Por Andrés Bayona
“A La Deriva” (Adrift. 2018) es una cinta que empieza poco prometedora, al introducir la historia en escenarios antes vistos: un drama, basado en una historia real, en el que una joven, ensangrentada y casi inconsciente, se despierta en medio de una catástrofe. Atrapada en un bote a punto de hundirse, la heroína de esta película busca la manera de escapar de la claustrofóbica situación, solo para darse cuenta de la agonizante travesía que le espera. Desesperada, grita por su prometido, quien estaba navegando con ella a mar abierto. Agua, solo agua a su alrededor.
A partir de ese momento, “A La Deriva” procede a saltar entre el pasado y el presente para explicarnos qué sucedió y cómo se conocieron sus protagonistas. Tami Oldham (Shailene Woodley) es una chica aventurera, quien llega a Tahiti sin grandes planes, más allá de surfear y trabajar en un muelle. Esto cambia cuando conoce a Richard (Sam Claflin), también aventurero y dueño de un bote, en el que viaja por todo el mundo. En poco tiempo Tami y Richard se enamoran y zarpan en busca de nuevos destinos por conocer.
En minutos, “A La Deriva” nos muestra a Richard diciéndole a Tami que la ama y que daría su vida por ella, mientras que instantes después, es ella quien está intentando salvarle la vida después del terrible accidente que sufrieron. Este es el ritmo que la película de Baltasar Kormákur nos presenta, contrastando los momentos de felicidad que atraviesan estos personajes con la pesadilla de estar atrapados en medio del océano sin botes, islas ni ayuda a la vista. A lo largo de la historia, estos contrastes se intensifican y la solución al problema se vuelve cada vez más dramática e imposible de resolver.
En algunos momentos, los “flashbacks” se vuelven repetitivos e innecesarios. Una vez “A La Deriva” nos muestra los momentos previos al accidente, lo que verdaderamente nos interesa es ver cómo Tami hará hasta lo imposible para sobrevivir. No logramos ver el accidente en sí hasta casi el final de la película, pero cuando vemos las escenas de la tormenta, Kormákur y su excelente director de fotografía, Robert Richardson, aumentan la tensión gracias a los increíbles efectos especiales y a la dirección.
A pesar de que “A La Deriva” le toma tiempo despegar, Kormákur es hábil en presentar personajes creíbles y profundos, al punto de que la audiencia logra identificarse y sentir por ellos. La química y la introducción de éstos es impecable, y la cinta logra su cometido, en especial, gracias a la actuación de Woodley. Ella logra un balance entre la joven aventurera y vulnerable, nos preocupamos por ella y queremos que sobreviva. Podría atreverme a decir que esta es su mejor interpretación, además de su reciente papel en “Big Little Lies”.
“A La Deriva” no tiene el impacto de otros clásicos como “Open Water”, “All Is Lost” o la increíblemente entretenida y sorprendente “The Shallows”, pero es una buena transición para que Woodley demuestre su versatilidad como actriz.
Foto: Sam Claflin Fans
Título original: Adrift. Duración: 96 minutos. Dirección: Baltasar Kormákur Guion: David Branson Smith, Aaron Kandell y Jordan Kandell. Basados en el libro de Tami Oldham Ashcraft. Música: Volker Bertelmann. Fotografía: Robert Richardson. Reparto: Shailene Woodley, Sam Claflin, Grace Palmer, Jeffrey Thomas, Elizabeth Hawthorne, Tami Ashcroft, Kael Damiamian.