Por Hugo Lara

El gran éxito taquillero de “El Estudiante” (2009) fue una gran sorpresa para propios y extraños, incluyendo a su director Roberto Girault, cuya opera prima define elocuentemente su estilo y preferencias fílmicas: un cine familiar, con mensajes positivos, edificantes y, cómo él mismo lo define, aspiracional, cifrado en valores cristianos-católicos. Bajo esas mismas guías, el cineasta mexicano charló con Corre Cámara sobre su tercer largometraje, “Ilusiones S.A.”, que se estrena en salas comerciales este fin de semana. Se trata de una adaptación de la obra teatral “Los árboles mueren de pie”, del español Alejandro Casona, que ha merecido diversas puestas en escena alrededor del mundo e incluso una adaptación fílmica en Argentina, por allá del lejano año 1951.

Con la participación de los actores Jaime Camil, Adriana Louvier, Roberto D´amico, Silvia Mariscal, José Carlos Ruiz, Verónica Langer y Marina de Tavira, “Ilusiones S.A.”  es una fábula acerca de una empresa creadora de fantasías, que decide ayudar al Sr. Balboa, un abuelo que ha mantenido la ilusión de su esposa a través de cartas ficticias, de que su nieto, que hace ya más de veinte años se fue de la casa, es un hombre de bien aun cuando en realidad se ha convertido en un criminal. Los ilusionistas Mauricio e Isabel, se harán pasar por el nieto y su esposa y convivirán una semana con “sus abuelos”. Pero la farsa echa a andar situaciones insospechadas para todos.


Corre Cámara: ¿Qué tan satisfecho estás con tu nueva película, “Ilusiones S.A.”?

Roberto Girault: Estoy muy contento con la reacción de la gente donde la hemos presentado, el público ha salido muy contento, con una reacción que no me esperaba, se ríe a lo largo de toda la película y al final suspira y algunos echan hasta lágrimas.

CC: ¿A qué crees que se deba esto?

RG: En primer lugar al guión, que está basado en la obra original de Alejandro Casona, una comedia donde maneja un humor muy fársico, que lo usa para hacer una crítica de la realidad y tocar temas muy profundos. Yo lo único que hice cuando escribimos el guión, fue empujar y adaptar esa comedia y darle un poco de picardía mexicana.

Por otra parte, las actuaciones de Jaime Camil, Adriana Louvier, Roberto D´amico, Silvia Mariscal,  tienen un timing perfecto para la comedia. No se diga de los ilusionistas, de Marina de Tavira y el resto que son grandes actores de teatro.

CC: ¿Cómo te llegó este proyecto?

RG: Me escogieron. Yo había trabajado con la productora Olivia Núñez en “El Estudiante”. Ella me ayudó con el análisis del guión, sobre todo. Después con “Ella y el Candidato”, ella también estuvo muy involucrada y entonces me comentó de esta obra de teatro, que no había tenido oportunidad de ver y mucho menos de leerla. Ella me dijo que quería llevar a la pantalla “Los árboles mueren de pie” de Alejandro Casona. Me pareció bien pero ella estaba persiguiendo los derechos de la obra y no le di mucha importancia, hasta que en el 2012 me dijo que ya los tenía. Leí el guión teatral y me gustó mucho, la farsa y fantasía que maneja, el reto de traer a la pantalla a estos personajes histriónicos, muy fársicos y fantásticos. Me identifiqué mucho y le dije adelante, vamos a hacerlo. Empezamos a escribir la adaptación y de allí pa’l real.

CC: ¿Qué tan difícil  fue actualizar la obra, pues es muy de su época: los años 50, la postguerra, todavía dirigida a un público más inocente?

RG: La dificultad fue sobre todo  la adaptación del lenguaje teatral al lenguaje cinematográfico. EN la esencia de la historia y mucho de la escencia de la comedia fársica se mantiene igual, porque es atemporal, no tiene tiempo ni generación.  Pero traerla a un dinamismo cinematográfico y actual fue el aspecto que a mí en particular me costó más trabajo de visualizar. Empezó a funcionar todo cuando decidimos que se filmara en Campeche y que esta ciudad fuera un personaje más de la película, no solamente una locación. Eso me ayudó mucho a abrir el espectro de la narrativa y poder llevar los personajes a diferentes situaciones. También me sirvió mucho identificar la actualidad del cine mexicano y de la picardía mexicana, tratando de mantener un nivel apto para toda la familia, pero metiendo algo de sabor de comedia e interés actual.

Por otro lado, sobre mantener la época de los cincuentas, lo que quise hacer fue llevar a la generación actual a aquella época, como una fábula.


El director con sus actores.

CC: ¿Conoces la película argentina, filmada en 1951?

RG: Sí, la vi de hecho, y hay una gran actuación de la abuela, una copia fiel del texto teatral de Alejandro Casona. Una de las ideas que tuvimos fue salirnos un poco de la rirgidez que mantiene la obra y la película argentina, desde el punto de vista cinematográfico. A Silvia Mariscal que hace el papel de la abuela, la quisimos hacer más moderna, más tierna y conmovedora, no como las abuelas de aquella época que eran más duras, como una Sara García. Quise hacer una película donde nos metiéramos en la intimidd de los personajes.

CC: Esta película, aunque no es un proyecto que surge originalmente de ti, ¿consideras que es coherente con tus otras películas, sobre tu filosofía del cine y tus valores?

RG: Totalmente, creo que esta película mantiene mi sello cinematográfico, donde trato de hacer un cine aspiracional, un cine que lleve a la gente a salirse un poco de la realidad y de lo cotidiano, del amarillismo que nos reodea muchas veces; para entrar a un mundo de ideales, que son verdaderos pero que a veces nos nublamos y no los vemos, por los problemas cotidianos, por la realidad que a veces nos pesa demasiado. Tanto en “El Estudiante” como en “Ella y el candidato” y ahora en “Ilusiones S.A.” con un acento mayor, trato de empujar una realidad fantástica, un idealismo que nos empuje a aspirar una realidad mejor.

CC: ¿Es un cine de valores católicos?

RG: Sí, es un cine que está fundamentado en valores cristianos, porque el tema de la familia, de la dignidad de las personas, de la verdad, de la amistad, del amor humano, del amor en pareja, son valores que yo he mamado toda la vida dese mi casa, los he mamado a través de una filosofía cristiana-católica.

CC: Conozco a mucha gente que disfruta este cine y otros que no, porque es un cine sin groserías, estéticamente impecable y hasta evasivo ¿qué piensas al respecto?

RG: Pienso que en el cine, en un libro o en cualquier obra de arte, el autor pone lo que trae adentro. Steven Spielberg nunca podrá hacer una película de Scorsese, o no le va a salir igual, porque los dos vienen de entornos completamente diferentes y expresan lo que traen adentro. Y hay gente que le gusta un estilo y a otra gente el otro. Lo mismo pasa aquí. Yo traigo un bagaje cultural, de formación, que es lo que proyecto. Es algo que me ha dado una forma de ver la vida y unos ideales que son mi faro al que siempre me refiero. A veces me pierdo, pero trato siempre de referirme a ese faro y de encontrar ese camino. Es lo que proyecto en mi cine y a la gente, habrá a quien le guste y a quien no, pero es muy difícil hacer una película que le guste a todo el mundo por igual. Creo que hay valores cinematográficos que sí pueden ser apreciados por todo mundo, que son dignos de llamar la atención.

CC: Coméntanos del trabajo de producción y de tus colaboradores en los diferentes departamentos.

RG: Tuve la inmensa fortuna de trabajar con gente muy profesional y muy talentosa. Serguei Saldívar Tanaka hizo una fotografía excelsa, logra una expresión con la cámara sinigual, pocas veces visto en el cine mexicano. Raymundo Cabrera, mi director de arte, logra una ambientación que te lleva a los cincuenta, muy mágico. Mariana, la vestuarista, hizo un trabajo impresionante, la gente no se cansa de decírmelo. La edición de Jorge González “Porri” trae buen ritmo, se mueve mucho; la música de Juan Manuel Langarica ni se diga, creo que es su mejor trabajo hasta ahora; y la producción atrás de Olivia, de Pepe Nacif, de Francisco Compeán, y la producción en línea de Víctor Núñez fue estupenda. En la utilería, los autos, las locaciones, contar con grúas, en fin, se ve una producción que cree en la visión del director y del proyecto. Y cabe mencionar que no tuvimos un presupuesto holgado, la filmamos en cinco semanas y con un presupuesto de 30 a 34 millones de pesos.

CC: ¿Qué directores consideras tus principales referencias?

RG: A mi me encanta P. T. Anderson, creo que el movimiento de cámara y el lenguaje visual que usa es único. Me encanta el estilo de cine de John Hughes (The Breakfast Club, 1985),  ese cine tan romántico, tan aspiracional, tan inocente, me fascina cómo lo cuenta él, soy fan de todas sus películas como director y productor. Steven Spielberg y Christopher Nolan son dos referentes constantes como narradores fílmicos. Y Scorsese, en la forma en que dirige a sus actores. No puedo dejar de mencionar a Alfonso Cuarón, su cine me encanta.

CC: ¿Cómo resolviste la farsa con los actores? ¿Cómo los dirigiste para que lograran el tono adecuado?

RG: Hay que ser muy sinceros con los actores, decirles: “este es el proyecto al que te estoy invitando y con esta visión lo estoy viendo. No vamos a hacer un gran drama, ni va a ser una película que va a estar nominada a los Arieles, ni va a ir a festivales por los temas que toca. Vamos a hacer esta historia que es realmente un cuento y tu personaje es surrealista totalmente. No vamos a inventar el hilo negro ni mucho menos, no vamos a pretender algo que no somos”. Y claro, les cuentas cómo, hacia dónde. Todo empieza con un guión bien armado, hay un principio y un fin con un arco bien establecido, y cada personaje está bien construido. Y a los actores cuándo les das personajes jugosos, sea el género que sea, generalmente lo agarran, porque no hay nada mejor para un actor que hacer un personaje que lo rete. Había muchos personajes que retaban a mis actores a hacer eso, justamente.

CC: ¿Qué es lo que la gente va a encontrar en “Ilusiones S.A.”, que lo puede sorprender, qué lo hará disfrutar?

RG: Una fábula muy romántica, muy cómica y al final muy inspiradora. Saldrá la gente con una sonrisa de oreja a oreja, con una aspiración de tratar de ver la vida a través de los ojos del amor para ilusionarse cada vez más con ella. Creo que es la clave, lo que dice esta película: que la realidad puede convertirse en una ilusión constante si la vemos a través de los ojos del amor.

CC: ¿Qué proyecto tienes en puerta?

RG: Estoy empujando “La leyenda del diamante”, un proyecto personal que va muy bien. Es más fantasía, como “The Princes Bride” o “NeverEnding Story”, es más ese género, donde combino más fuerte la fantasía con la realidad, y tiene un mensaje muy profundo como “El gran pez” de Tim Burton o inclusive “El laberinto del fauno” de Guillermo del Toro. Tiene que estar para mediados del próximo año.
 

Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.