Por Adrián Monserrat
EscribiendoCine.com-CorreCamara.com

Tan solo diez minutos de historia nos puede alcanzar para confirmar que estamos en presencia de algo extraordinario. “Todo en todas partes al mismo tiempo” (Everything Everywhere All at Once, 2022) es la representación coyuntural de que el cine todo lo puede. La dupla de directores conformada por Dan Kwan y Daniel Scheinert nos regalan uno de los espectáculos más originales de la temporada.

Evelyn, interpretada por Michelle Yeoh (“El Tigre y el Dragón”), es una inmigrante china que vive en Estados Unidos y que está atravesada por la insatisfacción, tanto económica como familiar. De un momento para el otro, se sumerge en una aventura salvaje en la que es elegida para salvar al mundo. A partir de allí, la protagonista comienza un viaje de locos a través de sus distintas versiones del multiverso.


Con “Un Cadáver para Sobrevivir” (Swiss Army Man, 2016) los Daniels golpearon fuerte a través de una imaginativa aventura de un hombre que le terminaba debiendo la vida a un cadáver. Años más tarde, demuestran que sus mentes no tienen techo. Desopilantes escenas de acción, una Jamie Lee Curtis (Halloween) endemoniada, decenas de referencias a la cultura pop y un humor tan extraño como emotivo se combinan en un show único y sin precedentes. Un poco más de dos horas de duración que resultan escasas entre tanto entretenimiento.

Filosófica y para nada tediosa, el despliegue técnico e interpretativo brilla de principio a fin. Todo en todas partes al mismo tiempo (nunca antes estuvo tan acertado un título) es una película con mucho amor propio y que se ríe de lo ridícula que intenta ser. La profundidad multiversal permite la reflexión en medio de tanta información y batallas estrambóticas. Ambiciosa y surrealista, también se logra apreciar como la reconciliación de una mujer con las decisiones de su vida. Un film con múltiples capas que convergen a lo largo de una obra fuera de lo común.

Hilarante y creativa, el nuevo film de los Daniels es de esas joyas que sólo aparecen de vez en cuando. La película no deja nada librado al azar y cada decisión se justifica. Vamos a reaccionar de manera física y emocional al verla y nos comeremos la cabeza sin entender el cómo la hicieron (el montaje es para admirar). Si alguna vez alguien les pregunta si en el cine se puede tener todo en todas partes al mismo tiempo, esta película será la respuesta más idónea para ejemplificar que eso se puede y mucho más también.