Por Emiliano Basile
EscribiendoCine.com-CorreCamara.com

“Gato con botas: El último deseo” (“Puss in Boots: The Last Wish”, 2022) empieza con todo. “El gato con botas” (voz de Antonio Banderas) hace gala de sus actitudes heroicas y triunfantes frente al pueblo que lo alaba como un Dios. Personaje narcisista y divertido reafirma su leyenda en una enorme secuencia inicial llena de despliegue escénico, efectos visuales y virtuosos movimientos de cámara.

Lo difícil ante estos prometedores arranques es mantener el ritmo y la tensión después. Es lo que le sucede al film dirigido por Joel Crawford, que si bien plantea con mucha gracia la pérdida de las 8 de las 9 vidas del protagonista, que lo deposita en un hogar mundano junto a otros gatos para tener una vida ordinaria, luego empezará a presentar una gran cantidad de personajes secundarios, cada uno con sus historias pasadas, que ramifican la trama y agotan al espectador.

Algunos personajes son muy buenos, el problema es la cantidad. Primero tenemos el regreso de Kitty Patitas Suaves (voz en castellano de Veronica López Treviño), la versión femenina del gato con botas. Luego la presentación de Perrito (voz en español de Harvey Guillen), un peculiar chihuahua que oficia de personaje cómico, una especie de burro para Shrek, responsable de los momentos de humor del film. En el medio aparece la posibilidad de encontrar la Estrella de los deseos y con ella recuperar las vidas perdidas del gato con botas y así evitar el acecho de Lobo Feroz, una suerte de parca que sigue de cerca al protagonista.

Pero en el camino por conseguir la estrella en cuestión, el gato con botas hará equipo con Kitty y Perrito y disputará el trofeo con Ricitos de Oro y sus tres osos, cuyas voces en español son de los argentinos Julieta Nair Calvo, Patricia Etchegoyen, Axel Kutchevatzky y Mariano Chiesa. Aunque a la carrera por conseguir la Estrella se suma también el gran Jack Horner y su ejército de pasteleros. Una infinidad de personajes que tendrá cada uno su presentación ralentizando el avance de la trama.

Dicho esto, “Gato con botas: El último deseo” es una película que funciona, roba algunas sonrisas con los lugares comunes de los gatos domesticados ante los ojos del resistido protagonista y su espíritu heroico. Hay que tener en cuenta también que la colorida aventura se piensa a sí misma como un capítulo más del universo Shrek y no como una mega película para quedar en la historia. Y el resultado es acorde a sus objetivos.