Sus seminarios sobre escritura cinematográfica son famosos en el mundo entero, las principales majors le consultan y de sus talleres de guión han salido películas tan célebres como El color púrpura, El hombre elefante, Forrest Gump o El show de Truman y míticas series televisivas, entre ellas, Cheers, Colombo, Friends y Aly McBeal. Robert McKee, nacido en Detroit hace 61 años, es entre los guionistas de Hollywood un respetado gurú. Recientemente ha pasado por Barcelona, donde ha dictado varias conferencias en universidades y ha presentado su libro El guión (Alba Editorial). En él, además de desentrañar, con ejemplos, las claves de la narrativa fílmica reflexiona sobre el momento actual del séptimo arte.   

En conversación con EL PAÍS (el pais, Teresa Cendrós – Barcelona –
06/12/2002 ), McKee ahondó en alguna de estas opiniones. Por ejemplo, la de que el cine se está volviendo cada vez más oscuro, como reflejo de la propia sociedad. “He observado que las películas están mirando hacia el lado más oscuro de la vida y que el género que predomina es el thriller. Abundan las historias contadas desde el punto de vista de la víctima que se enfrenta a un antagonista poseído por el espíritu del mal, y, si lo analizamos, nos daremos cuenta de que ésta es la dirección que sigue el mundo. Todos nos sentimos víctimas. Estamos en plena III Guerra Mundial, la del este contra el oeste, y es la peor de todas porque es una guerra de culturas y porque no tiene líneas de batalla. Hoy, te montas en un avión o te vas a un pub y no sabes si alguien te va a hacer saltar por los aires. Y la paranoia crece… “.   

Este maestro de guionistas es muy crítico con el cine que se hace hoy en Hollywood. “Hollywood no tiene competidores, porque su mediocridad no lo es tanto como la del resto del mundo “, lanza.

En su opinión, el mejor cine que se hace hoy es el asiático. “Los
asiáticos no se han visto atrapados todavía por la locura comercial de
Hollywood y tampoco por las pretensiones de calidad artística de
Europa. Ellos se limitan a contar historias, que son no sólo potentes,
sino también sutiles y ricas”. 

“Siempre vamos a tener que adaptar novelas”, admite, “pero necesitamos guionistas con una visión original del mundo y la vida”. Y, sobre todo, añade, el cine precisa guionistas que sean “antenas vivas”, que perciban hacia dónde se mueve el mundo.   

Robert Mckee expone en su libro Story  las herramientas que el considera necesarias  para la creación de historias funcionales y sobre todo de calidad. Lo más relevante es que su teoría es sobre la forma, no sobre fórmulas, ofreciendo  los componentes que distinguen una historia de calidad, sobre los miles de historias del  resto o del montón.  En su teoría veremos la descomposición del film en todas sus partes,  desde el beat, hasta el acto,  para analizar el desarrollo de las historias y cómo logran  funcionar en pantalla.  

Una serie de claves de su teoría y enseñanza estaán contenidas en los Diez mandamientos de McKee”, una serie de consejos y premisas generales que sirven apra orientar a escritores primerizos. Es gracioso recordar que el personaje de Kauffman rompe estas premisas en “El ladrón de Orquídeas” porque desea hacer un cine audaz que refleje la existencia no un mix de personajes y peripecias con éxito asegurado. Estos díaz mandamientos son los siguientes:

PRIMERO:        No le quitarás de las manos la crisis/el clímax al protagonista. Mandamiento anti deus “ex machina”.  SEGUNDO:    No le facilitarás la vida al protagonista. En un argumento nada progresa si no es a través del conflicto.  TERCERO: No harás una exposición porque sí. Dramatízala. Conviene la exposición en munición. Utilízala para girar el final de una escena, para favorecer al conflicto.  CUARTO: No utilizarás falsos misterios ni sorpresas fáciles. No escondas nada importante que sepa el protagonista. Mantennos al nivel del héroe. Que sepamos lo que él/ella sabe.  QUINTO:       Respetarás a tu público. Mandamiento antimercenario.  SEXTO:   Conocerás tu mundo como Dios conoce éste. Mandamiento pro­investigación.  SÉPTIMO: No complicarás con nuevos elementos ya que la complejidad de los que dispones es mejor. No multipliques las complicaciones en un solo nivel. Utiliza las tres: intra-personal, interpersonal, extra-personal.  OCTAVO: Llevarás las situaciones al límite, negando las negaciones, llevan­do a los personajes hasta los extremos y la profundidad más lejanos del conflicto imaginables dentro del propio espectro de probabilidades del argumento.  NOVENO:      No escribirás con evidencia. Pon un subtexto debajo de cada texto.  DÉCIMO:       Reescribirás.