Por Andrés Bayona

Aunque se convirtió en un ícono de los noventa, Lara Croft ha sido asociada como un personaje caricaturesco que carece de personalidad y se enfoca más en el uso de sus armas y en sus encantos femeninos. La adaptación de Simon West en 2001 estuvo bastante floja y, a pesar de darnos una sólida actuación de Angelina Jolie, la historia fue banal, absurd y poco convincente. En 2003, el personaje fue nuevamente lanzado en un videojuego en el que por primera vez vimos a una Lara Croft mucho más sensible y con personalidad, características que seguramente encontró el director Roar Uthaug en esta nueva adaptación de Tomb Raider.

Alicia Vikander, ganadora del Oscar y conocida por Cintas como Anna Karenina, Tulip Fever y The Danish Girl, logra hábilmente interpretar a Lara Croft, gracias a desligarse a al estereotipo de “robot sexual” que ha encapsulado a Croft por años. Vikander, gracias a la dirección de Uthaug, se va por otra vía más interesante: nos presenta a una mujer joven, quien huye de los privilegios y la fortuna de su padre y quien, eventualmente, tiene que reecontrarse con su pasado al viajar a Hong Kong en busca de su padre.

Su padre estaba en la búsqueda de una reina japonesa llamada Himiko, quien comandaba a un culto mortal. Y ese n esta travesía en donde la nueva adaptación de Tom Raider empieza a tropezar. Acá vemos como Lara merodea por Hong Kong en busca de respuestas y en donde la historia nos presenta una débil travesía e incluso una ambigua explicación destrás de la “leyenda” de Himiko, uno de los ejes centrales de la historia. Esta cinta está plagada de maldiciones, bóvedas, cuevas y secuencias de acción. Sin embargo esta película no es sobre una mission legendaria u honor familiar. Es sobre el personake de Alicia Vikander y por ello resalto el trabajo competente de traer a la gran pantalla a un personaje con mayors matices y con carácter. 

Lo triste de Tomb Raider es que arranca prometedora y con fuerza, con secuencias entretenidas en Londres, en donde Lara toma clases de boxeo y trabaja como repartidora de comida; no obstante, decae cuando su aventura en Hong Kong arranca, lo cual es decepcionante porque ésta es, precisamente, la parte más fuerte de la historia.

A pesar de sus fallas, y al llegar al climax, Tom Raider logra concentrarse también en un drama paternal, al estilo Idiana Jones and the last Crusade, que en la típica escena de acción sin sentido. También resalto la seriedad y realismo con la que son abordados los personajes, en donde se ven expuestos a situaciones compejas que los llevan a tomar decisions coherentes y verosímiles.

Tomb Raider tiene grandes fortalezas en materia de construcción de personajes, pero grandes fallas en su historia. No es un bodrio, pero tampoco nos muestra algo novedoso. Un poco de “Indiana Jones”, otra pizca de “National Treasure” y también de “Bourne Identity”, sin mencionar las similitudes de las anteriores cintas de Tomb Raider.

Hollywood parece estar determinado en que la historia de Lara Croft funcione, sin embargo su energía se acaba en mitad de camino. Sin duda, todavía le falta mucho camino por delante para que sea memorable en el cine.