Por Perla Schwartz      

Fue Alejandro González Iñarritu quien volvió a revitalizar en el cine mexicano, la llamada película coral con “Amores perros”  (2000), un filme que entreteje varias historias que se entrecruzan en un momento dado. Este mismo género es retomado por Alejandro Gerber (“Peatonal”; “Morada”), en  “Vaho” (2009), su ópera prima.   

Se trata de un modelo para ser armado por un espectador que debe seguir muy atento el desarrollo del filme, para no perderse en la mar de historias que se manejan, mismas que están enmarcadas en un contradictorio entorno socio-político.   

El cineasta egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica, ofrece una película que se inscribe en la categoría de cine de autor, es un trabajo que transmite una visión muy personal de la realidad, de hecho él mismo es el autor del guión. Los personajes centrales son 3 adolescentes (interpretados por actores no conocidos), que cuando niños son testigos de un cruento linchamiento que les dejará una huella indeleble en sus vidas.   

Y el trasfondo es el desarrollo de la Pasión en Iztapalapa, el barrio de donde son originarios, un microcosmos muy especial del Distrito Federal, una especie de submundo de la macro polis.    

Un paisaje desolador, con problemas de agua, carestía e incomunicación es el marco para el desarrollo de una trama que es retrato fiel de las contradicciones que prevalecen en la condición humana. “Vaho” el título de la película significa vapor, algo que aunque desvanece deja huella.   

En su relato, Gerber,  recorre a varias elipsis temporales, muy al estilo de las novelas del Boom Latinoamericano. Andrés, José y Felipe son un trío de amigos adolescentes que se ven en la necesidad de tomar decisiones muy importantes en sus vidas, pero ello no será nada fácil.   

Viven en un entorno hostil, un ambiente opresivo, que a momentos los asfixia. Realizan pequeños cambios que son casi imperceptibles, el caos exterior provoca que sus brújulas existenciales se encuentren desorbitadas.   

“Vaho” en su primera mitad tiene grandes logros narrativos y cinematográficos. La película inicia con un breve prólogo filmado en el Vaso de Texcoco que muestra donde se ubicaba un lago ya desaparecido y la inmensidad del desierto.  

Alberto Anaya ofrece una fotografía de gran calidad que sabe trazar esas atmósferas de desasosiego que viven los habitantes de Iztapalapa. Este filme que recibió una mención especial por parte del Jurado del 7º Festival Internacional de Cine de Morelia es una bocanada de aire fresco en el actual panorama del cine mexicano.   

A pesar de ser ambigua y tener saltos narrativos, “Vaho” es un retazo de realidad de la por siempre inabarcable Ciudad de México. 

“Vaho” (México, 2009)

Dirección y guión: Alejandro Gerber. Fotografía: Alberto Anaya. Música: Rodrigo Garibay y Matías Barberis. Intérpretes: Francisco Godínez, Aldo Estuardo, Roberto Mares, Joel Figueroa, Marta Aura. Duración: 115 minutos.

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