Nació en Corral Falso, Municipio de Juchitlán, Guerrero. Trabajó como orfebre, campesino, profesor; pero sobre todo en su vida, desde niño, hubo música. Así, dejo de existir el violinista Ángel Tavira, quien logró popularidad luego de hacerse acreedor al premio como mejor actor en la 59 edición del Festival de Cine de Cannes, en 2006, por su actuación en El violín (de Francisco Vargas)
Don Ángel falleció a los 83 años, debido a complicaciones en las vías urinarias, en un nosocomio de la ciudad de México, luego de caer enfermo en su casa de Iguala, hace unos días.
Ángel Tavira era un hombre incansable y lleno de experiencias, “de esos seres que escasean, y que si no existieran, habría que inventarlos porque son necesarios. Son los que te dan ánimo para seguir luchando en la vida. Se fue otra de las personas importantes que contribuyeron a la cultura de este país. No deja de golpear su ausencia”, comentó Modesto López, quien aseguró que hace unas semanas grabó en la casa del músico en Iguala su segundo álbum.
Tavira era de esos errantes que van por la vida acompañados de su fiel compañero, en su caso, su violín. Tal como su personaje don Plutarco, en el El violín, Ángel tocaba ante los rayos del sol o bajo la lluvia, de día o de noche. Desde los seis años aprendió, de oído, a tocar el saxofón, el bajo, la guitarra y el violín. Tomó cursos en el Conservatorio Nacional de Música en la ciudad de México, y a los 60 años se matriculó en el Conservatorio de Morelia. Tras sufrir un accidente a los 13 años, cuando un cohete le estalló en la mano derecha –que le fue amputada–, uno de sus tíos lo alentó a continuar en la música. A sus más de 80 años quería grabar un disco, lo cual consiguió mediante Pentagrama.
Ángel Tavira proviene de una estirpe de músicos populares de la región de Tierra Caliente. Su abuelo, Juan Bartolo Tavira, era poeta, músico y tocaba el arpa. Su papá tocaba el saxofón soprano con una banda. En realidad era comerciante, pero invitó a varios músicos a integrar una agrupación. Cada uno de los miembros trabajaba la platería en sus casas. Entonces puso un taller, y ahí se llevó a todos los músicos a trabajar.
Para Ángel Tavira la música es “mi vida, por eso se la transmito y enseño a mis hijos, a mis nietos y a quien se acerque. Lo de aprender a escribir la música lo hice pensando en que debe registrarse la nuestra, de Tierra Caliente, porque ha habido músicos buenos que sabían escribir, pero que no se preocuparon. Bueno, yo he dicho: ‘yo lo puedo hacer y lo voy a hacer’, y lo he estado haciendo”.
El director de El violín, Francisco Vargas, quien se encuentra en Francia en la preproducción de una cinta, comentó en torno a este acontecimiento que se encuentra muy triste por la pérdida de Ángel Tavira. “Él era mi mejor amigo desde hace muchos años; con él me divertí, trabajé y soñé e hice realidad muchos de esos sueños a su lado”.
Confesó que anímicamente se sentía muy débil por la muerte de Ángel, “me duele el saber que se ha ido un personaje, murió mi mejor amigo, quien se preocupó por el rescate de su música, la cual es adorada en otros países menos en el nuestro, y que esos músicos que lograron eso viven en condiciones precarias”, dijo el cineasta.