Antonio Banderas, estrella del 8vo FICA: “El turismo encaja perfectamente con la palabra cultura”

Por Ulises Pérez Mancilla. Enviado.

“¿Cómo es tu vida al lado de Antonio Banderas?” Le preguntan a Melanie Griffith en la conferencia de prensa, realizada en el Pichilingue, un exclusivo club social, con motivo de la 8va edición del Festival Internacional de Cine de Acapulco. Melanie responde articulando, muy entusiasta, tres frases en un idioma que entiende perfecto: “Me encanta mi vida con él… De Antonio Banderas me encanta todo… Las cosas que hacemos juntos es lo más fantástico”.

Antonio Banderas, el actor fetiche de Almodóvar que conquistó a Hollywood, acudió el fin de semana pasado a Acapulco, donde tanto a él como a su esposa, la actriz norteamericana a quien conoció hace 19 años en el rodaje de “Two much” de Fernando Trueba; les fue otorgado el Jaguar de Plata por su trayectoria, y en agradecimiento al prestigio que su sola presencia otorga al festival.

BANDERAS, EL MARIDO IDEAL
En el Centro de Convenciones “Mundo Imperial”, la noche del sábado, ocurrió la pasarela inaugural que daría arranque a esta nueva emisión del festival que anhela, año con año, devolver al legendario puerto las glorias que se vivían en tiempos de mayor abundancia económica, pero sobre todo de estabilidad política. Aquellos años de “La reseña Cinematográfica” y el esplendor del cine nacional, donde se trasladaba a las estrellas nacionales e internacionales en helicópteros privados. El Acapulco de Liz Taylor.

Lo mismo Adela Micha (¡…!) que Carlos Slim, Teresa Ruiz, Fernando Allende o Miguel Alemán, desfilarían por una alfombra roja discreta, con más presencia de figuras televisivas que cinematográficas. Susana Zavaleta hizo de las suyas en su faceta de maestra de ceremonias al jugar con su ya predecible rol de femme fatale, soltando una que otra jiribilla a Banderas, a las que Antonio respondió como el buen marido que es: “vengo con mi mujer”, le contestaría para frenar sus desbordados coqueteos. Banderas, gentil y de sangre liviana, admitió que era su primera vez en Acapulco, no así de Melanie, quien incluso recordó que en viajes pasados, se había hospedado en una de las casas de Miguel Alemán.

Una vez que los Jaguares estuvieron en manos de los actores Hollywodenses, corrió la función inaugural: “Life of Pi” de Ang Lee. La extraordinaria historia de un joven náufrago y su amistad con un tigre de bengala llamado Richard Parker, adaptación de la novela de Yann Martel. De lo fantástico a lo emotivo, del blockbuster a la reflexión metafísica, el director de “Brokeback Mountain” conmovió al público del FICA con su interpretación de la supervivencia física y emocional.

BANDERAS, EL ARTISTA DE RIESGOS
Al día siguiente, Banderas se entrevistó con la prensa. Fue cosa de quince minutos por ahí del atardecer. Un ocaso maravilloso. La pareja de celebridades aparecía públicamente una vez más. Melanie de muy buen ánimo repartía “Holas” por doquier mientras Banderas caminaba a su lado, coordinado con un out fit gris casual (gorra incluida). Lucero Solórzano, la moderadora en turno, les dio la bienvenida y volvió a agradecerles por “el toque de glamour” que vienen a darle al FICA.

El actor español devolvió el gesto de hospitalidad con la frase esperada: “No hay que hacer ningún esfuerzo para hablar bien de Acapulco… es perfecto… Un paraíso… Quiero volver”… Con dicha declaración, Banderas se sumaba indirectamente a la campaña “HABLA BIEN DE ACA®” y enfocaba su reconocimiento a la perseverancia de sostener un festival de cine en la playa puesto que: “el turismo encaja perfectamente en la cultura”.

Cumplidos los protocolos, vino en fugaz avalancha lo que se espera de una conferencia de prensa: la nota (el próximo año Banderas filmará bajo las ordenes de Carlos Saura), la promoción de la película en turno (“Ruby Sparks”, su más reciente película que representa al Hollywood actual independiente), los próximos proyectos (Antonio anunció que volverá a compartir crédito de actuación con su esposa en la película “Autómata”), el comentario político (dijo sentir “dolor” por la situación económica de su país: “víctima de una crisis mundial”, aunque manifestó, tener “esperanza”) y los planes para el futuro (la posibilidad de hacer una serie de tele sobre Hernán Cortés).  

Entonces fue que el actor de “La piel que habito” guió la charla a través de sus respuestas a donde quería llegar,  e hizo evidente su interés por seguir creciendo artísticamente pese a ser un “cincuentón” que ha hecho lo que ha querido. Sólo que esta vez, por el camino de la dirección y la producción: “el cine es un mundo complejo… los artistas debemos asumir los riesgos, eso es la vida, y pasa en cualquier industria”.

Abruptamente, como a quien se le acaba la consulta con el terapeuta o el tiempo en el parquímetro, la pareja se despidió, no sin antes complacer a los fotógrafos que al unísono les pedían un beso para la foto oficial: “¡Beso, beso, beso!”… Y Antonio y Melanie se dieron un beso.

Y MIENTRAS TANTO, ACAPULCO
Un domingo tranquilo, la playa serena, el sol pleno. La sucesión de estampas en una ciudad que pide a gritos ser filmada con sus calles húmedas y sus sombras de resolana, su arquitectura retro y su efervescente ambiente agreste, herencia directa de la geografía de Tierra Caliente; donde lo mismo convive la amabilidad y gentileza de su gente, que la expectativa ansiosa del turista ocasional que “sólo quiere divertirse”.

Decenas de familias bajando maletas de un bus estacionado frente a un hotel de tiempos compartidos. La abuelita en bañador, arrastrada por el nieto regordete en su silla de ruedas a la misma hora que los mirreyes vuelven crudísimos del antro.  Los esqueletos de la época en que Televisa generaba la sensación de que al no estar en Acapulco, te estabas perdiendo de algo muy, muy grande (a través de ese “Siempre en domingo” grandote que era el “Festival Musical de Acapulco”). Siguen ahí el Baby’O, El alebrije… ¡el Cici!… Incluso las ruinas del Hollywood Planet permanecen para deleite del turista que aún se sigue fotografiando en el sitio que ocupaba la extinta cadena de restaurantes que hace ya muchísimos años fundaron los héroes de acción: Arnold Schwarzenneger, Sylvester Stallone y Bruce Willis.

En la playa, un niño vuela al pie del mar un papalote que simula a los paracaidistas que son arrastrados por las lanchas, sólo que del suyo cuelga una figura de plástico de Batman. Niños y niñas, lo mismo haciendo castillos de arena que piruetas en el agua. Una lanchita rotulada con la leyenda MA-LINDA se acerca a la orilla con montones de caracoles, conchas y estrellas de mar para vender. 4 por 10, de a 10, de a 20, 2 por 30.

Una familia chilanga sufre desde su palapa la derrota del América. A la distancia, le grita la madre al padre cómo es que va el marcador mientras éste nada de a muertito. “Ya mejor ahógate… perdimos”, le dice más tarde con el bronceado avanzado, total que un baño de sol siempre será mejor que un baño de lágrimas. En el mismo tramo, un turista lee las últimas páginas de “Tom Saywer”, a la par que un joven chacal, compacto, moreno y muscularmente curtido, se da vuelo tatuando sobre la espalda baja a una rubia adolescente.

Un lanchero le dice a otro: “los dejaron sin cabeza”. Su comentario es tan vago y ordinario que los decapitados podrían ser humanos o un plato de camarones pelados. Al pie del camastro llega todo tipo de ofrecimientos: tostadas de calamar, llaveros, lentes para el sol (…“¡Llévelo, llévelo, tenemos los de Ricky Marin!”…), aceite de coco, de almendra, de zanahoria, Yoli’s, viajes sobre la banana y hasta un par de “Victorias” acompañadas por un abierto “estamos para lo que se le ofrezca”.

En el Hotel El Cano, sobre uno de sus seductores mosaicos azules, una pareja de ecuatorianos (de un pueblo llamado Guaranda) que viajó a México a conocer a la Virgen de Guadalupe y se dio el gusto de hacer escala en Acapulco, pregunta qué por qué tanto movimiento: “Es por el FICA, un festival de cine que se hace aquí anualmente desde hace 8 años”. La chica pregunta que de qué se trata y se emociona al saber que uno de los invitados es Antonio Banderas.

“¿En verdad está aquí?”, sonríe y mira a su marido, sin duda un buen hombre tan bueno como Banderas. “Sí, en algún lugar”, contesta un reportero (ayer por ejemplo, acudió a una pasarela de joyas de Daniel Espinosa, creador de la presea del FICA). “Sí, pero ya se va”, contesta el otro haciéndole segunda, mientras se encaminan a la conferencia de prensa del español, que tras una estancia fugaz, volverá a Los Ángeles con un par de Jaguares de Plata en su maleta.