Por Juan Manuel Badillo

Familiares y amigos despidieron al fallecido actor Pedro Armendáriz Jr. el lunes pasado en Palacio de las Bellas Artes.

“Pedro
Armendáriz representó en la pantalla todo lo que quisiéramos ser y no
podemos, es decir, que hay una parte de nosotros que no podemos expresar
porque eso va en contra de las buenas costumbres o porque es contrario a
las leyes, y eso es lo que lo hizo ser un buen actor, porque describió
las posibilidades de cada ser humano”, dijo a la prensa el escritor
Carlos Fuentes.

El cineasta Felipe Cazals, quien lo dirigió en Su alteza serenísima, pidió no uno, sino dos minutos de aplausos, “por los que te quedamos a deber”.

La actriz Silvia Pinal lo recordó con mucha cariño. “Me gustaban sus personajes de malo, muy malo”, indicó.

Pedro
Armendáriz Jr., fue buen actor, buen amigo, incluso un playboy
ocasional, “pero también podía ser un gran cabrón, un terco, y nos dejó
un hueco difícil de llenar”, dijo el cineasta Luis Estrada, quien lo
digirió en La ley de Herodes.

En su mensaje, la presidenta
de Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consuelo Saízar, dijo
que Armendáriz Jr. fue una figura imprescindible del escenario nacional e
internacional.


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Pedro Armendáriz Pardo murió el 26 de diciembre
en la ciudad de Nueva York. Contaba con 71 años. Semanas antes le habían
detectado un cáncer en un ojo. Días antes, todavía grabó sus últimas
escenas en la telenovela “La fuerza del amor”.

“Murió tranquilo,
incluso estando en el hospital siempre nos dijo que no íba a pasar nada,
que todos debíamos estar tranquilos, como él”, dijo su hijo mayor, que
lleva el mismo nombre del padre y del abuelo.

Pedro Armendáriz
Jr. fue el primogénito del actor Pedro Armendáriz Hastling, figura
importante de la Época de Oro del Cine Mexicano, y de la actriz Carmela
Bohr, también llamada Carmelita Pardo.

Padre e hijo compartieron
profesión y destino: ambos fueron grandes actores; los dos participaron
en películas de la saga de James Bond (padre en De Rusia con amor, 1963; hijo en Licencia para matar, 1989); interpretaron a Pancho Villa en el cine (Padre en varias ocasiones, una de ellas en Así era Pancho Villa, 1957; hijo en la película Gringo viejo, de 1998); y ambos murieron de cáncer. Este año, Armendáriz padre cumpliría 100 años.

Armendáriz
Jr., estudió arquitectura y no estudió actuación, su relación con los
escenarios le vino de familia. “De su padre famosísimo heredó más bien
el desafío de hacerse actor a fuerza de enfrentarse a una cámara, a un
público expectante, y meterse en eso que llaman la piel de los
personajes”, escribió el dramaturgo y guionista, Vicente leñero, en el
prólogo del libro de Gerardo de la Torre, Pedro hijo de Pedro.

Tenía especial facilidad para interpretar a personajes de carácter, recio, temibles, como en la película Cadena perpetua,
en 1979,  de Arturo Ripstein. En la vida real, Armendáriz Jr., era todo
lo contrario a sus personajes: alegre, bromista, bohemio, relajiento,
en ocasiones más de la cuenta, recordó la actriz María Rojo.

Estuvo
casado varias veces. Con la ex modelo de televisión, Lucía Gómez de
Parada y con la actriz Ofelia Medina. Se divorció de ambas. “Las mujeres
nos gustaban para tener hijos, no para vivir con ellas”, recuerda el
actor Fernando Luján.

Su filmografía abarca 140 de títulos, entre
nacionales y extranjeros. Recibió en México el Ariel  por la mejor
Coactuación Masculina en las cintas “La ley de Herodes”, de Luis Estrada, y Su alteza serenísima, de Felipe Cazals, así como el Ariel al Mejor Actor de Cuadro por la película Dos crímenes, de Roberto Sneider.

En
1997, el Festival de los 3 Continentes en Nantes, Francia, le brindó un
homenaje por su trayectoria internacional. Ese mismo año el Festival
Internacional de Cine de Huesca lo reconoció con el Premio Luis Buñuel.

En
2007, en el Festival Internacional de Cine de Biarritz recibió un
homenaje más por su presencia y trayectoria en el cine mexicano. En el
Festival de San Sebastián recibió el Premio Incombustible.

Armendáriz
Jr. presidió la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas
de 2006 a 2010. Su periodo fue uno de los más controvertidos. Enfrentó
la peor crisis moral y económica del la Academia y fue objeto de las
críticas de algunos de sus colegas.

“Pedro, el tío Pedro,
Petrovich”, escribió Vicente Leñero. También llamado “Goyo, “El Perro”, o
simplemente “Peter”, Armendáriz Jr. tenía un mérito a destacar: fue un
hombre tan sencillo que por muchas ocupaciones que tuviera contestaba
personalmente su teléfono celular, aunque fue sólo para decir: “estos de
la prensa, ahora qué carajos quieres”.

Sus cenizas descansarán a
un lado de la tumba de su padre, en el Panteón Jardín de Ciudad de
México. Mientras tanto, permanecerían donde han estado desde que
llegaron de Nueva York: en su casa, con su familia.

jbadillo@hotmail.com


Era un seductor de tiempo completo: Cazals

Redacción. Es cierto que no alcanza el estatus de ídolo del cine mexicano pero su popularidad era grande. A las afueras del Palacio de Bellas Artes, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, una abundante muchedumbre hizo valla para atestiguar el paso de los invitados que acudieron a  dar el último adiós al actor Pedro Armendáriz Pardo, a quien se le rindió homenaje la tarde del lunes 9 de enero. Carlos Fuentes, Felipe Cazals, Luis Estrada, María Rojo y Silvia Pinal, entre otros, estuvieron ahí presentes.

Felipe Cazals recordó que Pedro Armendáriz Jr. fue un gran admirador de John Ford, guardando en su casa un gran retrato del cineasta y mostrando siempre con su charla su amplio conocimiento del cine.

“Pedro ofrecía ante todo una amistad generosa, teniendo docenas y miles de amigos, su vida se centró en ese signo, sabía cómo estrechar una mano extendida, corresponder a un abrazo y reconocer al instante la dimensión del encuentro con cada uno de sus amigos”.


Y agregó: “Era un seductor de tiempo completo, una figura admirada y consentida. Fue un actor que protagonizó más de 100 películas, pero a Pedro el oficio de vivir era lo que más le preocupaba. La armonía de su familia nunca se rigió por códigos impuestos, siempre se condujo con tolerancia, mostrándonos a todos aquello por lo que la vida vale la pena vivirse”.

Al término de su alocución, Felipe Cazals pidió otros dos minutos de aplausos para su amigo, que resonaron en todo el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes en punto de las 18:30 horas.

Luis Estrada comentó que Pedro Armendáriz Jr., apodado Petrovich o el Tío Pedro, ejerció con pasión su amor al cine hasta el último día. El cineasta habló a nombre de la familia Armendáriz, realizando un retrato del actor, a quien calificó como un puente entre la generación cinematográfica de su padre y la del presente.

“No sólo fue mi maestro, mi compañero, socio y mi actor preferido, me dio muchas enseñanzas sobre el cine y la vida misma. A veces le daba por regañar a todo y a todos, lo vamos extrañar profundamente, vamos a lamentar ese vacío difícil de llenar”.

“Estamos aquí reunidos para recordar a un hombre de época, a un formidable actor, a un gran sindicalista cinematográfico, a un formidable ser humano cuya figura definió en mucho al mexicano y que ya forma parte del gran legado artístico del siglo XX y el XXI”.

Así lo expreso Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta, al participar en el homenaje.

“Fue una figura irrepetible que vivió el tiempo de su padre y su propio tiempo, acompañando e impulsando a las nuevas generaciones”, dijo la titular del Conaculta, quien pidió un aplauso para el actor, el cual se prolongó por más de un minuto.

Pedro Armendáriz, hijo del actor, agradeció al Conaculta y al Imcine, así como a la prensa por el apoyo y el respeto que han profesado a su familia.

“Mi padre era ante todo  un gran amigo, era un gran hijo, un gran hermano, así como un gran esposo y tío, pero ante todo un gran actor que nos legó muchísimas películas y recuerdos. Nunca se podía quedar callado, nos llenó de consejos, de cariño y de amor”.

Al término de su intervención, Pedro Armendáriz hijo leyó un poema de Francisco de Quevedo donde resaltan las palabras: “Serán cenizas mas tendrán sentido, polvo serán, pero polvo enamorado”, mismo que fue celebrado con una porra por parte del público.

Durante el homenaje se proyectó en el vestíbulo de Bellas Artes un audiovisual donde se rescataron varias décadas de la trayectoria de Pedro Armendáriz Jr. en el cine nacional e internacional.

En punto de las 18:42 horas, Consuelo Sáizar, Carlos Fuentes, Marina Stavenhagen, Silvia Pinal, María Rojo y los familiares del actor rindieron la primera guardia de honor de la noche frente a la urna con las cenizas de Pedro Armendáriz Jr.