*Vivimos en un país triste porque las familias están rotas, opina el director
Por Leticia Carrillo
Los que se quedan ganó el Mayahuel a Mejor Documental Mexicano del 24 Festival Internacional de Cine en Guadalajara. El jurado integrado por Karin Hoffinger, del Festival de Berlín y los documentalistas Lucía Gajá y Feren Moldovanyi, reconocieron “el humilde acercamiento de los realizadores a su protagonistas, la conmovedora manera de contar su historia y la gran sensibilidad de la película”.
Correcamara.com conversó con Carlos Hagerman, director junto con Juan Carlos Rulfo, de Los que se quedan.
CORRECAMARA: En Los que se quedan vemos familias de seis estados de la República ¿hubo una razón particular para plasmar historias de estos lugares?
CARLOS HAGERMAN: Nosotros queríamos generar una especie de radiografía, intentar abrir el espectro lo más que se pudiera de las historias de familias mexicanas rurales que tienen un familiar ausente por la migración. Por eso fuimos a buscarlas a Yucatán, Zacatecas, Puebla, Jalisco, Michoacán y Chiapas.
En las familias del centro de la República, la gente habla parecido y así, como espectador, no te ibas a dar cuenta de lo que estábamos realmente abarcando, en cambio, en Yucatán y en Zacatecas la gente habla de maneras muy específicas.
Y el lenguaje te dice mucho y es muy bonito cómo hablan los personajes. Por ejemplo, Don Pascual, habla muy diferente a como se habla ahora porque él ya tiene 80 años.
CC: ¿Cuál es la propuesta de Los que se quedan?
CA: La apuesta de la película es que con la suma de cotidianeidades de todas estas familias nos demos cuenta de la ausencia. Intentamos que cada familia fuera un caso diferente para que cada personaje agregara algo al sentimiento de nostalgia común a todos. Filmamos a toda una familia en su día a día, fuimos testigos de su vida.
CC: ¿Por eso casi no usan la entrevista en el documental?
CH: Es que hay un prejuicio con el documental porque se le confunde con el reportaje televisivo. Es muy importante para nosotros diferenciarnos de ellos porque nosotros estamos haciendo cine, contando historias y decidimos hacerlo a través del documental.
No estamos generando información didáctica, no es un plan educativo. Lo que queremos es compartir las historias de la gente, quisimos pasarle el micrófono a la gente, oír lo que ellos tienen que decir y no lo que nosotros diríamos acerca de ellos porque eso ya sería ficción.
CC: ¿Es darle voz a los que no la tienen?
CH: Sí, estos personajes, rara vez tienen la oportunidad de ser escuchados, eso hace que ellos lo reciban con tal generosidad y nos platiquen sus historias como viejos amigos.
CC: ¿Se podría identificar con estas historias alguien de un país muy lejano?
CH: Creo que vivimos en un mundo que está en permanente estado de migración, entonces cualquier persona que tiene un familiar que no esté con ella puede ver la película e identificarse. En ese sentido, creemos que todos los migrantes del mundo van a poder ver la película y todas las personas que extrañan a alguien pueden relacionarse con ese sentimiento.
En el pasado Festival de Morelia tuvimos a una persona de Nueva York que iba con su esposa iraní, a la cual le pegó muchísimo el documental y al final de la función nos dijo: “aunque yo vengo de Irán, siento exactamente lo que ustedes dicen”.
Al final de la película, hablamos de las cosas que te llaman, las que te producen nostalgia y son detalles muy chiquitos. Cuando estás fuera de tu casa extrañas como hace el agua de limón tu mamá o estar acostado en tu cama y como había una rama de jacaranda afuera de la ventana que siempre pegaba en ella.
La gente que está lejos se están perdiendo de cosas increíbles que pasan en su casa, como una fiesta de cumpleaños. Yo creo que por eso la película está funcionando, la gente se muere de la risa en la película y sale del cine realmente conmovida, estamos viendo lo maravilloso que es este país y su gente y las familias que con una gran dignidad viven la ausencia.
CC: ¿Es cierto que el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ya vio Los que se quedan?
CH: No, la película se presentó en el marco de una pláticas sobre políticas migratorias en las que estaban asesores de Barack Obama y ahora que se anunció que él viene a México y que una de las prioridades es el tema de la migración, nosotros sentimos que una perfecta introducción a la reunión entre los presidentes Calderón y Obama es que vean esta película porque en una hora y media, de una manera muy sencilla, van a sentir lo que México siente.
CC: ¿Es más fácil llegarles por el lado emotivo?
CH: Yo creo que es más profundo, en vez de quedarse en el horror, en el amarillismo, en los datos duros que aparentemente son más fuertes.
Nosotros evitamos eso porque eso te iba a alejar de esta ausencia, de esta tristeza. Vivimos en un país que está triste porque las familias no están juntas, en un país donde la familia es lo más importante.
CC: ¿En algún momento Juan Carlos Rulfo y tú pensaron en demostrarle algo a alguna autoridad?
CH_ Nosotros no hacemos esto para demostrar algo ni para denunciar. Que alguien vea la película y le abra el corazón para sentir lo mismo que estas familias y eso genere un cambio, es distinto.
CC: Café Tacuba hace parte de la música del documental, ¿cómo se dio la colaboración con el grupo?
CH: En realidad, Santiago Ojeda hace la música original de la película. Pero en el momento en que empezamos a pensar qué música tendría el documental pensamos que sería increíble que Café Tacuba la hiciera porque su música tiene la característica de ser contemporánea, rock y también, mexicana y queríamos que esa complejidad nos ayudara a acercar esta película al México actual.
Cuando finalmente pudimos hablar con ellos, vieron la película y se entusiasmaron con ser parte del proyecto pero no tenían el tiempo para hacer la música. Nosotros ya habíamos pensado en escoger algunas de sus canciones y finalmente, usamos tres tracks suyos, de un disco muy personal, el instrumental que viene junto con el de Revés.
CC: ¿Cuándo se estrena comercialmente Los que se quedan?
CH: Todavía no hay fecha de estreno, estamos buscando cómplices para eso.