Por Gustavo Ambrosio

Dicen que el cine es el arte que más puede aproximarse a reflejar el alma y la esencia humana, porque todas esas imágenes y simbolismos que a veces son abstractos, se materializan en una pantalla. Rara vez se puede contemplar obras que con su poder visual y narrativo, se conviertan en un referente humano y cinematográfico, y eso es “Gravity”.

Alfonso Cuarón y su hijo Jonás, nos narran cómo una médico ingeniero llamada Ryan Stone y el teniente Matt Kowalski deben sobrevivir tras el impacto de cientos de residuos de un satélite ruso. Con esa premisa tan simple, los dos Cuarones nos llevan a un viaje no sólo de supervivencia, si no de renacimiento.

El error humano en la historia, va construyendo una metáfora de destrucción de una humanidad que ha rebasado su capacidad de comunicación, la enaltecida soledad rodeada de tecnología. Conforme pasan los minutos de la cinta, vemos la extinción de un mundo sin que éste se nos presente como tal.

Pero el mensaje de la cinta es clave ¿autodestrucción o comenzar así sea desde las cenizas, desde nuestro más primitivo pasado? Y es donde Cuarón, sin la explosión simbólica de Malick en “The tree of life”, resume en unas cuantas escenas con guiños específicos, el inicio de nuestra existencia y la posibilidad de renacer. Ojo, con una escena de Sandra Bullock en solitario, esa se quedará, desde ya, en la historia del cine.

Pero el guión de los Cuarón no se queda en el minimalismo metafórico, pues utiliza elementos de suspenso dignos de un thriller y desgloses emocionales que golpean al espectador sin maniqueísmo ni manipulación.

Por otro lado, el uso de los efectos visuales y el 3D dan cuenta que éstas herramientas, cuando se les da un peso y un alma dentro de la creación cinematográfica, pueden aportar estética y no burlescos y aparatosos elementos visuales. Desde “Hugo” de Scorsese, no se veía un uso tan bien planeado de la tercera dimensión. Indispensable ver en ese formato, o perderían el significado de varias escenas.

Emmanuel Lubezki logra, gracias a la tecnología de iluminación cambiante, una fotografía que emula la luz en el espacio. Un logro técnico, en el cual sombras, colores y su composición de encuadres complejos, acompaña a la dirección de Cuarón, con sus planos- secuencias y sus acercamientos o cámaras subjetivas, un trabajo nunca visto hasta ahora en el cine, ni siquiera en 2001: “Odisea en el espaci”.

Sandra Bullock demuestra que es una actriz, y una actriz con mucho talento largamente desperdiciado, que ni en “The bling side”, cinta por la cual le dieron el Oscar, había demostrado. Les cierra la boca a todos sus críticos y logra sacar sola, con una fuerza interpretativa que nunca se le había visto, el proyecto. Una escena le vasta para lucirse ante la cámara.

George Clooney por otro lado, le da el toque agradable a la trama, pero su actuación es más bien limitada, y lo que sobresale es el papel que hace, no él.

A destacar, claro, la música Steven Pierce, su primera banda sonora tras editar las de “El señor de los anillos” y “Scott Pilgrim”, que alcanza notas que varían desde el drama, la sonoridad épica, el terror y hasta la acción.

Otro acierto es la mezcla de sonido y el montaje, ambos bien cuidados para el metraje.

“Gravity” es una de esas películas atípicas, que uno no ve todos los días. Una metáfora de la vida, que se centra en el ser humano, en su origen, su destrucción y su renacimiento, sin irse por las trancas con simbolismos filosóficos.  La película de Cuarón está llena de humanidad.

“Gravity” de Alfonso y Jonás Cuarón, Dir. Alfonso Cuarón, E.U.A./2013, Reparto: Sandra Bullock, George Clooney, Ed Harris.

 

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