Por Hugo Lara
Chávez

En
el templo de los paganos, el cine ha canonizado a los antihéroes, tipos
imperfectos, un poco canallas, un poco cínicos, un poco inmorales, pero que son
capaces de obrar con determinación y en un momento dado con gran nobleza,  respondiendo a un código de honor
anticonvencional y ambiguo.

El
antihéroe debe su origen, primero, a la tragedia clásica, en la que se narra la
jornada de un personaje que es sacrificado por sus propias culpas. 

Sin embargo,
el antihéroe moderno está asociado más claramente a la novela hard-boiled, la
novela negra norteamericana, y más tarde al film noir, como bautizaron los
franceses al cine norteamericano de los años cuarentas inspirada en esa
literatura y que relata sucesos policiacos, en medio de un ambiente sórdido y
corrupto. También el cine de gangsters está poblado de estas anómalas
criaturas, entrañables y repugnantes a la vez, tiernas y crueles; serenas y
atormentadas; generosas y violentas.

El
cine ha hecho de ellos personajes muy complejos y ahí radica lo fascinante que
resultan, más que los héroes típicos, incorruptibles y hermosos pero
aburridamente planos, de una sola pieza. Los antihéroes son personajes a
quienes les corre sangre por las venas, que podemos sorprender en intensos
debates internos, que se confrontan a graves conflictos y que, ante un hecho
que los conmueve, experimentan una epifanía que los transforma antes los ojos
de todos.

He
aquí nuestra selección de los más memorables. 

Charles Foster Kane (Orson Welles) – Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941)

En buena medida, Kane tiene mucho de la personalidad del enorme Orson Welles: su gesto socarrón, su mirada maliciosa, su soberbia, su aire de autosuficiencia y su inteligencia. Desde luego que Welles, como actor, guionista y director de esta obra cumbre del cine, sabía cuál era el desafío de dar vida a un ser tan complejo como Kane, un hombre obsesionado con el poder y la riqueza, pero que al final de su pródiga vida sólo alcanza a recordar el objeto más valioso de su existencia, el misterioso Rosebud, su trineo de la infancia, símbolo de la felicidad y de la inocencia que perdió por siempre.

Su frase: Sabe, Mr. Bernstein, si no hubiera sido muy rico, tal vez hubiera sido un gran hombre.        

Rick Blaine (Humprhey Bogart) – Casablanca (1942)     

Rick Blaine es un hombre misterioso y lacónico. No se sabe con certeza porqué huyó de Nueva York, sea porque se robó las limosnas de la Iglesia, porque se fugó con la esposa de un senador o porque mató a un hombre, aunque tal vez, como él lo dice, fue una combinación de las tres cosas. A pesar de que parece que todo lo hace por dinero, este sujeto resulta ser un romántico con coraza de cínico, que el destino ha llevado del París ocupado por los nazis a la Casablanca caótica y llena de refugiados, donde se ha vuelto un hombre próspero. Rick es el antihéroe por antonomasia.     

Su frase: De todos los tugurios, de todas las ciudades, en todo el mundo, ella tenía que llegar al mío.        

Joe Gillis (William Holden) – El ocaso de una estrella (Sunset Blvd., 1950)     

Los acreedores persiguen a Joe Gillis, fracasado guionista de cine, y en su escapada llega por accidente a la decadente mansión de una vieja estrella del cine mudo, venida a menos y olvidada por todos, Norman Desmond, es decir la enorme Gloria Swanson en ese papel espectral. Como ninguna otra ciudad en el mundo, Los Angeles se consagró como el escenario favorito del cine negro y William Holden alcanzó el estatus de mito cinematográfico con esta cinta. El director Billy Wilder puso su genial talento al servicio de un relato inquietante y fascinante, cuyo protagonista le da forma a un héroe trágico, sensible e inteligente, pero incapaz de sobreponerse al destino que lo ha marcado.     

Su frase: El pobre iluso siempre quiso una alberca. Bueno, al final, él mismo consiguió su alberca.        

Terry Malloy (Marlon Brando) – Nido de ratas (On the Waterfornt, 1954)     

Terry Malloy es un ex boxeador que pudo haber llegado muy lejos, pero no lo hizo. En cambio, sobrevive como golpeador sirviendo a su hermano mayor y al jefe de éste, el mandamás de la mafia de los muelles de Manhattan, que decide la suerte de los miserables estibadores. En este opresivo entorno, Terry experimenta la revelación del amor y así es como se cuestiona el sentido de su vida y se confronta a su poderoso hermano. En esta obra maestra de Elia Kazan puede verse también el alumbramiento de la leyenda Marlon Brando, figura solar del cine. Y su personaje, Terry Malloy, representa una de las cúspides de la poética del antihéroe, de fuerte carga melancólica.     

Su frase: No comprendes. Pude haber tenido clase. Pude haber sido un contendiente. Pude haber sido alguien, en lugar del vago que soy, enfrentémoslo. Fuiste tú, Charlie.        

Michel Poiccard (Jean-Paul Belmondo) – Sin aliento (À bout de souffle, 1960)     

El mundo no volvió a ser el mismo después de Michel Poiccard, golfo parisino, oportunista y enamorado. En su desquiciado trayecto a ninguna parte, este nihilista desenfrenado desvía su camino al cruce de una bella estudiante extranjera, estadounidense para más señas. Un crimen azaroso, algo de sangre que mancha la pantalla y muchísimo erotismo definen al personaje del cine moderno, establecido en esta película fundamental de Jean-Luc Godard, que vive bajo dos principios simples: vivir al límite y perseguir la pasión por sobre todas las cosas.     

Su frase: ¡No uses los frenos. Los autos están hechos para ir adelante, no para detenerse!        

Arthur Seaton (Albert Finney) – Sábado en la noche, domingo en la mañana (Saturday night and sunday morning, 1960)     

El joven obrero Arthur Seaton, que encarna Albert Finney, parece muy alejado de lo que cualquier muchacho deseara ser, y sin embargo, el crudo retrato del director Karel Reisz que hace de este personaje, ofrece un relieve notable sobre la ociosa cotidianidad de alguien tan común y a la vez tan fascinante como cualquier persona del mundo con una vida simple y terrenal. Este héroe vulgar y rudo del mundo proletario no ofrece ningún espectáculo glamoroso, ni grandes hazañas ni sobresalientes metas, pero su existencia brinda con asombroso detalle las aspiraciones mundanas de un obrero británico.     

Su frase: Para eso son todas esas tontas leyes, para ser rotas por tipos como nosotros     

Bonnie Parker (Faye Dunaway) y Clyde Barrow (Warren Beatty) – Bonnie and Clyde (1967)     

Bonnie y Clyde son una pareja de asaltabancos de gran celebridad cuyas hazañas describen de forma ejemplar una historia de amor loco, descarriado, llevado a sus últimas consecuencias a lo largo de un recorrido de violencia y pasión que protagonizan dos jóvenes durante la era de la depresión, en cuya época no hay peor delito que ser pobre. Aunque se trata de una visión romántica de la carrera criminal de estos dos amantes, puede hallarse en esta cinta dirgida por Arthur Penn, el paradigma de otras películas que toman el mismo modelo para  llevarlo a sus límites, desde el cine de acción de los setentas hasta ciertos relatos de Quentin Tarantino.     

Su frase: He aquí Miss Bonnie Parker. Y yo soy Clyde Barrow. Somos asaltabancos.           

Enrico Salvatore ‘Ratso’ Rizzo (Dustin Hoffman) – Perdidos en la noche (Midnight Cowboy, 1969)     

Un iluso vaquero se establece en Nueva York con la idea de hacer fortuna como gigoló de mujeres ricas, pero su aventura resulta un fiasco, a pesar de que se sirve de la dudosa ayuda de Rizzo, un oportunista vagabundo que pretende manejar su carrera. En medio de la miseria urbana, surge entre los dos patéticos hombres una entrañable amistad, que se afianza conforme se deteriora la salud de Rizzo. Hacia los años setentas, la figura del perdedor alcanzó con esta cinta unos de sus momentos climáticos, fortalecida por la contundente actuación de los dos actores protagonistas, Hoffman y Jon Voight, dirigidos con genial solvencia por John Schlesinger.     

Su frase: Disculpa mi vulgaridad.     

Alexander ‘Alex’ de Large (Malcolm McDowell) – Naranja mecánica (A Clockwork Orange, 1971)     

McDowell muestra en este filme del jefe Stanley Kubrick su descarado rostro de niño malcriado, gandalla y buscapleitos. Así anda por la vida su personaje de Naranja Mecánica, un joven que junto a su pandilla depravada, viola mujeres, apalea ancianos, atraca y comete todos los abusos que sean posibles hasta que, en la escalada de violencia, se vuelve su propia víctima. Y en ese giro de tuerca, el irreprimible pandillero es rehabilitado y transformado en un cordero inofensivo. De Large surge como el arquetipo del hombre del fin del milenio, una criatura amoral e instintiva cuyo destino es la autodestrucción.     

Su frase: Ha sido una tarde maravillosa y lo que necesito ahora, para darle un final perfecto, es un poco de Ludwig Van.     

Harry Callahan (Clint Eastwood) – Harry el Sucio (Dirty Harry, 1971)     

Harry el sucio es un fascista, un policía que aplica con mano dura la ley y que puede pisotearla cuantas veces sea necesario para atrapar a los criminales que la han violado. Si de delincuentes se trata, Callahan se pasa por el arco del triunfo los derechos humanos.  Callahan es el padre de todos los policías duros, cuyo modelo será replicado en los años siguientes, aunque tal vez sus émulos más célebres sean los personajes de Mel Gibson y Bruce Willis en las sagas de Arma Mortal y Duro de matar, respectivamente. En esta película de Don Siegel, Eastwood logró transitar con éxito del western al policiaco y llevar consigo algunos de los rasgos que lo han acompañado en toda su filmografía.     

Su frase: Sé lo que estás pensando. “¿Disparó seis tiros o sólo cinco?” Bien, a decir verdad, con todo este ajetreo yo mismo perdí la cuenta. Pero considerando que se trata de una Magnum calibre .44, la pistola más poderosa del mundo, que haría volar tu cabeza por los aires, deberías preguntarte sólo algo: “¿Me siento con suerte?”     

Vito Corleone (Marlon Brando) – El Padrino (The Godfather, 1972)     

Todo lo que hace es por el bien de la familia, hasta matar. Vito Corleone representa una de las cimas del antihéroe, es el patriarca que cuida y protege a los suyos; el padrino que brinda dádivas con generosidad;  astuto y paternal, su poder, sin embargo, se basa en su determinación para actuar con violencia cuando la ocasión lo amerita. Su vástago, Michael (Al Pacino), es el heredero de su inteligencia y su temperamento.     

Su frase: ¿Usted pasa tiempo con su familia? Bien. Porque un hombre que no pasa tiempo con su familia no puede ser nunca un verdadero hombre.     

Henri ‘Papillon’ Charriere (Steve McQueen) – Papillon (1973)     

Steve McQueen llegó a ser en los años sesentas una de las figuras del cine más admiradas. Papillon es uno de sus personajes memorables, un astuto delincuente que debe purgar una condena en la inclemente Isla del Diablo, más que prisión el mismísimo infierno donde los reclusos deben sobrevivir a trabajos pesados y tratos inhumanos, a menos que piensen en escapar, como se lo propone Papillon. Al lado de McQueen, Dustin Hoffman figura en el entrañable papel de un simpático defraudador.     

Su frase: ¡Esuchen, bastardos. Sigo aquí!        

Paul Kersey (Charles Bronson) – El vengador anónimo (Death Wish, 1974)     

Charles Bronson se consolidó como una de las máximas figuras del cine de acción a partir de esta película, en la que establece uno de los patrones más socorridos del género: la del ciudadano común que, junto a su familia, es víctima de la violencia criminal y que, ante la ineficiencia policial, decide hacer justicia por su propia mano. La premisa no admite ninguna clase de argumentación ética, aunque se quiere justificar moralmente la brutal venganza de un hombre que descarga su cólera contra los delincuentes que azotan las calles de la ciudad, bajo el juicio sumario de su propio criterio.     

Su frase: Bien ¿y que tal que los policías no puedan manejar esto, Jack?        

Continuará…






Cínicos y adorables canallas. Parte 2

Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.