Convencen Haneke y Vinterberg con intensos filmes en Cannes

Noticine.com-CorreCamara.com

Dos dramas sobre aspectos oscuros e incómodos de la naturaleza humana coincidieron este domingo en una aplaudida jornada del apartado competitivo del Festival de Cannes. El austriaco afincado en Francia Michael Haneke recupera para el cine al astro galo Jean Louis Trintignant en “Amour”, filme sobre las miserias de la senectud, mientras que el danés Thomas Vinterberg, viejo cómplice del teoricamente “non grato” Lars Von Trier, confronta a un buen hombre con una falsa acusación de abuso a una menor en “Jagten”.

Trintignant, que llevaba cerca de una década alejado del cine, dedicado al teatro sobre todo, es un viejo conocido de Cannes, desde que en 1966 debutara con una película que dio mucho que hablar, “Un hombre y una mujer”, de Claude Lelouch. Ahora, en su novena película seleccionada para el festival galo, interpreta a un anciano cuya esposa sufre un accidente vascular que acelera el lógico proceso de decadencia fruto de la vejez.

Y de nuevo, 46 años después, el ya octogenario actor viene a Cannes a hablar de amor, de la mano de un film que se titula precisamente así, “Amour”, con el que Michael Haneke espera repetir la Palma de Oro que obtuvo hace tres años con “La cinta blanca”, y en el que está acompañado por Emmanuelle Riva e Isabelle Huppert. La primera es en la ficción su esposa, ambos exprofesores de música, gente culta y sensible, acostumbrados a una feliz convivencia que se trunca cuando ella sufre un derrame cerebral.

Haneke, que acaba de cumplir 70 años, reflexiona sobre la degradación que la edad y sus males provocan en el ser humano, cómo cambia, transforma y hace irreconocibles a las personas. Lo hace huyendo de lo melodramático, con una mezcla de cruel realismo y de ternura, un sentimiento no muy habitual en sus películas, que suelen ser cortantes y más bien frías.

Haneke, que acaba de cumplir 70 años, reflexiona sobre la degradación que la edad y sus males provocan en el ser humano

“No escribo una película -ha dicho el cineasta austriaco afincado cinematográficamente en Francia- para demostrar algo. Si se llega a una cierta edad acabas forzosamente confrontado con el sufrimiento. No quiero mostrar nada más, no hay segundas intenciones. Y es por eso que rodé en un apartamento. No quería entrar en una habitación de hospital, algo que ya hemos visto repetidas veces. Definitivamente, estoy muy contento de haber hecho una película simple”.

Por su parte, el danés Thomas Vinterberg narra en “Jagten” (La caza) la historia de un maestro falsamente acusado por una niña de abusos, y las consecuencias que en un pequeña localidad tiene este suceso.

“Hicimos un gran trabajo de investigación antes de rodar la película. Nos inspiramos de varios casos de abusos sexuales aparecidos en la prensa. En un caso como este, incluso mintiendo, los niños son también víctimas porque sufren por tener que mentir a los adultos para satisfacerlos. En Dinamarca tenemos un proverbio que creo que es bastante universal: Solo los niños y los borrachos dicen siempre la verdad. No es cierto. Hay muchas puertas abiertas en la película. Dejamos decidir al espectador”.

Vinterberg, que se ha mostrado muy crítico con su país de origen, y su “autosuficiencia socialdemócrata”, añadía que la película “se desarrolla en el microcosmos de un pueblo en el que la información circula muy rapidamente, como un virus. Con internet, el mundo se está convirtiendo en un pueblecito en el que circulan libremente los rumores. Pero creo que lo más importante de la película es el amor entre los personajes. Intentan acercarse a pesar de los malentendidos”.

Este domingo, además, se proyectaron dos films argentinos: “Villegas”, de Gonzalo Tobal, fuera de concurso en apartado oficial, e “Infancia clandestina”, de Benjamín Ávila, coproducido por España.