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Junto a su cómplice en “Pájaros de papel”, el guionista argentino Fernando Castets (“El hijo de la novia”, “Luna de Avellaneda”…), Emilio Aragón acaba de terminar el guión de la que será su segunda película como director. Con la primera despertó un notable interés entre crítica y público, aparte de valerle una candidatura al Goya. En diálogo exclusivo con NOTICINE.com nos contó su experiencia en la gran pantalla y lo feliz que le hace todo el proceso creativo con Castets, al que califica como “un animal de cine, un hombre que respira cine por cada poro de su piel”.
  

– Adelántenos algo sobre esta segunda película.
  

Si te soy sincero, empezamos con una idea. Llevabamos como 40 páginas cuando un día nos miramos, nos sinceramos y dijimos: “Esta no es”. La guardamos en un cajón y quizás algún día la retomaremos. Luego nos dimos un tiempo para pensar, y un día me desperté, le llamé y le dije: “Anoche soñé con esto… y va a ser la bomba”. Nos sentamos de nuevo, estuvimos trabajando en ello… y al mes y medio nos desinflamos con la misma facilidad que la vez anterior. Así que ya tenemos dos ideas que en el futuro tal vez con otro estado vital las sacaremos… (sonríe). Volviendo a la definitiva, cuya escritura acabamos de terminar, es una película que habla sobre el perdón. Estamos cansados de aconsejar a hijos, hermanos, amigos… que perdonen. Es muy facil decirlo, pero cuando te toca a tí, ya la cosa cambia. Hemos abordado esta idea. Se desarrolla en el momento actual, y es un drama, aunque tiene algo de comedia, pero el telón de fondo es dramático. La rodaremos si todo sale bien ya el año que viene.
  

– ¿Esta vez tampoco habrá un papel para usted?
  

Nooooo…. Ya es bastante complejo dirigir. No me veo a la vez actuando y dirigiendo. Disfruto muchísimo más detrás… Y además proyectas todo lo que puedas echar de menos, tanto en el guión como a través del actor. No lo echo en falta. Es más intenso dirigir, y en ese sentido es peor. Porque muchas veces como actor cuando termina el rodaje o la grabación desconectas. Y aquí no, no desconectas nunca… Tu pareja o quien tienes al lado tiene que sufrir a diario por ello. Mi mujer, la pobre, ya está harta… (ríe). En todo caso, quizás en plan Hitchcock, hacer un “cameo”, me lo plantearía…
  

– Usted lo ha hecho todo en el espectáculo y el audovisual, desde ser payaso como muchos de sus familiares a músico, actor, dirige una de las productoras de televisión más importantes y es socio de un canal privado, quizás el más innovador ahora mismo… Sin embargo, debuta como guionista y director de cine a los cincuenta y tantos años con “Pájaros de papel”, y queda “enganchado” con el cine…
  

Sí, sí, sí… Sobre todo, insisto, la posibilidad de sentarte delante de un papel en blanco, del ordenador, y todas las mañanas ponerte a escribir es un proceso tan mágico… Hay veces que te planteas: “¿Cómo he llegado aquí?”, cuando quince días antes querías que el personaje hiciera otra cosa. Me parece mágico que cuando te quedas en negro, y te vas a la cama pensando que estás vacío, que eres un desastre y no se te ocurre nada, pasan dos días, te despiertas y de repente te pones a escribir… Si a eso le sumas que tienes delante a otra persona con la que jugar al ping-pong, en este caso Fernando, es fantástico.
  

– Es mejor eso que escribir sólo…
  

Lo que es increible como algo que tu tienes muy claro, meridiano… llega el otro y te dice: “No, pero tal y tal y tal…” Y te desarma completamente, y te abre una puerta completamente distinta. Me parece apasionante. Pero al final, de lo que se trata, sea televisión, cine o novela, es vivirlo con intensidad. Yo, la suerte que he tenido en estas dos películas con Fernando es que han sido apasionantes, de llamarnos a las 12 de la noche, enviarnos mensajitos como si fuéramos novios… Es fantástico. Al final el guión se empapa de todo esto. Puedes usar más o menos, pero hay verdad en lo que estás plasmando.