Por Laia Cabuli
EscribiendoCine-CorreCamara.com

“Mufasa: El Rey León” (Mufasa: The Lion King, 2024) sitúa a Rafiki como narrador de la leyenda, contándosela a Kiara, la joven cachorra de Simba y Nala. Timón y Pumba acompañan con su característico humor, mientras la historia se remonta a la infancia de Mufasa: un cachorro huérfano, perdido y solitario, hasta que conoce a Taka, un león carismático y heredero de un linaje real. Este encuentro fortuito da inicio a un viaje extraordinario en el que un grupo de marginados lucha por descubrir su destino, enfrentándose a desafíos que pondrán a prueba sus lazos mientras esquivan un enemigo amenazante.

En 2019, Jon Favreau lanzó una versión live action de El Rey León, un clásico del renacimiento de Disney. Si bien fue un éxito en taquilla, su recepción crítica fue dividida: algunos la consideraron innecesaria y carente de emoción, aunque abrió la puerta para expandir el universo narrativo de Simba y compañía, a pesar de las secuelas ya existentes del clásico animado. Así llega “Mufasa: El Rey León”, una precuela musical que busca profundizar en los orígenes de Mufasa, su relación conflictiva con su hermano Taka -futuro Scar- y su camino hacia el trono. La narración intercala flashbacks con conversaciones humorísticas entre Kiara, Rafiki, Timón y Pumba, aunque esta estructura predecible y recargada de información puede jugarle en contra. En ocasiones, los comentarios de los narradores resultan más pesados de lo necesario, desbalanceando el ritmo del film.

Los flashbacks, que ocupan gran parte del metraje, siguen el modelo tonal del film animado de 1994, mezclando adrenalina y misterio. Desde una épica secuencia musical que sutilmente plantea los objetivos de Mufasa hasta un momento traumático —reminiscente de la estampida de Simba— que lo une a Taka, la película alterna entre villanos, conflictos y subtramas. Sin embargo, estas subtramas a menudo confunden al espectador al mezclar elementos irrelevantes con los verdaderamente significativos. Esto debilita el segundo acto, que se siente caótico y hace que la película pierda fuerza hasta el desenlace. El tercer acto logra recuperar algo de emoción y epicidad, aunque no compensa del todo los altibajos narrativos previos.

Uno de los mayores problemas de la versión de 2019 fue la falta de expresividad en los personajes, cuyo hiperrealismo técnico restó carisma a los protagonistas en comparación con la película original. En esta precuela, las expresiones faciales de los leones han mejorado considerablemente, logrando momentos que conmueven al público y aportan más vida a la animación.

A diferencia de su predecesora, “Mufasa: El Rey León” no cae en la sombra de ser una mera remake, lo que le permite construir su propia narrativa en torno al origen del icónico personaje. Aunque la historia intenta profundizar en la enemistad entre Mufasa y Scar, derivada de una traición, los errores narrativos y la sobrecarga de información dificultan su comprensión completa. Sin embargo, el film aporta una nueva perspectiva al legado del personaje, incluso dejando entrever que Mufasa podría ser el villano de una historia mal contada.