Por Hugo Lara Chávez
No muchos imaginaban las dimensiones que aquel descubrimiento iba a tomar a partir de la década pasada. Un laboratorio a principio de los ochenta detectó un extraño “cáncer” que sintomáticamente se expandía entre los homosexuales. El temor corrió como pólvora ente la comunidad gay. Después se probaría, con estudios ya más profundos, que ese insólito mal, un virus, se transmitía también entre los heterosexuales. “Juntos para siempre” (“Longtime companion”) es el epitafio que a menudo se lee sobre las lápidas de las víctimas del SIDA.
El SIDA también ha llegado al cine. “Juntos para siempre” no es una película propiamente sobre homosexuales, sino más bien sobre esta enfermedad en ese grupo. La película está constituida por una serie de personajes de la comunidad gay estadunidense, que se entretejen y que cruzan sus propias historias. La narración, que transcurre en un lapso de 6 años, se inicia en 1981 el día en que aparece publicada la noticia sobre el descubrimiento del SIDA. Ese mismo día, se encuentran en una playa Willy (Campbell Scott) y “Fuzzy” (Stephen Caffrey) quienes empiezan a vivir juntos; tambien ahí está David (Bruce Davison), un millonario que da alojamiento a Willy y al mejor amigo de éste, John (Dermot Mulroney). Sean, un guionista de televisión, (Mark Lamos) es la pareja de David. Por otro lado, se narra la historia de Howard (Patrick Cassidy) y de su compañero Bob (Brian Cousins), actor el primero, abogado el segundo. El relato es lineal, y va avanzando de acuerdo a la forma en que el SIDA afecta a los personajes.
“Juntos para siempre” es el primer largometraje del director Norman Rene. El guión es de Craig Lucas aunque, al parecer, se trata de un testimonio personal del realizador, cuya narración evidencia un amargo pesar, a través de una melancólica revisión de la amenaza que se vertió sobre la comunidad gay principalmente; óptica que desde luego no responde a una moral tradicional, pero que se compensa en un sentimiento generalizado: la muerte y el temor a ella. Rene dice sobre esta obra: “quería ser objetivo, filmar un diario personal. No quería hacer trucos o elegancias o ser amarillista o cualquier cosa de las trampas que te ayudan a conseguir rápidamente otro trabajo de dirección”. Rene logra su propósito. La película está fimada en un tono sobrio, y es de cualquier forma emotiva porque el tratamiento se centra en una serie de personajes y en los conflictos emocionales que la nueva enfermedad les acarrea.
Para los personajes de “Juntos para siempre” la diversión veraniega en las playas gays, el esparcimiento alborotado heredado por la década de los setenta, llegan a un terrible fin. La fiesta de principios de la ochenta se va transformando dramáticamente hasta convertirse en un gran sepelio, donde las víctimas ya no sólo son las que reportaban eventualmente los diarios, sino los conocidos, los amigos cercanos e incluso la propia pareja.
Rene demuestra que su película tiene intención. El realizador no se guía con la serie de esquemas dramáticos que podrían facilitar algún efecto sentimentaloide en el expectador. La descripción del realizador se hace más intensa posiblemente por ese ambiente veladamente pesado que logra evocar, por la trsiteza y el temor que poco a poco invade a los personajes, que lñentamente se va apoderando de ellos hasta arrinconarlos, hasta causarles un severo malestar. Los amigos han ido muriendo. Willy, Fuzzy y una amiga de ellos, Lisa (Mary Louise Parker), quienes sobre viven a los demás, vuleven a la playa donde años atrás estaban todos sus amigos. Nostálgica y momentáneamente se reencuentran con sus muertos.
“Juntos para siempre” es un trabajo sencillo, con una factura simple que, sin embargo, consigue estremecer porque se trata de un reflexión honesta, que semeja la memoria dolorosa que repasa un periodo trágico de incertidumebre y confusión, donde los personajes se mueven con inseguridad y temor debido a la irrupción agria de una cruel colisión que vendrá a arroyarlos y, por lo tanto, a alterar sus vidas.
“Juntos para siempre” (“Long time campanion”, EU 1990) Dir: Norman Rene. Producción: Companion Productions. American Playhouse. Guión: Craig Lucas. Fotografía: Tony Jannelli. Música: Greg De Belles. Edición: Katherine Wenning.

