Por Jean-Pierre García
En exclusiva desde Cannes
“Un simple accidente” | Jafar Panahi (Irán, 2025)
En competencia
“Ya es tiempo de pedir a todos los iraníes, sin importar sus opiniones, y al mundo entero: dejemos atrás nuestros problemas y diferencias. Lo más importante es nuestro país y su libertad. Que nadie jamás nos diga cómo vestirnos o qué hacer”.
Así habló Jafar Panahi, uno de los cineastas iraníes más esenciales, durante la presentación de su última película. Desde hace más de treinta años, desafía al régimen que oprime a su pueblo. Un simple accidente es un ataque feroz y directo contra la tiranía, filmado justo después de su salida de prisión. Por primera vez, el director logró salir de Irán con su obra, narrando cómo las víctimas de la represión recuperan su historia frente a sus verdugos.
La acción transcurre dentro de un coche —espacio recurrente en su filmografía, refugio íntimo contra la policía omnipresente—. Una pareja viaja de noche: ella, embarazada y feliz; él, inquieto y evasivo. Su hija se queja porque su padre vive escondido, sin hablar con nadie. De pronto, chocan contra un animal y deben detenerse en un taller. Allí, un hombre reconoce la voz del padre: es el mismo que lo torturó en prisión. ¿Qué hacer con él? ¿Ejecutarlo al instante? Lo secuestran en el cofre de una camioneta y buscan consejo en otros ex-presos políticos.
Las opiniones se dividen: venganza inmediata, asesinato… ¿O caer en la misma espiral de violencia que el régimen? Pese a la crudeza, el humor sutil de Panahi imprime fuerza al drama, dejando un resquicio de esperanza.
Como ya advirtió en 2015: “El poder acusa que hacemos cine para festivales extranjeros. Se escudan en murallas políticas, pero nunca admiten que prohiben nuestras películas en Irán”.
Con “Un simple accidente“, la verdad avanza a pasos agigantados. ¡Imposible callarse! ¡Imposible esconderse tras falsos dogmas!