de la ficción (entre cincuenta personas y más) es el desafío clásico para cualquier director. Es como entrar en un país desconocido, con sus reglas propias, sus usos, su organización específica. Tatian Huezo nos explica esta situación en una muy interesante entrevista publicada por El País (España) :
«El primer día que llegué al set, estaba todo perfectamente montado. Filmamos una escena en la que la protagonista estaba sentada frente a una mesa llena de objetos. Recuerdo mirar el cuadro en mi monitor, algo no funcionaba. Me levanté y fui a cambiar radicalmente la disposición de los objetos. Alguien me dijo “¡No, no! Por favor, no toques las cosas, eso solo puede hacerlo la utilera…”. Me asusté un poco, era como que estaba tocando algo sagrado. Por supuesto, la encargada vino y puso las cosas como yo le pedí.
“Tuve que adaptarme al aparato de la ficción, pero este aparato también tuvo que adaptarse a mí, a mi inquietud y necesidad de cambiar las cosas de lugar, a mi forma intuitiva de montar las escenas y de improvisar en muchas ocasiones.
“El set fue teniendo cada vez menos gente y, lo que ahí sucedía, para mí era un ritual, en donde el silencio y la concentración fueron los valores más preciados. Por otro lado, las niñas necesitaban hacer suyo ese espacio para existir plenamente y, una semana antes de comenzar a rodar, hicieron suyo cada lugar, los objetos, las camas, los muebles, sus juguetes. También era importante que la cámara se adaptara a los personajes y no al revés. (…)”
Reconocimiento en Cannes
Dirigido por la guionista y directora Andrea Arnold, el Jurado de la sección Un Certain Regard, estuvo compuesto de Mounia Meddour (directora, Argelia), de Elsa Zylberstein (Actriz, Francia), del director argentino Daniel Burman y del director y actor estadunidense Michael Covino.
Andrea Arnold, antes de anunciar las decisiones del jurado, declaró: «Como jurado, quedamos apasionados por la fuerza, la calidad y el valor de todas las películas que vimos. La belleza de los trabajos solo podía competir con la audacia del tema»
El jurado de Un certain regard otorgó una mención especial a “Noche de Fuego”.