Por Hugo Lara Chávez

“Quince hombres sobre el cofre del muerto–
  Yo-ho-ho, ¡y una botella de ron!”

(Canción de La isla del tesoro, de Robert Lous Stevenson)

El cine perfeccionó a los piratas, los convirtió en presencias infaltables de hazañas épicas, embarcados en sus portentosas naves en pos de inconmensurables tesoros y acechados por peligros inopinados. Los Estudios Disney y el director Gore Verbinski han hecho una síntesis de todos los códigos de este subgénero del cine de aventuras y lo han puesto al día en la saga Los Piratas del Caribe. En su segunda entrega, El cofre de la muerte, echan mano una vez más del personaje que les dio espléndidos réditos, el Capitán Jack Parrow, encarnado por un generoso Johnny Depp en plan de reírse de sí mismo y de entretenernos a todos.

A su lado, otra vez aparecen sus compañeros de andanzas de la primera película, la bella Keira Knightley y Orlando Bloom, además de Jonathan Pryce, Geoffrey RushBill Nighy. Eso no es todo. Una tercera parte de la saga fue filmada simultáneamente y su estreno se ha reservado para 2007.

De tal palo, tal pirata

El pirata de Depp, Jack Parrow, brilla por su bis cómica, inspirado como es sabido en el guitarrista Keith Richards, de los Rolling Stones. Eso explica que Parrow luzca como pirata-rockero de silueta enjuta y mirada extraviada, mientras su cuerpo se bambolea como si estuviera a punto de venirse abajo en el momento menos pensado. Un personaje que ha puesto a Depp en la palestra del cine de aventuras, y lo ha ratificado como uno de los actores más carismáticos y versátiles de su generación.

Todo debido a que Depp, según ha dicho, quiso complacer a sus pequeños hijos, y llevar a la pantalla un papel para divertirlos. Tanto le gustó que no dudó en volverlo a interpretar y ya ha advertido que lo haría otras veces. Se sabe que, como homenaje, Depp insistió para que Richards hiciera un pequeño cameo en una de las secuelas, donde habría de figurar como el padre de Sparrow, aunque este plan se frustró debido a otros compromisos de sus Satánicas Majestades.

Pirata que ríe al último, ríe mejor

Es tan importante la participación de Depp que la concepción del Capitán Parrow define el tono que predomina en Los Piratas del Caribe. Sin él, difícilmente podría soportarse el humor socarrón del relato, la delicada fusión de los componentes sobrenaturales con el mundo real de los aventureros, la simpatía por los protagonistas y sus alegres coreografías en los combates contra los villanos de la fábula. Al menos todo eso es lo que se espera también de El cofre de la muerte, cuya proyección ha sido celosamente reservada para la víspera de su estreno mundial.

Y es que desde la primera cinta, el director Verbinski cifró en torno al personaje de Depp el engranaje del guión, escrito por un gabinete que encabezan Ted Elliott y Terry Rossio, eficaces hacedores de cine de entretenimiento como La Leyenda del Zorro (2005).  Pero sobre todo, Verbinski se ha apoyado en una costosa producción provista por Jerry Bruckheimer, uno de los Midas de Hollywood, impulsor del cine grandilocuente, de gran costo y de vistosos efectos especiales, cuya extensa filmografía comprende títulos como Armageddon (1998) y Pearl Harbor (2001).

Ese gusto por la abundancia radica en un presupuesto estimado en 200 millones de dólares que se percibe sin regateos, sea en los paradisíacos escenarios de las Antillas, en Bahamas, Dominica y San Vicente, o en los interiores rodados en varios estudios californianos, que supusieron la construcción de monumentales galeones y decorados, vestuarios y utilería de época, entre otras florituras, todo en razón del notable diseño de producción a cargo de Rick Heinrichs, que ha sido reutilizado en las tres partes.

Los Piratas del Caribe 2: El Cofre de la Muerte se ha convertido en una jugosa franquicia para Disney, donde las películas son el eje de un amplio plan de negocios para comercializar los parques de diversión, videojuegos, memorabilia y demás formas de merchandising. Los ejecutivos saben que estas oportunidades resultan difíciles de encontrar y explotar. Y encima, hay que considerar la millonaria merma que atajan los piratas. Pero el pastel es tan grande que alcanza para todos. Negocios y entretenimiento para chicos y grandes.

De qué se trata

El Capitán Jack Parrow es buscado por el espectral Capitán Davy Jones y sus huestes para cobrarle una deuda pendiente, y en caso de no hacerlo perdería es su alma. Tal infortunio termina por arruinar los planes de boda de Elizabeth Swann y Will Turner, que a su pesar se enredan en la aventura de su amigo Parrow.

La voz del eterno crítico

Una película de piratas siempre será bienvenida y Los Piratas del Caribe 2: El Cofre de la Muerte promete lo que todos esperamos: diversión y emociones; escenarios fantásticos, unos actores confiables y una magnífica producción. Ojalá así sea.

Si te gustaron estas películas…

Los Cazadores del Arca Perdida (Raiders of the Lost Ark, 1981)

La Momia (The Mommy, 1999)

El Hombre de la Máscara de Hierro (The Iron Mask, 1998)

No te pierdas Los Piratas del Caribe: El cofre de la muerte

Puntos a destacar

  • La actuación de Johnny Depp, que hace una demostración de su camaleónico talento
  • Los efectos especiales ideados para darle verosimilitud a la subtrama fantástica
  • Nuevos personajes con sorprendentes atributos sobrenaturales.
  • La monumental reconstrucción de época, en especial los magníficos escenarios, los vestuarios y los navíos.
  • Keira Knightley. Por ella ya valió el boleto.

 

DE MÚSICO, PIRATA Y LOCO…

Si los piratas no hubieran existido el cine los habría inventado. Aunque los rudos piratas —filibusteros, bucaneros o corsarios, como se quiera llamarles—, existieron en la realidad desde tiempos antiguos (ahora mismo, aquí en México, está la mera mata), la fantástica imagen que los ha hecho populares tiene su patente en la literatura, gracias a las plumas de escritores como Daniel Defoe, Emilio Salgari, Robert Louis Stevenson y Rafael Sabatini, entre muchos más,imprescindibles lecturas para niños y jóvenes.

Hay corsarios buenos y malos, aunque en conjunto le dan forma al pirata granuja, diente de oro, perico al hombro, parche en el ojo, espada y pata de palo, que por regla se ubica entre los siglos XVI y XVIII y que evoca un ejemplo de libertad, de audacia y de malicia para enfrentar los desafíos de altamar.

El cine de piratas pertenece al género de aventuras, muy próximo al de capa y espada, y al de gestas marítimas, donde lo mismo caben historias de pescadores o cazadores (Moby Dick), de amotinamientos (El Motín del Bounty, cuyas versiones merecerían un texto aparte), de hundimientos y naufragios (Robinson Crusoe) o epopeyas navales (Capitán de Mar y Guerra). Y los piratas ocupan un lugar muy especial en ese colorido espectro.

El cuadro de honor

Sandokán

De Salgari, también conocido como “el Tigre de Malasia”. Figura en una colección de once novelas. Sus aventuras han sido fuente de numerosas películas, sobre todo italianas, entre las que destacan Los Piratas de la Malasia (I  Pirati della Malesia, 1941) con Massimo Girotti; Sandokán (Sandokan, La Tigre Di Mompracem, 1963), con Steve Reeves.

El Corsario Negro

También de Salgari. Es parte de la colección de Los piratas de las Antillas. El personaje es un noble italiano convertido a la piratería, y que en cierto momento de la saga lucha brazo con brazo al lado de sus hermanos, el Corsario Verde y el Corsario Rojo. Sus aventuras han sido adaptadas incluso por el cine mexicano, en una versión del director Chano Urueta que estelarizó Pedro Armendáriz en 1944. También se recuerdan algunas versiones italianas como la de 1976, Il Corsaro Nero, (1976), con el actor hindú Kabir Bedi.

El Pirata Negro

No debe confundirse con el anterior, aunque debe mucho a él. Se trata del protagonista de la cinta del mismo título dirigida por Albert Parker, El Pirata Negro (The Black Pirate, 1926), inmortalizado por Douglas Fairbanks, quien por cierto fue también el autor del argumento. Todo un clásico del cine de aventuras. Es una imagen icónica, decenas de veces emulada, aquella en la que Fairbanks vuela por los aires y desciende rasgando una de las  velas.

Capitán Blood

Del italiano Sabatini. Es un médico irlandés que la injusticia lo obliga a volverse filibustero. Su versión fílmica más celebrada fue la que protagonizó Errol Flynn y Olivia De Havilland, dirigidos por Michael Curtiz, bajo el título de Captain Blood (1935).

Long John Silver

Uno de los más famosos, que se debe a la pluma de Stevenson. Es coprotagonistas de La Isla del Tesoro. Hay decenas de adaptación fílmicas de este emocionante relato, entre los que se haya el clásico de 1934, dirigido por Victor Fleming y protagonizado por Jackie Cooper y Wallace Beery. Ha merecido incluso adaptaciones poco ortodoxas como el de Los Muppets en la Isla del Tesoro (1996) de Jim Henson o la animación futurista de Disney, El Planeta del Tesoro (The Treasure Planet, 2002). Grandes figuras como Orson Welles también hicieron ese personaje..

Capitán Garfio

Del escritor J.M. Barrie. Emblemático bucanero del país de Nunca Jamás, escenario de la fantástica aventura de Peter Pan. La más reciente adaptación, a cargo de P.J. Hogan, resultó afortunada con Jason Isaacs en el doble papel de Garfio y el padre de Wendy, si bien la película animada de Disney de 1953 sigue siendo una de las preferidas del público. También recuérdese a Dustin Hoffman en el mismo rol en la reinterpretación de 1991 de Steven Spielberg.

Capitán Red

Roman Polanski es el responsable de Piratas (Pirates, 1986), filme donde el veterano actor Walter Matthau encarnó a un pirata carcamán, que tras su hostil apariencia resulta también un ser entrañable. No obstante, la película llegó en un momento inapropiado. Las historias de piratas llevaban años alejadas del interés del auditorio y, lo irregular de este relato, hizo que se distanciara aún más.

El Cisne Negro

Nuevamente un personaje de Sabatini. Tyrone Power le dio vida a este valeroso discípulo del pirata Morgan en El Cisne Negro (The Black Swan, 1942). Una cinta imprescindible en su tipo, realizada con eficacia por el director Henry King

Capitán Chávez

Antony Quinn dio vida al Capitán Chávez en la memorable Viento en las velas (A High Wind in Jamaica, 1965), en la que también figura el recio  James Coburn, basados en la novela de Richard Hughes. En la historia, unos niños que viajan de Jamaica a Inglaterra por accidente son echados a bordo de su embarcación. A pesar de obvias inexactitudes (¡hey!, ¡los piratas eran los ingleses!), la cinta es entretenida. Cabe decir que Quinn ya tenía experiencia como filibustero, acumulada desde su modesta participación en The Buccaneer (1938) dirigida por Cecil B. DeMille, y más tarde en Against All Flags (1952).

Morgan Adams

A Geena Davis le sienta muy bien sus lances de mujer pirata y por eso la hemos sumado a esta galería, a pesar de que esta película, titulada La Pirata (Cutthroat Island, 1995) resulta un tanto floja, lo que debe atribuirse a los guionistas y al mediocre director Renny Harlin. Habría que darle lugar a otra chica bucanera, la Capitana Providence, que encarnó Jean Peters en La mujer pirata (Anne of the Indies, 1951).

Capitán Kidd

Charles Laughton lo encarnó en la película Capitán Kidd (Captain Kidd 1945), considerada una de las cumbres del subgénero. Este legendario bucanero fue uno de los que el cine adoptó tempranamente, pues existen versiones de sus aventuras que datan de 1913. El éxito de Laughton lo animó a realizar una secuela con los dudosos comediantes Abbott y Costello.

Capitán Barbanegra

En El Pirata Barbanegra (Blackbeard, the Pirate, 1952) el director Roul Walsh desarrolla sus aventuras en clave de comedia, con un Barbanegra encarnado por Robert Newton. Las historias de filibusteros que los mostraban en forma amable y hasta jocosa, fue objeto de sendas cintas exitosas, como la memorable The Crimson Pirate (1952), con Burt Lancaster.

Por Hugo Lara Chávez

Investigador, escritor y cineasta, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Artes (2023). Egresado de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Iberoamericana. Ha producido el largometraje Ojos que no ven (2022), además de dirigir, escribir y producir el largometraje Cuando los hijos regresan (2017) y el cortometraje Cuatro minutos (2021). Fue productor de la serie televisiva La calle, el aula y la pantalla (2012), entre otros. Como autor y coautor ha publicado los libros Pancho Villa en el cine (2023), Zapata en el cine (2019) en calidad de coordinador, Dos amantes furtivos: cine y teatro mexicanos (2016), Ciudad de cine (2011), *Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-2011* (2011), Cine y revolución (2010) como editor, y Cine antropológico mexicano (2009). En el ámbito curatorial, fue curador de la exposición La Ciudad del Cine (2008) y co-curadór de Cine y Revolución presentada en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (2010).En el ámbito periodístico, ha desarrollado crítica de cine, investigación y difusión cinematográfica en diferentes espacios. Desde 2002 dirige el portal de cine CorreCamara.com. Es votante invitado para The Golden Globes 2025.