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Acumulación de títulos este miércoles en el inicio de la recta final de la Mostra de Venecia. Abel Ferrara encerró a sus personajes en un apartamento neoyorquino para esperar, con casi pasmosa tranquilidad, el inminente fin del mundo (y de la película), en “4:44 Last day on earth”; mientras que la italiana Cristina Comencini recibió abucheos por su melodrama rural “Quando la notte”; el israelí Eran Kolirin, con “Hahithalfut” (El canje), jugó con la rutina y las consecuencias de su subversión, y la cinta “sorpresa”, la china “Ren shan ren hai” (Por mar y por montes), de Cai Shangjun, hizo crítica social a través de una historia de venganza. Agotador…
  

Para colmo, las últimas 24 horas han estado plagadas de pequeños accidentes técnicos y demoras que han trastocado algunas de las proyecciones de prensa, algo que aquí en Venecia, comparando con otros festivales europeos de primer nivel, casi ni es noticia. Son mediterráneos y lo imprevisto siempre está presente en el Lido.
  

¿Dónde estabas tu el día del fin del mundo? La pareja de “4:44 Last day on earth”, integrada por un actor (Willem Daffoe) y una pintora (Shanyn Leigh) en lugar de intentar escapar, tirarse de los pelos, emborracharse con el mejor champán, suicidarse por impaciencia o adelantar la muertes de algún indeseable, elige tomárselo con calma, poner la tele y hacer las cosas con mucha calma, incluído el sexo, que ya se sabe el dicho: “A follar, a follar… que este mundo se va a acabar”.
  

No es que estemos ante una obra maestra, pero pudo ser mucho peor, conociendo los desafueros de Ferrara. “4:44 Last day on earth” logró -por cierto- terminarse gracias a la ayuda de la productora chilena de los hermanos Larraín, cosas extrañas que pasan en el mundo del cine…
  

También gustó la cinta china “sorpresa”, cuyo título no se anunció hasta mediado el certamen, esta vez sí con un punto a favor del director de la Mostra, Marco Müller, en su conocido cariño por el cine oriental, del que ya habíamos visto días pasados dos aportaciones más bien olvidables.
  

“Ren shan ren hai” utiliza la historia de un minero que regresa a su pueblo tras años de sufrimientos y explotación laboral a cargo de funcionarios corruptos, empeñado en averiguar quién mató a su hermano pequeño y a vengarlo. Cai Shangjun ha tenido que hacer juegos malabares ante la prensa que evitar acabar en el limbo de los cineastas chinos malditos por el régimen, queriendo suavizar la evidente carga crítica que destila su duro film, el cual -advierte- sufrió ya en su montaje algunos tajos censores.
  

En cuanto a “Quando la notte”, de Cristiana Comencini, es posiblemente lo peor del cine italiano visto a lo largo del festival, y su proyección estuvo cuajada de carcajadas en los momentos más melodramáticos. Se trata de la difícil relación entre una mujer que pasa unas vacaciones en una casa de las montañas con su hijo de dos años, pobre criatura cuyos desvelos nocturnos le hacen la vida imposible, y el propietario del lugar, un tipo introvertido e irascible, traumatizado por su madre y el abandono de su mujer.
  

Finalmente, el israelí Eran Kolirin, conocido internacionalmente por la entrañable “La banda nos visita / La visita de la banda” (2007), se descuelga con una desconcertante historia de un profesor universitario que al notar que algo ha cambiado en su casa empieza a subvertir su propio orden natural, sus costumbres y rutinas, haciendo cosas como mirarse desnudo al espejo, espiar a los que le rodean, empezando por su propia mujer… cuestiones que dejan bastante perplejo al espectador.