Por Pedro Paunero
El actor estadounidense Jack Taylor recuerda –hablando en perfecto español-, en “Jack Taylor, testigo del fantástico” (Diego López, 2018), un mediometraje exhibido en varios festivales dedicados al cine de terror, como el de Sitges, y ahora en Feratum, anécdotas de su vida y obra. Nacido en 1936, como George Brown Randall, aparentemente muerto (como le pasara a Pablo Picasso), hasta que una nalgada por parte de su abuela lo obligara a respirar, muestra una foto con su bisabuelo, quien conociera a Wyatt Earp, ya en el final de la era del “Salvaje Oeste”, y una historia despojada del heroísmo típico del “Western” (“nada de duelos al sol”, simplemente mataban por la espalda, “por eso no me gustan las películas del Oeste, todo es tan falso”). Decepcionado de un Hollywood en el que sólo importaba la apariencia (“todo el mundo copiaba a Marlon Brando, y mal”), y en el que sólo consiguió “un papelito” en el Show de Jack Benny (donde se decepcionó de Marilyn Monroe, al conocerla sin maquillaje), huye a México, donde actúa en el cine de luchadores para, posteriormente, asentarse en Europa.
Testigo, sí, de la obra dedicada al cine del fanta-terror de directores como Jess Franco –para quien hizo un desnudo en “Vampyros Lesbos”, en 1974-, Armando de Ossorio o León Klimovsky, en España, Roman Polanski (como el bibliómano Víctor Fargas, en “La última puerta”, 1999), John Milius (como el sacerdote en “Conan el Bárbaro”, 1982) o Federico Curiel (en “La maldición de Nostradamus”, 1959 y las películas dedicadas al luchador Neutrón) y hasta obras de teatro, como “Anastasia”, “Proceso a Jesús” y la comedia musical “La pelirroja”, con la cual llega a España, en 1961.
Taylor se enamora de los ojos de Soledad Miranda, actriz fetiche de Jesús Franco, en “El Conde Drácula” (1970), se acuerda del difícil rodaje de “El buque maldito” (1974), de Armando de Ossorio, en el que pasaron todo un día filmando, sin pausas para comer, y de la entrevista que le hiciera John Milius, que quiso darle instrucciones para interpretar al sacerdote homosexual en “Conan”. Milius comenzó, “cuando se interpreta a un homosexual”, Taylor finalizó, “no hay que exagerar”, con lo que obtuvo el papel y confiesa que el Dr. Knox, en la película “Wax” (2014), de Víctor Matellano, escrito para él mismo, es su papel favorito.
Reconocido por el público dedicado al cine de género, sobre todo el joven (en la entrega de los Premios Goya, una panda de chicos se le acercaron para hacerse fotos con él, hecho que no deja de sorprenderlo), acepta haber hecho varias películas malas, pero su agradecimiento con el público –y sus compañeros en el quehacer del cine-, demuestran por qué se le denomina como a un “testigo del fantástico”, en este documental breve y sencillo, cuya inmediata, y más consciente aspiración, no es otra que rendir un homenaje a uno de los últimos representantes del fanta-terror europeo.