Por Hugo Lara Chávez

Que llegue una película islandesa a las carteleras mexicanas es una cosa rarísima y ya por ese simple hecho vale la penar asomarse a verla, pero más aun cuando se trata de una estupenda como “Carneros”  (Hrútar, 2015), dirigida por Grímur Hákonarson y que viene precedida de premios en festivales importantes como  Cannes, donde ganó el premio de la sección Una Cierta Mirada.

En México se sabe muy poco de Islandia en general y mucho menos de su cine, pero cuenta con cierta tradición y algunos cineastas notables, aunque es cierto que no goza de la fama de otros países vikingos como Suecia o Dinamarca.

“Carneros” es la segunda película de Hákonarson (1977) y está situada en la campiña islandesa. Gummi (Sigurður Sigurjónsson) y Kiddi (Theodór Júlíusson) son dos hermanos sexagenarios y solitarios que se dedican a la crianza de ovejas, cada uno en su propia granja, una frente a la otra, aunque no se hablan desde hace cuarenta años. A raíz de una competencia de carneros en la que triunfa un semental de Kiddi, su hermano descubre que el animal es portador de “tembladera”, una enfermedad contagiosa y devastadora que provoca el sacrificio de todas las ovejas de la región. Para los dos hermanos aquello supone una tragedia, porque deben exterminar a los últimos descendientes de una estirpe de ovejas campeonas, cuyo valor sentimental es muy grande para ambos.

“Carneros” cabe dentro de la definición genérica de la comedia dramática, es decir, es un historia con sendos momentos de humor y de emotividad. El guión, obra del propio director, adopta el punto de vista de Gummi para hilar el desarrollo. Desde su perspectiva, se observa la desigual pugna contra su visceral y furioso hermano, más grande y más fuerte, aunque nunca sabemos el origen del conflicto. Gummi huye de los ataques sorpresivos con escopeta en medio de la noche y se esconde en un refugio de su casa. En esos actos, comprendemos que la hostilidad ha sido algo recurrente y casi una rutina. Con resignación, Gummi asume su posición de defensa, impedido de atacar por otras razones que tampoco sabremos pero se pueden intuir. Gummi es, a pesar de todo, un protector de su hermano, a quien ayuda sin que éste se dé cuenta y hace cosas por él como rescatarlo de la nieve con una pala mecánica para dejarlo a las puertas de un hospital, en una de las escenas más hermosas del filme.

En su planteamiento, “Carneros” podría ser una reformulación de la parábola bíblica de Caín y Abel, pero con un ambiente y ciertos giros de tuerca que le confieren otro sentido a la trama, ni maniquea ni aleccionadora. Por su tono, tiene proximidad con películas como la imprescindible “Whisky” (Juan Pablo Rebella, Pablo Stoll, 2004), la historia de dos hermanos uruguayos que llevan años distanciados y se ven forzados a reunirse.  “Carneros” tiene el mérito de construir una historia profundamente humana, sobre el resentimiento y la solidaridad, sobre la posibilidad de los reencuentros y la reconciliación.

En “Carneros” ocupa un papel principal el ambiente rural islandés y las condiciones climáticas. El director se apoya en la sólida fotografía de Sturla Brandth Grøvlen, que captura las atmósferas frías, los paisajes nublados, las noches heladas y nevadas, así como también los interiores de una comunidad de pastores que conviven con la modernidad, propia de un país europeo desarrollado.

En suma, “Carneros” es un filme divertido y enternecedor que se eleva sobre su aparente sencillez, sin artificios ni efectos especiales. Un filme como éste es un alivio contra el estruendo de tantas películas chatarra en los cines comerciales, poblados por superhéroes muy ruidosos pero completamente huecos. Se exhibe en Cineteca Nacional y otras salas.

 


Carneros
(Hrútar, Islandia-Dinamarca, 2015, 93 mins.)
Director: Grímur Hákonarson. Guión: Grímur Hákonarson. F en C.: Sturla Brandth Grøvlen. Música: Atli Örvarsson. Edición: Kristján Loðmfjörð. Con: Sigurður Sigurjónsson (Gummi), Theodór Júlíusson (Kiddi), Charlotte Bøving (Katrin), Jon Benónýsson (Runólfur), Guðrún Sigurbjörnsdóttir (Hildur), Sveinn Ólafur Gunnarsson (Bjarni), Gunnar Jónsson (Grímur), Jörundur Ragnarsson (Villi), Þorleifur Einarsson (Sindri). Productor: Grímar Jónsson. Distribuidora: Interior XIII. Clasificación: B.

Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.