Por Hugo Lara Chávez
Dentro de lo que se ha constituido casi como un género, “el cine dentro del cine”, la fabulosa película de Michel Hazanavicius, “El artista”, ha venido a ocupar de inmediato un lugar principal, como también lo ha hecho, en este mismo año otra que proviene de la misma semilla: “La invención de Hugo”, de Martín Scorsese. Ambas tratan del universo cinematográfico, cada una a su manera, con atributos y méritos propios, los cuales en los dos casos son sobresalientes.
El filme del francés Hazanavicius, quien también firma el guión, está situada en Hollywood a finales de los años veinte del siglo pasado. Trata sobre George Valentin (Jean Dujardin), una estrella del cine mudo, del corte de John Barrymore o Valentino, que en la cúspide de su carrera conoce a Peppy Miller (Bérénice Bejo ), una admiradora con quien hace migas. Entonces sobreviene la transición del cine silente al sonoro y Valentin no logra adapatarse al cambio, mientras ella comienza su ascenso como actriz hasta lo más alto.
“El artista” pertenece a esta corriente que algunos llaman “retrocine”, es decir, el homenaje a los códigos primigenios del cine, el de la época muda y/o el de la “Edad dorada” de Hollywood. “El artista” es un filme sofisticado pero accesible para cualquier público, pues echa mano de los recursos del cine mudo: filmada en blanco y negro, con actuaciones grandilocuentes y prácticamente sin diálogos, con intertítulos, aunque musicalizado de principio a fin. El ambiente, los decorados y la dirección de arte son exquisitos, así como la música y la edición. Por todo eso es uno de los filmes más llamativos del momento, uno de los más fuertes para imponerse en la próxima entrega de los Oscar.
Narrativamente, “El artista” es un relato sencillo, sin demasiados recovecos, pero que funciona con eficacia, a partir del cruce de dos personajes que tienen empatía y cuyos destinos se entrecruzan en espiral, aunque van en direcciones contrarias. Es una historia sentimental, que apela a la siempre funcional fórmula boy-met-girl, pero que alcanza puntos de gran cine gracias a los estupendos detalles y personajes secundarios, como el perrito actor, el mayordomo fiel (James Cromwell) o el productor avaricioso (John Goodman). Además, el realizador y sus colaboradores emplean con inteligencia recursos como el de los sonidos incidentales: hay algunas escenas de antología, de poesía cinematográfica, como el momento en que el personaje es aturdido por los ruidos de alrededor pero es incapaz de escuchar su propia voz.
Como referencias adicionales, en este casi género de “el cine dentro del cine”, “El artista” tiene vasos comunicantes con filmes notables como los imprescindibles “Sunset Boulevard” (1950) de Billy Wilder o “La rosa púrpura de El Cairo” (1985) de Woody Allen, así como otras que valdría la pena recuperar: “The Comic” (Carl Reiner, 1969) y “My Favorite Year” (Richard Benjamin, 1982), ambas centradas en la historia de dos actores en decadencia, la primera interpretada por Dick Van Dyke y la otra por Peter O’Tool.
El artista (The Artist, 2011)
Dirección y guión: Michel Hazanavicius. Diseño de producción: Laurence Bennett. Efectos especiales: Chris Cline, David Waine. Efectos visuales: Amandine Moulinet, Jerome Auliac, Philippe Aubry, Seif Boutella. Fotografía: Guillaume Schiffman. Maquillaje: Angie Wells, Clarisse Domine, Cydney Cornell. Montaje: Anne-Sophie Bion. Música: Ludovic BourceReparto: Jean Dujardin, Bérénice Bejo and John Goodman, Malcolm McDowell, Missi Pyle, Penelope Ann Miller. País: Francia.
CHECA EL TRAILER:
The Artist Trailer 2011 HD – YouTube
Publicidad de la película en el metro de París