Por Israel Damián

“En la mira del francotirador” (“The Wall”, 2016) es un fatigoso ejercicio de narrativa soportado por una actuación digna. La película, en su objetivo de crear un martirio para su personaje, cansa a su público con una historia que busca ser claustrofóbica, situada en una delgada línea entre la desesperación del protagonista y la impaciencia del espectador.

La guerra en Iraq ha terminado, el presidente Bush ha declarado la victoria y se ha comenzado la implementación de reconstrucción de daños. Dos sargentos, un francotirador y su asistente, han estado alrededor de 28 horas escondidos y vigilando una obra de ductos para determinar que éste lugar está despejado. Convencido de esto el francotirador, el Sargento Matthews (John Cena) se adentra en el área y mientras recorre el lugar alguien le dispara. Su compañero, el Sargento Issac (Aaron Taylor-Johnson), corre en su ayuda pero, en medio del fuego, es derrumbado y queda herido, por lo que se ve en la necesidad de esconderse detrás de una pared. Matthews desfallece e Issac se queda atrapado a la sombra de esa pared, vigilado y asediado por el francotirador, mientras busca una forma de pedir ayuda y matar a su distante y desconocido enemigo.

El director es Doug Liman quien es dueño de varias películas de acción conocidas y exitosas como “The Bourne Identity” (2002) “Mr. &Mrs. Smith” (2005) y  “Al filo del mañana (“Edge of Tomorrow”, 2014). En el caso de “En la mira del francotirador”,  Liman firmó un contrato con Amazon Studios quien es responsable de producir y distribuir películas como “Manchester By The Sea” (2016) y “Neon Demon” (2016).

El concepto de “En la mira del francotirador” es simple y económico como producción. La película, que solo cuenta con tres personajes, tiene su mayor logro en la actuación que brinda Aaron Taylor-Johnson al demostrar que es capaz de sostener la narración entera a través de gritos, esfuerzos, quejidos y recuerdos que la historia le proporciona. Asimismo, el guión está cifrado en el diálogo entre dos personajes totalmente separados en donde se conocerá la voz de un enemigo astuto que busca cazar al protagonista, cuyo trayecto a una resolución será algo pantanoso, ya que, a pesar de que la tensión es manejada de forma correcta en la película, se convive con Issac en un espacio tan reducido que provoca un encierro contraproducente. Esto provoca que la trama se vuelva repetitiva y monótona.

“En la mira del francotirador” guarda afinidad con filmes como “Buried” (2010) en donde la situación sucede bajo un contexto político que sirve sólo como excusa, pues en realidad no es el enfoque de la trama exponer una bandera antibelicista, sino ver el suspenso que rodea al protagonista para escapar.

“The Wall” cuenta con pocas escenas de acción y una valorable actuación de Taylor-Johnson. La historia sacrifica al público para atender su propia situación y quien parece que aprovecha más el tiempo es el mismo actor, pero al final se topa con pared.