Por Leticia Carrillo
Este viernes 16 de enero se estrena comercialmente con diez copias el premiado documental Mi vida dentro de Lucía Gaja. El lanzamiento llevado a cabo por Canana Films, se hará de manera escalonada en el país, primero en la Ciudad de México y después en el interior de la República.
Mi vida dentro aborda el caso de la mexicana Rosa Olvera, una inmigrante ilegal presa en Estados Unidos, acusada del homicidio de un niño que estaba a su cargo mientras trabajaba como niñera en Austin, Texas.
Correcamara.com platicó en exclusiva con Lucía Gajá para conocer lo que buscaba con la realización de la película así como la reacción a Mi vida dentro de parte de los espectadores estadounidenses e incluso, nos dio recomendaciones para los documentalistas que empiezan su carrera.
CORRECAMARA: En una entrevista dijiste que una de las cosa que te interesaba saber al hacer el documental fue cómo la condición de estar presas afecta la femeinidad de las mujeres que pasan por esta situación ¿encontraste la respuesta?
LUCÍA GAJÁ: Te puedo decir que sí y es de alguna manera, la tesis que yo había escrito en el proyecto y que decía que estas mujeres además de estar presas, lo están al triple porque se encuentran en un país que no es el suyo donde la lengua, la cultura, el entorno, hasta la comida es distinta y que además, el sistema judicial en los Estados Unidos, en este caso, en las prisiones de Texas es muy fuerte, muy determinante y desarraiga a las personas de muchas cosas básicas.
Las mujeres pierden muchas cosas que las hacen ser lo que son, principalmente las que no son de ese país. Al final de la película Rosa dice una frase muy importante que resume todo esto, ella lo dijo de su sentir y coincidió con lo que yo había escrito años antes.
C: ¿Cómo qué cosas pierden las mujeres al estar ahí?
LG: Por ejemplo, no existen las visitas conyugales; las mujeres y hombres que están en cárceles de máxima seguridad sólo tienen derecho a una llamada cada seis meses durante cinco minutos, ellos escogen a quien; tampoco hay visitas de contacto, todo es a través de un vidrio. Si de pronto a una presa la va a visitar un pariente, éste no la va a poder abrazar ni besar y existe esta otra parte, que es la separación completa de la familia porque muchas viven en México ya que las mujeres se fueron solas y nunca más vuelven a ver a sus papás, esposos o hijos. Además, a las mujeres que ingresan a las cárceles embarazadas les quitan su hijo al momento de parir y si están acusadas de un delito grave, el Estado lo da en adopción a familias de Estados Unidos.
C: ¿Y cómo es que estando en un lugar como el que describes, tuviste acceso a Rosa pero sobre todo, al juicio completo?
LG: Fue gracias a Carmen Cortés, que sale en la película. En el momento en que yo la conocí era la Directora de Protección a Migrantes del Consulado Mexicano en Austin [Texas] y ella tenía muy buenas relaciones con la gente de la cárcel, porque trabaja directamente con los presos y con sus derechos.
Ella servía de enlace entre el interior y exterior de las presas, muchas veces ayudaba a localizar a las familias de los migrantes porque hay muchas presas que llegan y no saben decir exactamente de dónde vienen, saben donde está su pueblo y en que Estado de la República pero nada más, a veces es un pueblito que apenas aparece en el mapa y era muy difícil encontrar a los parientes.
Ella nos consiguió todos los permisos, nos ayudó con el juez para el juicio. Fue mucha suerte que nos hayan dejado ver a Rosa en la cárcel hasta el juicio -que muy poca gente tiene imágenes de juicios reales en Estados Unidos-. Yo creo que fue suerte y gracias al trabajo de muchos años de Carmen.
C: Por otro lado, Mi vida dentro se exhibió en el Tribeca Film Festival de Nueva York, ¿cómo fue la reacción de la gente en Estados Unidos?
LG: También lo han visto en Washington en el Silver Docs, en los Ángeles y en San Francisco. En Nueva York la respuesta fue muy fuerte, tuvimos cuatro funciones llenas, la gente se quedaba al final para preguntar y había mucho descontento, mucha gente salía avergonzada de lo que le pasaba a Rosa pero ellos sienten que están en un Estado más liberal y me decían: “si eso hubiera pasado aquí no hubiera sido lo mismo, Texas es tremendo, es durísimo” y había una solidaridad con el personaje, una indignación con varias cosas racistas e injustas que se dicen en contra de ella, por gente que representa el Estado.
En Washington pasó lo mismo, yo siempre pensé que en los Estados Unidos la reacción podía ser distinta pero hasta ahorita en los Estados que se ha visto ha sido igual que aquí y en Europa: hay indignación, impotencia, la gente quiere saber que puede hacer.
C: ¿En Texas ya se vio?
LG: Fíjate que no, lo mandamos a un festival de cine en Austin, fue en octubre del año pasado, no sabemos qué pasó, no lo aceptaron ni en competencia, ni para exhibición. Pero tal vez haya posibilidades de presentarlo en la Universidad de Austin porque obviamente queremos llevar el documental allá.
C: Si hipotéticamente me pusiera como un espectador con una forma de pensar parecida a la de la fiscal de la parte acusadora, de los paramédicos o del policía que interrogó a Rosa podría decirte que Mi vida dentro es tendencioso en el sentido de que a estos personajes no se les permitió una réplica fuera del juicio para conocer su punto de vista, tal como sí se hizo con “la parte mexicana” ¿qué nos puede decir al respecto?
LG: Entiendo esa postura y tuve que haber puesto una leyenda en el documental porque la gente se lo pregunta, yo intenté entrevistar a la fiscal. Dos meses después del juicio, regresé durante un mes con todo el crew a Austin, estuve haciéndole varias llamadas antes de ir, nunca me las tomó, le dejé recado tras recado, le dije a su secretaria que me interesaba tener una entrevista con ella fuera de la corte: jamás me contestó. A la familia del niño no la pudimos entrevistar porque durante el juicio estuvieron muy resguardados de la prensa.
Es chistoso porque hay gente que me dice que no sabe si Rosa Olvera es inocente o culpable, hay gente que me dice que es inocente, otros que no, que es culpable. Otros dicen que todo está más del lado de la defensa. Cada quien tiene la manera de interpretar la película…
C: Y tú ¿qué piensas?
LG: Yo creo que sí es inocente y lo he dicho muchas veces: una cosa es llevar un proceso penal contra alguien por descuido, por negligencia si tú quieres llamarlo así porque el niño estaba a su cargo y ella sí tenía una obligación, pero de ahí a acusarla de un homicidio doloso hay mucha diferencia. Los acusadores describen, como si la hubieran visto, la forma en cómo ella supuestamente asesinó al niño cuando él no tenía ni un solo rasguño o moretón, no tiene ninguna evidencia física de que hubiera sido como dijeron los que afirman esto. Creo que uno debe de creer en el ser humano, le creo a Rosa lo que me dice, además no encontraron pruebas contundentes que probaran su culpabilidad.
C: Por último, para realizar el documental recibiste apoyo de la Fundación Ford y la distribución la está haciendo Canana Films, dos condiciones muy favorables para tu película. ¿Qué le recomendarías a un documentalista novel para lograr lo que logró Mi vida dentro en este aspecto?
LG: Lo que yo aprendí fue salir de la escuela y enfrentarme al hecho de que había que trabajar aunque he tenido la suerte de que con los documentales he hecho lo que he querido, mis proyectos, y creo que por ahí hay que empezar, hay que ser muy persistentes.
Con este tema me tardé 4 años en conseguir el contacto con las mujeres y sí había momentos en que decía: “ya le voy a dejar porque no puede ser, nunca me van a dar chance” y gracias a que me mantuve firme porque yo quería hablar de este tema fue que se hizo.
Siempre es muy difícil porque tienes que presentar el proyecto y junto contigo se están presentando otros cuarenta. Por otra parte, nosotros nos fuimos por el lado grande, queríamos filmar en 16 milímetros, super 8, video, viajar, la postproducción duró 6 meses, es mucho dinero.
Pero finalmente yo recomiendo hacer las cosas, presentar los proyectos a las instituciones que dan dinero. Hay muchas becas que dan afuera del país, hay que buscarlas y aprovecharlas; también creo que es muy importante cuando uno presenta el proyecto, tratar de hacer temas que aunque no sean nuevos -como yo hice le tema de la migración desde otro ángulo- tengan otra perspectiva. Cómo escribes, cómo presentas tus ideas, las ganas que te ven de lo que quieres hacer, que tan convencido estás, eso ayuda mucho.