Por Manuel Cruz
cruzderivas@gmail.com

“Paraíso: Esperanza” hace justicia a su título. Aquí hay una cinta que juega tranquilamente con nuestras expectativas entre planos del campo alemán donde muchos niños van a perder peso. Tienen la esperanza de mejorar, pero solo a ojos del otro, ya que ninguno de ellos esta incómodo con su cuerpo.

No es una historia sobre las tragedias del sobrepeso, y en realidad esto sirve de fachada para la más profunda búsqueda del alma en la amistad, el sexo, el deseo y en algún momento todo encaja.

Melanie (Melanie Benz) es arrojada a un campamento de dieta: no sabemos porque, cuando saldrá, e incluso si el lugar es tan prometedor como alega. Incluso cuando el instructor (parecido a un personaje de El Pequeño Nicolás, en excelente contexto) garantiza kilos menos y amplias mejoras para sus estudiantes, nada se cumple, después de varias secuencias mostrando chicos y chicas corriendo, nadando, colgados de las paredes, etc. Así, como el mundo real tiene todas sus esperanzas en que Melanie mejore, ella tiene las suyas enfocadas en el doctor que dirige el lugar, con quien desarrolla una atracción en escenas sútiles, pero increíblemente actuadas.

La esperanza deja entonces de ser física y se vuelve amorosa. Pero donde la película verdaderamente triunfa — como ya parece ser costumbre del cine europeo reciente — es en su narrativa, completamente fundada en la observación, al extremo en que Melanie bien podría ser cualquiera de nosotros. La soledad que carga es universal, entre los gordos y los flacos, los bajos y los altos.

Como demás opciones en la muestra, la lentitud rítmica de está película no será para todos. Pero con alguna paciencia y capacidad de tele-transportarse a un sentimiento de atracción, con todos sus pequeños momentos de pena, duda y sonrisa… valdrá la pena.

 

“Paraíso: Esperanza”, Ulrich Seidl, Austria-Francia, Alemania,2012.

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