Cinecrítica FICM: “Táu”, otro viaje introspectivo por Wirikuta
Por Hugo Lara Chávez
“Táu”,
la ópera prima de Daniel Castro Zimbrón, fue presentada este domingo
dentro del programa de la Sección Oficial de Largometraje Mexicano del
Festival de Morelia. Basada en un guión del propio director y de Marcos
Castro, es una producción de Pablo Zimbrón, Sergio Autrey y la
compañía.Varios Lobos Producciones.
“Táu” (que significa Sol en
huichol) es la historia de Gustavo (Brontis Jodorowsky), un hombre que
viaja al desierto para exorcizar su dolor, tras la muerte de su mujer.
El hombre se instala en medio de la nada, en su tienda de campaña,
dentro de una aparente misión científica para estudiar insectos, pero en
realidad para internarse en un viaje introspectivo en la soledad,
servido de un garrafón de agua y una buena dotación de tequila.
El
paisaje del desierto, con su quietud amenazante, se convierte en un
escenario donde se funde realidad con las alucinaciones, a través de
símbolos como el de la serpiente devorándose a sí mismo y, en especial,
de la aparición de Ana (Mariana González) su pareja muerta.
El
personaje queda a merced de la naturaleza, totalmente desprotegido, pero
recibe el auxilio de un chamán huichol, que le permite experimentar con
el peyote y sus efectos espirituales, en la tradición sagrada de la
región de Wirikuta.
La película de Castro Zimbrón está marcada
por un ritmo lento, contemplativo, apoyada también por los planos largos
del fotógrafo Diego García. Algunos eventos rompen la monotonía de la
trama, como la aparición de las bolas de fuego, que los lugareños llaman
“brujas”. O bien las escenas oníricas, los momentos en que el
personaje, extraviado ya en sí mismo, es capaz de verse a la distancia,
como un dejà vu. Así, el desierto se convierte en una metáfora de la
soledad del personaje, perdido en su dolor y luto.
El hecho de
que también la mayor parte del relato esté cifrado en el trabajo de un
solo actor, Brontis Jodorowsky (hijo del legendario Alejandro
Jodorowsky), la vuelve también parte de este grupo de películas
mexicanas de años recientes que apuestas por el minimalismo a ultranza, marcadas por las obras de Carlos Reygadas, Nicolás Pereda y otros más .
“Táu”
es también un filme que busca reafirmar la importancia de cuidar y
preservar la región huichioa de Wirikuta, amenazada por los intereses de
compañías mineras que buscan explotar esa sagrada región de os
indígenas del norte de México, célebres por su rito del peyote.
En
suma, “Táu” es una película con momentos interesantes, que busca
despertar una reflexión valiosa, bienintencionada, pero mediana en
términos cinematográficos, sin suficiente audacia, muy previsible y, por
tanto, poco atractiva para un amplio auditorio.