Por Claudia González Rubio
Correcamara.com anduvo por las calles sevillanas y encontró en una callejuela morisca a Santi Amodeo, director de Astronautas (2005) con la cual obtuvo la nominación a mejor director novel en los Premios Goya 2006, y Cabeza de perro (2007), su segunda película.
Este escenógrafo de formación, es un polivalente director que escribe, dirige y hace la música de sus películas. Se define a si mismo como parte de la cultura popera de los fanzines. Su cine es estético y visual. Alguna vez lo han comparado con Michel Gondry, a quien admira, pero basta con decirlo para que se sonroje y lo niegue. La realidad de sus protagonistas, outsiders por naturaleza, queda plasmada a través del lente plástico del autor con tintes de juego, a pesar de la crueldad que la rodea.
Astronautas, su primer largometraje en solitario, retrata la historia de un heroinómano en la España de los años 80 que busca rehabilitarse. Cabeza de perro es la historia de Samuel, un adolescente que sufre una enfermedad neurológica. El cine de Amodeo habla de los que son distintos, de aquellos que no encajan, del desarraigo. Para Santi Amodeo todos vivimos como astronautas recién llegados a la luna.
Del cine mexicano también habló. Iñárritu le gusta mucho y Cuarón hasta en Harry Potter lo disfruta. Con muchas sonrisas y un gran sentido del humor comenta que los amaneceres de 6 minutos de Reygadas lo entusiasman poco aunque reconoce el talento de este director:
C: ¿Te ves haciendo un cine más primario, como el de Reygadas, del tipo que vemos en la primera secuencia de tu película Astronautas donde casi no hay ruido ni música ni diálogos.
SA: Seguramente no, esa parte la hice para transmitir la angustia de este personaje y por utilidad en la historia, pero no es mi estilo. Las películas y la narrativa que más me gustan tienen que ver mucho con la música, yo hago la música de mis películas y la verdad es que hay secuencias que las pienso con música. No me veo haciendo una película sin música, después la forma de rodar más cruda, sí, seguro que sí, pero digamos que desprovista o tan desnuda, no creo.
C: Me parece a mí que tu cine es un cine muy visual, incluso podría decir que es un cine muy “alegre” si me permites la palabra. ¿A qué responde esta visión lúdica de la realidad?
SA: Pues no es pretendido. No tengo un plan que responda a un patrón interno, es algo que me sale así, Supongo que tendrá que ver con mis gustos estéticos. No es que pretenda que mi cine sea un cine visual, no sé, tendrá que ver con mi cultura; tenía un grupo de música pop, soy de la época de los fanzines, del tipo de estética muy pop, a lo mejor eso es una influencia.
C: ¿Qué piensas cuando la gente te compara con Michel Gondry?
SA: (risas) Nunca me han comparado, creo.
C: (risas) ¿No?
SA: No, bueno, alguna vez pero muy poco. A mí él me gusta, lo reconozco como una de mis influencias, bueno es ahora mismo de los pocos que me interesan, bueno de los pocos no, me interesan muchas cosas pero él es de lo que más me gusta, de lo más disparatado en el cine.
C: Hay una tendencia en el cine de hacer de la mayoría de los finales, finales felices ¿cómo consideras que son los tuyos?
SA: La verdad es que no tengo ni idea, a mí me cuesta analizar mis películas, no lo sé, yo siempre pienso que sí pero lo he escuchado decir a gente que no es optimista.
C. ¿Tienes una preocupación por exaltar el papel de la mujer?
SA. Tampoco soy consciente, lo que sí es cierto es que vivo en un matriarcado absoluto, en mi familia son las mujeres las que mandan, eso me vendrá, me saldrá espontáneamente. Ciertamente tengo en alta estima a las mujeres. Mis hermanos y yo tenemos una especie de visión de que la mujer es la que toma decisiones porque hemos sido criados así, entonces de alguna manera supongo que hay una cierta sublimación, aunque tampoco es consciente.
C: ¿Te parece que son heroínas, salvadoras?
SA: Desde luego mi madre es una heroína. Una madre acaba siendo parte de sus traumas, y al mismo tiempo parte de sus referentes. Quizás, en mis dos películas, ahora que lo dices, parece que las mujeres son salvadoras de gente perdida.
C: Has dicho en entrevistas anteriores que el título de Astronautas tiene que ver con los que son distintos, con los outsiders ¿pasa lo mismo con Cabeza de perro, por qué Cabeza de perro?
S: Pues lo saqué de una novela que leí, el personaje también tenía algún tipo de trastorno, pero es algo que leí hace muchos años así que no me acuerdo cuál era, el punto es que el personaje le llamaba a este trastorno Cabeza de Perro.
C: ¿Qué es lo indispensable que se debe tener para ser cineasta?
SA: No mucho, vamos dinero. (risas) No, ni siquiera dinero, yo no tengo. Yo creo que lo que se necesita para dirigir una película se aprende en dos mañanas, no es una cosa muy compleja. La mayoría de la gente entiende bastante de cine. De alguna forma tenemos asimilado en nuestra cabeza el lenguaje cinematográfico, sin embargo, el cine tiene la dificultad de lo sencillo, es como hacer foto, todo el mundo puede hacer foto pero hacer una foto buena que destaque habiendo tantas fotos siempre será difícil. En el cine pasa igual. Quizá lo más difícil del cine sea escribirlo, pero rodarlo no es tan complejo.
C: ¿Y a tí te gusta escribir siempre tus películas?
SA: A mí me gusta pero no estoy cerrado a lo contrario. Si encontrara un guión que me gustara, me encantaría hacerlo película. Además creo que sería muy bueno porque cuando tú escribes tu propio cine resulta muy difícil juzgarlo, yo no sé con certeza qué es lo que estoy contando, no estoy del todo seguro, así que con el guión de otro podría ver las cosas desde fuera y sería capaz de darle otro significado o subir un escalón. Es algo que haré, tarde o temprano.
C: ¿Por qué piensas que el cine europeo se ve tan poco en América?
SA: Pues es triste decirlo pero pienso que es un problema económico, de cambio de moneda. Para el cine europeo estrenar en México o en Argentina no es rentable, lo que pagan los distribuidores es muy poco a menos que tu película sea Amenábar, que no es el caso. Además eso ya tiene que ver con otra cosa, con Hollywood, pero películas así de media española no se estrenarán por eso. No es un negocio, no creo que ahí haya alguien que quiera arriesgar un poco de dinero por estas películas y también porque el dinero que se obtendría de ahí sería tan poco que no merecería la pena. Yo por mi parte me encantaría hacerlo aunque no ganara nada de dinero, pero finalmente esto es un negocio y los que pagan las películas lo hacen por dinero, lo hacen para ganar más dinero.
C: ¿Cuál crees que es el cine del mundo más interesante en la cinematografía emergente?
SA: Creo que se está universalizando un discurso en el lenguaje narrativo, entonces hay películas mexicanas, películas argentinas o películas españolas que se parecen muchísimo. Las norteamericanas se parecen mucho también, así que es más por estilos que por nacionalidades. A mí por ejemplo el cine hispanoamericano que me gusta más, es el mexicano o el argentino, es el que más nivel tiene en Sudamérica y Centro América y América del Norte (risas), vamos, de la América Hispana. Me gusta sobre todo cuando se habla de la clase media en esos países. Me resulta muy exótico porque es otra clase media diferente a la de aquí, y a mí me gustan más las películas de clase media que las películas sociales. Es muy difícil que una película social me conmueva.
C: ¿Y las de clase alta?
SA: (risas) Hombre, no quería hacer una diferenciación por clases pero suele ocurrir que si tú ves Amores perros pues ahí hablan de dramas y ya está, no es una película social que esté denunciando algo en concreto. Cada personaje tiene su extracción social y punto. No es relevante dentro de la película, solo importa como biografía de los personajes. Yo cuando digo cine social hablo de ese cine que lleva implícita una denuncia, un posicionamiento, y eso a mí me da más igual, pasa también en el cine español pero sobre todo lo veo en el cine hispanoamericano. Las películas que gustan en Cannes, en Toronto, en los grandes festivales tienen esa denuncia implícita. A mi ese cine me interesa menos, prefiero mil veces ver Amores perros o Y tu mamá también. La clase media de otros países me llama la atención. Será porque yo soy clase media y vivo los dramas de la clase media. Me cuesta mucho trabajo, y no quiero parecer cínico, o hipócrita, ponerme en la piel de alguien que sufre hambre.
C ¿Y cuando se hace te parece que es falso, que no se aproxima a la realidad?
SA No, no, cuando la gente lo hace lo harán porque les interesa. Yo creo en los buenos sentimientos de las personas. Simplemente a mí no. Claro que hay excepciones como Ciudad de Dios que aunque cuenta sobre las favelas también cuenta otro tipo de cosas que me interesa, no siento que tenga una moralina social detrás.
C: ¿Además de Amores perros hay algo más del cine mexicano que te guste?
SA: La nueva oleada me gusta mucho y Reygadas también, por cierto, estuve en Finlandia y me hablaron de él porque me confundieron con mexicano, nos meten a todos en el mismo saco, lo cual me parece muy bien. Sin embargo, lo que me ocurre con su cine es que los atardeceres de 6 minutos no me llaman mucho la atención.
Me gusta esa beta del cine mexicano de autor como Guillermo del Toro, Cuarón, Iñárritu, aunque a veces me parece que se repiten, se imitan y ya me sorprenden menos porque lo que hace uno lo he visto en el otro. Reygadas será el más genuino pero de alguna manera se me empieza a agotar su empresa. Iñárritu me gusta mucho y Cuarón hasta haciendo Harry Potter.