Por Sergio Huidobro

Es difícil explicar el romance discreto pero constante entre la cinefilia mexicana y el cine de Francois Ozon. Desde “Ocho mujeres” (Huit Femmes, 2003) —el sexto largometraje del cineasta, pero el primero con distribución en México—, prácticamente todo su trabajo ha sido estrenado en tiempo y forma con resultados moderados aunque suficientes; un público minoritario se ha cimentado a lo largo de unos quince años. Otros cineastas franceses con talla similar como Arnaud Desplechin, Jean Becker, Phillipe Garrel o Pascale Ferran no han tenido la misma suerte: los distribuidores, sencillamente, los ignoran; ¿por qué?, a saber.

El lanzamiento en salas de “Joven y bella” (Jeune et Jolie, 2013) cae, pues, en los brazos de un público cautivo. Pero no es eso lo que afianza su valía en nuestra pobre cartelera de verano: se trata de uno de los tres o cuatro mejores trabajos del parisino y un afianzamiento de lo que podría ser su mejor etapa creativa, además de una cinta con la fuerza y el magnetismo suficientes para atraer a un público más amplio que el que le es natural.

Planteada como un recorrido a lo largo de cuatro estaciones o un año de la adolescencia de su protagonista, “Joven y bella” parte de una tradición largamente afianzada en la narrativa francesa: el despertar sexual en la primera adolescencia de una joven. Rara vez, eso si, tenemos acceso a esta intimidad desde el ángulo del sexo-servicio, ejercido aquí por Isabelle (Marine Vatch), una muchacha parisina que después de una primera experiencia casual e insatisfactoria durante sus vacaciones de verano, decide emprender la exploración de los misterios de la entrepierna de un modo que no comprometa ningún vínculo afectivo y que, a la vez, le aporte ganancias suficientes como para iniciar una vida independiente.

El entorno familiar que la cinta dibuja en torno a Isabelle es a la vez trivial e inquietante: es urbano, cotidiano y tiene la naturalidad propia de una familia de clase media. Funciona bien el devaneo entre las secuencias sexuales y la aburrida normalidad de la vida escolar, social y familiar de Isabelle: cuando no está trabajando, su mayor travesura es contarle a sus amigas que sale con alguien mayor, pero ellas piensan que sigue siendo virgen.

Es también un entorno acechado por fantasmas tan tenues que apenas y se asoman en el guión, como la figura de un padrastro indiferente hacia su hija adoptiva pero vagamente atraído por ella, una madre sexualmente aburrida (¿celosa de su hija?) o un hermano menor que entra en la pubertad mostrando una ambigua curiosidad por la vida sexual de su hermana.

Nada de esto está dicho en la cinta: flota en el aire y solo se revela ante la mirada de un espectador atento que permanezca atento al giro que se produce hacia la mitad del filme: una tragedia inesperada que descubre la doble vida de Isabelle ante su familia. Para ella, además, es un recordatorio de que, sin importar cuan moderno se asuma uno, el sexo y el amor no pueden mantenerse separados mucho tiempo sin que uno de los dos se quiebre o se congele.

El principal acierto de Ozon (quien también firma el guión, como buen alumno francés) es la mirada desprejuiciada y sin moralina —aunque no amoral— sobre el tema que aborda ni sobre el desarrollo de su personaje. Destaca la soltura con la que Marine Vatch afronta su primer protagónico a pesar de no ser una actriz especialmente expresiva; es, de hecho, su apariencia anodina y casual la que le inyecta autenticidad y la convierten en un ser de carne y hueso, ajeno a los tremendismos o al melodrama que con tanta facilidad podrían apoderarse del personaje.

Después de su paso por la sección oficial del Festival de Cannes en 2013 y por la Muestra Internacional de Cine del año pasado, “Joven y bella” reaparece en la cartelera comercial mexicana como una de sus mejores opciones. Atención, por cierto, a los pocos minutos en pantalla de Charlotte Rampling, estupenda como siempre.

“Joven y bella”  (“Jeune et Jolie”, 2013)
Dirección y guión de Francois Ozon
Fotografía de Pascal Marti
Edición de Laure Gardette
Música de Phillipe Rombi y otros
Reparto: Marine Vatch, Géraldine Pailhas, Frédéric Pierrot, Johan Leysen, Charlotte Rampling

Vela si te gustaron:

“Bella de día” (“Belle de jour”, 1967) de Luis Buñuel
“En la casa” (“Dans la maison”, 2012) o “Swimming Pool” (2003) de Francois Ozon
“Pauline en la playa” (“Pauline à la plage”) de Eric Rohmer
“A nuestros amores” (“A nos amours”) de Maurice Pialat