Por Miguel Ravelo
La Cineteca Nacional exhibe estos días el documental “Notas para no olvidar” del director y fotógrafo mexicano Hatuey Viveros, quien antes la había estrenado en el Festival Internacional de Cine de Morelia, certamen donde ha proyectado otros de sus trabajos. En 2011 participó con su ópera prima, “Mi universo en minúsculas”, dentro de la competencia de Largometraje Mexicano de Ficción de la 9ª edición del Festival; en 2014 haría lo propio, pero esta vez compitiendo dentro de la Selección Oficial de Largometraje Documental con “Café (Cantos de humo)”, en el marco de la 12ª edición del certamen. Este 2018, Viveros fue parte de la competencia de Largometraje Documental de la 16ª edición del Festival, presentando “Notas para no olvidar”, su más reciente trabajo que supone además un involucramiento más íntimo por parte del director, ya que se trata de una búsqueda personal para conocer a su familia y comprender, a través de ellos, sus propios orígenes.
“Notas para no olvidar” nos sitúa en Cuba, en una de esas enormes y antiguas casas que parecen no enterarse del paso del tiempo, como si este hubiera decidido quedarse a vivir ahí mientras generación tras generación vive entre sus paredes que, silenciosas, van registrando la historia de un país visto desde los ojos de una familia única. Será con esta familia, la que nos presenta el director y que es la suya propia, en donde conoceremos tres generaciones de cubanos que viven el día a día siendo testigos de los acontecimientos que han marcado la historia de su país en años recientes. Primero, la visita a Cuba del expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en marzo de 2016; más adelante, el fallecimiento de Fidel Castro el 25 de noviembre de ese mismo año. Y sus muy peculiares observaciones y el acompañamiento en el ir y venir de esta familia, serán de donde Viveros se sirva para contar una muy entrañable historia de pertenencia, identificación, y de la fortaleza de un pueblo al que parecería que la alegría de su gente es el motor que lo mantiene en pie.
Uno de los elementos a destacar en “Notas para no olvidar” es la casi inmediata empatía que se logra sentir hacia sus protagonistas. Viveros presenta a sus personajes para después permitir que ellos mismos vayan desenvolviéndose ante los ojos del público, logrando que la conexión sea tan genuina como si hubiéramos pasado una vida conociéndolos. Ya sea desde la mirada de Piro, que nos muestra cómo durante años ha ido haciéndose de libretas en donde registra, en sus notas para no olvidar, desde detalles como la cantidad de huevos que se han cocinado en una vieja sartén hasta minuciosos catálogos de objetos que se va encontrando y guardando para cuando vayan a necesitarse. Siendo él un punto de partida inmejorable, la película se desarrollará mientras conocemos a varios miembros más de la familia hasta llegar a Ladys, la más pequeña del grupo, quien está por cumplir uno de los sueños más importantes de su adolescencia: su fiesta de quince años.
Es posible sentir cómo a través de ellos, de una sola familia, Viveros nos está contando y acercando a la realidad de miles de familias cubanas. El director transmite con pericia lo que los hace tan especiales y lo que contribuyó para encontrar en ellos a los protagonistas inmejorables, por un lado permitiéndonos descubrir a un grupo alegre, peculiar y con divertidos puntos de vista sobre su realidad; con un cariño y empatía que están muy cerca de lograr que, como espectadores, nos sintamos parte de ellos y los entendamos como si de la propia familia se tratara. Y si bien la dirección de Viveros es firme y destacable al retratar con sensibilidad a sus protagonistas, se debe recalcar el notable trabajo de edición Pedro Gómez García, quien logró una valiosa mancuerna con el director, eligiendo cada detalle minucioso, reconociendo las miradas y expresiones exactas, los sonidos necesarios para convertir a ésta en una de las más entrañables historias vistas en la competencia documental de este año.
“Notas para no olvidar” es un retrato divertido, humano y profundamente conmovedor que puede apreciarse desde la historia de un particular miembro de esta familia, el que más haya conectado con cada espectador; pero también puede descubrirse cómo la historia va haciéndose más grande, los sueños de uno convirtiéndose en los de toda una generación, hasta transmitir las añoranzas de un país entero que se mantiene firme al defender sus convicciones. La búsqueda de Hatuey Viveros podrá tener sus conclusiones personales e íntimas, pero el proceso de acercamiento y compenetración logrado con su familia a través de este trabajo merece ser apreciado y disfrutado al lograr ser tan universal como lo vemos en su trabajo. Las notas para no olvidar de Piro, las de Viveros, se vuelven un gran cuaderno de recuerdos que conecta y transmite las alegrías, los sueños y las nostalgias de una familia extraordinaria. Un documental con música, con ganas de vivir, que deja un sabor de fiesta en la sangre y nos permite reparar en cuán posible es reconocer a un país y su historia en el corazón y la mirada de sus habitantes.
Notas para no olvidar (México, 2018, Dur.: 90 mins.)
Director: Hatuey Viveros Guión: Hatuey Viveros. Dir. Fotografía: Hatuey Viveros. Fotografía: Color Música original: canciones de la Danzonera Acierto Juvenil, Los Guajiros, Los Matanceros y Sonora Yumurí. Edición: Pedro Gómez García. Productor: Hatuey Viveros Distribuidora: PromoFilmFest. Clasificación: A.