Deja Carlos Fuentes huella también en el cine mexicano
Redacción. El novelista Carlos Fuentes falleció el día de hoy a los
83 años de edad en el hospital Los Angeles de la Ciudad de México. En su
cuenta de Twitter, el presidente Felipe Calderón lamentó la muerte del
autor de “La región más transparente”. “Lamento profundamente el
fallecimiento de nuestro querido y admirado Carlos Fuentes, escritor y
mexicano universal. Descanse en paz”, escribió el mandatario.
Además de su destacadísima trayecoria como escritor, Fuentes siempre
tuvo cercanía con el cine, donde se desempeñó como guionista y
argumentista sobre todo en los años sesenta, de filmes como “Los
bienamados” y “Los caifanes”, entre otras.
Carlos Fuentes Macías nació en Panamá, donde su padre, el funcionario
mexicano Rafael Fuentes, trabajaba en la embajada de México, el 11 de
noviembre de 1928. Hizo sus estudios iniciales, que marcarían su
formación entre las culturas sajona e hispanoamericana, en México,
América del Sur, donde publicó sus primeros artículos y cuentos, y
Estados Unidos. Después cursó la carrera de Derecho en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) y tomó cursos en el Instituto de
Altos Estudios Internacionales de Ginebra y fue becario del Centro
Mexicano de Escritores. Miembro de la llamada generación de medio siglo,
a la que también pertenecen Víctor Flores Olea, Porfirio Muñoz Ledo,
Salvador Elizondo, Enrique González Pedrero y Mario Moya Palencia, en
1955 fundó y dirigió, con Emmanuel Carballo, la Revista Mexicana de
Literatura y más adelante ha colaborado en numerosísimas publicaciones
literarias de todo el orbe.
Fuentes siempre tuvo cercanía con el cine, donde se desempeñó como guionista y argumentista
También diplomático por un corto lapso, en el que llegó a ser embajador
de México en Francia, ha sido, igualmente, profesor de muchas de las
universidades mas prestigiosa del mundo y cuenta con una vasta obra
literaria, en los terrenos del ensayo, el relato, la novela y el teatro,
que lo ha convertido en uno de los escritores fundamentales en lengua
española de la segunda mitad de la centuria, con títulos como “Tiempo
mexicano”, “Casa con dos puertas”, “La región más transparente”, “La
muerte de Artemio Cruz”, “Terra nostra”, “Cambio de piel”, “Gringo
viejo”, “La nueva novela hispanoamericana”, “Cantar de ciegos”,
“Cristóbal nonato”, “Cervantes o la crítica de la lectura”, “Las buenas
conciencias”, “Valiente nuevo mundo” y “La campaña”.
Ello, mientras desarrolló un permanente interés por el cine. Así,
renovando el seudónimo que usaron Alfonso Reyes y Martín Luis Guzmán,
ejerció la crítica cinematográfica bajo el seudónimo de Fósforo II,
escribió numerosos textos sobre asuntos cinematográficos, incluidos
varios de ellos en las recopilaciones de sus ensayos, colaboró como
guionista para las cintas “El gallo de oro” (1964), “Tiempo de morir”
(1965), “Amor, amor, amor” (1965), “Los bienamados” (1965), en la que,
además de actuar, también participó como argumentista, “Los caifanes”
(1966), a partir de un argumento que realizó con Juan Ibáñez, “Pedro
Páramo” (1966) y “Aquellos años” (1972), en la que nuevamente fungió
como autor del guión; mientras que ha visto como varias de sus obras
literarias han sido llevadas al cine, entre ellas “Muñeca reina” (1971),
“La cabeza de la hidra” (1981), “Gringo viejo” (1987) y “Aura” (1992).
FOTO: Julio Cortázar, Fuentes y Luis Buñuel. Archivo Buñuel.