Por Hugo Lara
A la luz de sus últimos filmes, Ang Lee ha descollado como uno de los realizadores orientales más interesantes que se han establecido en occidente. Nacido en Taiwán en 1954, Lee estudió en la Universidad de Nueva York, donde se graduó en 1978. Seguramante este primer enlace le ha conferido familiaridad con las sociedades de este hemisferio, para explorarlas con acierto en sus incursiones cinematográficas, las veces en que ha filmado fuera de su tierra.
Lee fue catapultado a la arena internacional con “El banquete de bodas” (“Hsi yen”/”The wedding banquet”,1991), ganadora en 1994 del Oso de Oro en el Festival de Berlín. Se trata de una comedia sobre la confrontación de valores entre el tradicional Taiwán y los inmigrantes de aquel país en Nueva York. A través de sus siguientes películas, Lee ha reflexionado en distintos escenarios sobre sus preocupaciones constantes: las relaciones familiares, los conflictos morales y la brecha generacional. Así sucede en “Comer, beber, amar” (“Yinshi nan nu”/”Eat drink man woman”,1994), que se sitúa en el Taipei contemporáneo, y lo mismo pasa en “Sentido y sensibilidad” (“Sense and sensibility”,1995), que ocurre en la Inglaterra del siglo XVIII.
Esta vez, en “The ice storm” (1997), Lee se translada a la Nueva Inglaterra de los tempranos años setenta para escudriñar otros resquicios de sus temas favoritos. Las acciones ocurren en el seno de la familia Hood, reunida para celebrar el día de acción de gracias en New Canaan, Connecticut. En torno a esta fecha, ellos transitan en medio de una deprimido ambiente moral, al mismo tiempo que experimentan formas para despertar y paliar su desánimo.
En este transe, los Hood son acompañados por sus vecinos, la familia Carver. Así, Elena Hood (Joan Allen) reciente el desgaste de su vida y su matrimonio, en tanto su marido, Ben (Kevin Kline), hace algunas escaramuzas sexuales con la vecina, Janey Carver (Sigourney Weaver). En paralelo, los hijos de ésta, Mikey (Elijah Wood) y Sandy Carver (Adam Hann-Byrd) se están iniciando en los escarceos amorosos con la menor de los Hood, Wendy (Christina Ricci), mientras su hermano, Paul (Tobey Maguire), hace lo propio con sus compañeros del colegio.
No es gratuito el hecho de que Lee haya establecido su relato en esos años, pues en ellos procura nociones que le permiten crear una atmósfera en decadencia: la crisis de Watergate, la inocencia social que se perdió, los fracasos de las parejas y de las familias, la trivialización de las drogas, en fin. El director redunda en esta intención en las secuencias que se desarrollan durante la tormenta de hielo, la parte medular de la película, que premoniza el trastoque que sufrirán los personajes. La estructura del filme está diseñado con distintos puntos narrativos que se trazan y que, hacia el final, confluyen con intensidad en un vértice dramático.
En “The ice storm” el realizador y el guionista, James Schamus, se sirvieron de la novela escrita por Rick Moody para construir un relato con un fino tejido de diálogos, situaciones y ambientes que inducen a los personajes a actuar por una inercia melancólica e irremediable, casi trágica, que el realizador logra balancear con los guiños antisolemnes que bien maneja y con una sobria y precisa dirección de actores.
Por este trabajo Schamus, que ha colaborado como guionista y productor de Lee en otras de sus películas, obtuvo el premio al mejor guión en el pasado Festival de Cannes.

