Por Pedro Paunero
En 1960 el gran Kingsley Amis declaró que el libro “Mercaderes del espacio” escrito en conjunto por Frederick Pohl y C. M. Kornbluth “tiene pleno derecho a ser considerada la mejor novela de Ciencia-Ficción hasta ahora”. El libro conjuga la experiencia profesional de sus autores, Pohl había trabajado en publicidad y Kornbluth era periodista. La novela describe una sociedad planetaria abrumada y gobernada por las egoístas agencias de publicidad que disponen de tal poder que ponen y deponen gobiernos. Leemos:
—Bueno, acerca de este Mascafé. Estamos distribuyéndolo en quince ciudades. Una reserva de Mascafé para tres meses, mil dólares en efectivo y una semana en las playas de la Liguria. Pero (y esto es verdaderamente grandioso) cada muestra de Mascafé contiene tres miligramos de alcaloides. Algo inofensivo, pero después de diez semanas el consumidor queda atado para toda la vida.
»Una cura le costaría cinco mil dólares por lo menos, de modo que le resulta más fácil seguir tomando Mascafé. Tres tazas en cada comida y una jarra al lado de la cama para beber durante la noche, tal como se aconseja en la etiqueta del frasco.
Mitch Courtenay, el protagonista, trabaja para la bicentenaria “Schocken Associates” en medio de una superpoblación consumista que se ve sacudida por los “consies” (abreviatura de “conservacionistas”), que constituyen un grupo de resistencia contra el sistema mientras a Courtenay se la encargado vender el planeta Venus como si se tratara de un paraíso, a través de mentiras muy bien montadas. Los “consies” secuestran a Courtenay y este abre los ojos ante la realidad de esa sociedad vacía. Así, cualquier parecido del argumento de “Mercaderes del espacio” con el mundo real no es mera coincidencia. En el fondo de la novela subyace una crítica a la caza de brujas del macartismo y se inscribe en ese breve pero iluminado periodo en el cual la Ciencia Ficción norteamericana se tiñó de socialismo.
Este 2 de septiembre de 2013 falleció Frederik Pohl. Su gran amigo Kornbluth le había abandonado, por lo menos en este planeta de apariencias, en el ya lejano año de 1958 por lo que Pohl se mantuvo en la línea solo hasta que en 1976, en un año en el cual la televisión colmaba de hombres nucleares y mujeres biónicas sus pantallas da a la imprenta “Homo Plus” una madura reflexión sobre los Cyborgs. En el libro Roger Torraway es un astronauta a quien se le ha encomendado la tarea de explorar Marte. Su misión se realizará gracias a los implantes electrónicos que lleva en su cuerpo como son ojos capaces de ver los rayos ultravioleta y las frecuencias infrarrojas, piel y músculos metálicos y un par de alas para absorber energía solar. Pohl se adelanta así al “RoboCop” (1987) de Paul Verhoeven y conforme nos adentramos en la narración entendemos que el ahora adaptado astronauta, que se auxilia de una computadora portátil para su funcionamiento, nos ha narrado en primera persona del plural (un “nosotros” misterioso) porque súbitamente todos las computadoras (“la red del mundo”) han adquirido conciencia a través del “Homo plus” que es Torraway y pretenden defenderse de los humanos, adelantándose así al “Terminator” (1984) de James Cameron.
En 1978 Pohl recibió por su novela “Pórtico” tres de los más importantes premios otorgados a una obra de Ciencia Ficción
En 1978 Pohl recibió por su novela “Pórtico” tres de los más importantes premios otorgados a una obra de Ciencia Ficción, el Hugo, el Nébula y el John W. Campbell Memorial, siendo la primera obra en la historia del género en ganarlos a la vez. “Pórtico” es la primera parte de la saga de los “Heeche”, una raza extraterrestre que ha abandonado un “pórtico” galáctico que se abre a todas las maravillas del universo. Varias de las obsesiones de Pohl reaparecen aquí: la superpoblación, la pobreza y el ansia de exploración de la humanidad.
Es así como, poco antes de entrar al otoño, el año 2013 se lleva dos grandes de la Fantaciencia, Richard Matheson y Frederik Pohl. Su cuento “El túnel debajo del mundo” fue llevada al cine en 1969 en Italia por Luigi Cozzi (“Il tunnel sotto il mondo”), el ayudante de dirección y guionista de Dario Argento, en una parábola experimental sobre sueños cíclicos que recuerda la hermosa “La Jetée” de Chris Maker del año 1962 que incluye también guiños al Jean-Luc Godard de “Alphaville” y mantiene sólo algunos elementos del cuento original (un accidente en una planta química y el engaño de parte del gobierno, otra vez valiéndose de la publicidad, para minimizar los daños ante la población) y en un capítulo de la serie de televisión “Out of the Unknown” y se tienen noticias de que próximamente tanto “Pórtico” como “Homo Plus” serán llevadas también a la pantalla grande.
“Out Of The Unknown”:
“Tunnel Under The World”. Temporada 2. Episodio 8.
Tráiler: