Por Ali López
Desde Puebla
Durante este segundo día de actividades de Mórbido Film Fest hubo la oportunidad de ver tres cintas de terror del cono sur del continente americano; cintas de Brasil “O diablo mora aquí” (Dante Vescio, Rodrigo Gasparini, Brasil-2015) Argentina “Presagio” (Matías Salinas, Argentina-2015) y Chile “Sendero” (Lucio A. Rojas, Chile-2015). Cintas en las que se tuvo la oportunidad de charlar con los realizadores, y que encuentran puntos en común, como la peculiaridad de hacer cine de género en cada una de las latitudes, y de lo difícil que resulta que estos proyectos salgan a la luz, y a flote. También las cintas tienen sus peculiaridades y diferencias.
“O diablo mora aquí” es una cinta ‘teenager’, de jóvenes en búsqueda de soledad y aventura, pero que terminan por caer en la más horrorosa de la trampas. A pesar de que este cliché es uno de los más (re)utilizados, sigue siendo atrayente para público y realizadores (hace no mucho se pudo ver una cinta brasileña con una temática similar: “Condado Macabro”). La cinta se desenvuelve como tantas otras de la misma forma; con la misma estructura y eslabones; con un diseño de personajes probado y funcional. Sin embargo, lo sobre saliente de la película es que utiliza la propia mitología brasileña para crear una nueva forma.
Se utilizan las historias que cuentan las abuelas brasileñas para asustar a los pequeños, e intentar ahora asustarlos a todos. Los giros de la cinta funcionan pues esta es una mitología menos conocida por el público, el uso de estas leyendas funciona para la trama, haciéndola menos obvia. Los aspectos técnicos de la película son funcionales, buenos a secas, y el imaginario de los personajes no son sólo una tropicalización de los clásicos enmascarados slasher de los años 80, son un nuevo asesino enmascarado con una estética propia de la región y digna de ser compartida. La cinta funciona, y sólo eso, no va más allá de lo bueno.
M.M. Izidoro, productor y con-guionista de “O diablo mora aquí” estuvo presenta en la sala donde se proyectó la cinta, y nos comentó que fueron tantos años de planeación e intentos de realizar el proyecto, que a la hora de la filmación el guion estaba tan delimitado que fue seguido de manera rigurosa y casi religiosa.
“Presagio” es una cinta que sobresale, pues a diferencia de la cinta anterior, y la que se reseñará después, está dotada de originalidad y una trama un poco más compleja. Un escritor busca rehacer su vida después de la muerte de su esposa, pero los fantasmas de ese pasado no lo dejan tranquilo, él junto con su psicoanalista, buscan saber si sesos fantasmas son reales o sólo un producto de la mente traumada de este personaje.
La película es, ante todo, experimental; juega con la estética de las cámaras yendo y viniendo del mini-DV al formato profesional según el momento y pensamiento del personaje principal. Esta forma de realizar la cinta nos lleva por un sinuoso camino, que es pesado pero no aburrido pues la trama misa, como estos momentos de cine fuera de lo normal, hacen que el espectador se haga uno con la pantalla.
El director nos comentó que la cinta es sobretodo familiar e íntima, pues algunos primos y amigos de él forman parte esencial del proyecto, además de que su crew fue pequeño y multiuso, pues los mismos actores desempeñaban además otras funciones dentro del rodaje. Matías Salinas también nos contó cómo es que la cinta misma se fue construyendo conforme el rodaje, creando el guion ya después de tener algunas secuencias grabadas, y formando así diversos patrones de conducta dentro del plato que se ven reflejados en la pantalla, tales como frustración, curiosidad y/o entusiasmo.
“Presagio” es una cinta peculiar para la cinematografía de América Latina, y que sin dudad merece ser vista.
Por último tenemos “Sendero” otra cinta de temática probada, de viajes juveniles que terminan de mala manera y de pueblerinos sádicos y poco civilizados. Justo como la presentara el director antes de que la función iniciara: La Texas Chainsaw Massacre a la chilena.
La cinta se llena otra vez de los clichés, pero otra vez funciona. Entrega lo que se debe entregar, primero que todo, seriedad; no es una burla o parodia más al género, es una película del género per se; tomándose todo en serio, sabiendo las reglas y mostrando lo que se debe mostrar: sangre, personajes escabrosos, mujeres hermosas en peligro y más sangre. Una vez que sabemos que nos enfrentamos a una cinta que van enserio, aceptamos como nuestras sus reglas y olvidamos la lógica del mundo de afuera. Entonces la película se vuelve más interesante pues empieza a desenmarañar subtramas culturales y políticas que pesan en los ojos y hombros de una sociedad muda y cansada.
Lucio A. Rojas nos cuenta que el guion lo construyó en base a no sólo una, sino a varias noticias de la nota roja que sucedieron en el campo del sur de Chile. Allá en una región brutal, donde se sigue viviendo en el pasado, es posible que esta ficción suceda, y así, el miedo incrementa, pues la cinta ya no sólo se sostiene por lo que es en sí misma, sino por lo que puede llegar a ser.
Uno de los puntos esenciales de este subgénero del horror es el de saber quién y cómo sobrevive, en “Sendero” más que apostar por la vida, se apuesta por la muerte. Aquí lo que vale es ver quién y cómo muere, aunque esta muerte se prolongue y nos lleve a minutos perdidos de filme. Llegamos otra vez a la simple definición, película buena, así, simple y sin más que decir.
El cine de terror latinoamericano sigue en búsqueda de ser exhibido y valorizado, pero se ha olvidado un punto importante, debería estar buscando su propia identidad, dejar a un lado los homenajes y lo ya dicho por los anglosajones, y tomar lo suyo para hacerlo de todos.
FOTO EL INICIO: Still de “Presagio”