Scott Fitzgerald y Benjamin Button
Por Javier González Rubio I. Francis Scott Fitzgerald, uno de los escritores míticos de Estados Unidos ha vuelto a las andadas en el cine, quizá un poco a pesar suyo. En todo el mundo se exhibe El curioso caso de Benjamin Button, un cuento escrito por Fitzgerald en 1922, el mismo año en que publicó una de sus novelas (todas grandes, imprescindibles), Hermosos y malditos que, al parecer, también será llevada al cine. Fitzgerald tenía 26 años y ese era el segundo cuento que publicaba. Su carrera iba en ascenso, pero ya gozaba de sorprendente fama. No fue solo un escritor precoz –hay muchos que incluso iniciaron su carrera más jóvenes-sino que tuvo la enorme virtud y el enorme talento de percibir y conocer múltiples facetas de la condición humana y por ello contar historias de enorme madurez. No ha sido muy llevado al cine este magnífico escritor que pasó sus últimos años asalariado en Hollywood donde pasó sin pena ni gloria. En 1949 se hizo la primera adaptación de su obra más famosa, El gran Gatsby, protagonizada por Alan Ladd y fue poco afortunada. En 1974, Jack Clayton llevó a la pantalla otra adaptación escrita ni más ni menos que por Francis Coppola y protagonizada por Robert Redford (Gatsby) y Mia Farrow (Daisy). La película ha crecido con el tiempo. Supo combinar cine y literatura, y fue realizada con una muy celebrable formalidad técnica. La melancolía que priva en la novela fue muy bien transmitida en la película. En la época no pudo haber mejores protagonistas. Incluso Bruce Dern está excelente en el papel del patán esposo de Daysi, Tom Buchannan. Ahora, corren los rumores de que el cineasta australiano Baz Luhrmann (Romeo y Julieta, Moulin rouge, Australia) se prepara a realizar una nueva versión. Seguramente muy feliz ha de haber quedado Fitzgerald con la versión cinematográgica de su espléndida novela inconclusa El último magnate, realizada en 1976 por Elia Kazan con un guión escrito por un dramaturgo de lujo: el inglés Harold Pinter, que supo trasladar con enorme habilidad y fuerza la historia al cine y encontrar el final que, muy posiblemente, Fitzgerald hubiera deseado para esa historia que el alcohol no le permitió terminar y que estaba inspirada en el productor Irving Talberg, el creador del Hollywood moderno, un productor fuera de serie, interpretado con maestría por Robert Deniro porque entonces todavía era buen actor. Fue la última película realizada por el controvertido Kazan, quien había dirigido a James Dean (Al este del Paraíso), a quien además enseñó, y a Marlon Brando (Nido de ratas), y se sorprendía por el profesionalismo y la dedicación de Deniro. El último magnate no ha tenido el reconocimiento que se merece, pero ahí está, y merece verse y disfrutarse. Es curioso el caso de Benjamin Button. Tal pareciera que se trata de un guión original, y en mucho lo es. El veterano guionista Eric Roth (Forrest Gump, El buen pastor, Munich, Ali, entre otras) ha tomado del cuento original sólo la anécdota fundamental –que no es poco- y de una historia que se lee en media hora ha escrito una película que dura dos horas y media, realizada con una estética notable por David Fincher (El club de la pelea, La habitación del pánico y videoclips y documentales sobre artistas pop, incluida Madonna). En el cuento de Fitzgerald, Benjamin Button nace viejo –cerca de los 80 años- y conforme va creciendo rejuvenece, así que a los 50 años parece un joven de 25. Según sus propias palabras quiso escribir el cuento para contradecir a Mark Twain quien aseguraba que las mejores cosas sucedían al comienzo de la vida. Y en 20 páginas, Fitzgerald va del mejor humor a lo más triste y sombrío. En esas páginas Benjamin realiza grandes proezas que en la película han desaparecido por completo para dar lugar a otros muchos hechos absolutamente diferentes. No me extenderé en la crítica de la película que tiene aciertos valiosos (la dirección de arte, las actuaciones, la fotografía, en fin), pero que tiene un desacierto mayor: en el cuento Benjamin Button es realmente un protagonista de su vida y en la película es un hombre meramente llevado por las circunstancias que corre con suerte, sí, un poco como se ha dicho sucede a Forrest Gump en esa infausta película. Sin embargo ojalá y quienes no lo conocen lean a Francis Scott Fitzgerald que por fin descansó en paz a los 44 años.