Por Lola López
Hay temas en México que parecen prohibidos y que, por ende, provocan mucho morbo (o, en teoría, deberían hacerlo): criticar a la Virgen de Guadalupe, al presidente en turno y al Ejército Mexicano. De allí parte esta propuesta cinematográfica. “Heroico” (2022) es una película mexicana dirigida y escrita por David Zonana (“Mano de obra”, 2020), producida por Michel Franco, que dejó buenos resultados en taquilla.
Su premisa es atractiva porque promete contarnos el oscuro intríngulis que palpita en el Heroico Colegio Militar y, de paso, en el Ejército Mexicano. A pocas semanas de su estreno en cines, “Heroico” llegó a las plataformas, abriendo así una etapa de mayor visibilidad para el público.
La trama sigue el proceso de Luis (Santiago Sandoval), un joven de origen indígena que, más por obligación familiar que por convicción, se inscribe en el Colegio Militar y vive los sinsabores de esa experiencia, siendo testigo del maltrato que reciben los novatos o “potros”, como los llaman sus superiores. Gracias a su buena puntería, es reclutado por su sargento para participar en misiones clandestinas, fuera de la ley, que aparentemente están autorizadas por los jefes, aunque esto nunca queda claro. Si bien Luis se muestra incómodo, continúa obedeciendo por miedo, aunque poco a poco intenta rebelarse.
“Heroico” nos presenta un catálogo de vejaciones y humillaciones vividas por los cadetes de primer ingreso, sin duda brutales, pero no lo suficientemente memorables como para dejar un precedente que no se haya visto antes, comenzando por el referente del caso, “Cara de Guerra” (Full Metal Jacket, 1987), de Kubrick.
Lo mejor de la película es el trabajo de producción, realizado con solvencia gracias al entorno que ofrece el Centro Ceremonial Otomí, en el Estado de México, que logra satisfactoriamente la representación de una escuela militar, con vistas espectaculares a sus estructuras de piedra, rígidas y frías, como reflejo de la disciplina militar.
Sin embargo, “Heroico” como película, a nivel narrativo, resulta floja. El director parte de un guion que se siente poco trabajado, con personajes que apenas son un esbozo de lo que podrían haber sido con más desarrollo, quizá diseccionando la violencia que se vive en México, donde el Ejército es un actor protagonista. “Heróico” carece de profundidad y termina siendo muy superficial, a pesar de que hay buenas ideas, como la alusión al origen indígena del protagonista, lo que hubiera permitido explorar una realidad que rara vez se ve en el cine nacional.
Por otra parte, la dirección no aprovecha los momentos que deberían ser creativos. Bajo la idea de sostener a toda costa una dirección fría, los actores carecen de alma, que no transmiten emociones reales, a pesar de que se insertan escenas oníricas para intentar darles oxígeno, pero que terminan aumentando la inconexión final, cargada de pretensiones.
El estreno de “Heroico” se dio en el marco del bicentenario del Colegio Militar, fundado en 1823. Esto parece ser la razón que le da sentido al filme y cuyo resultado resulta más oportunista que oportuno.