Por Alfonso Espinosa Rosas [1].
Cuando perdemos a una persona especial, es difícil llenar el vacío que deja, por que es única. Sin embargo, los recuerdos de su existencia ayudan a dar fe de lo especial y único que fue. En una analogía bastante desproporcionada y algo forzada, pero con mucha dedicatoria, esto ocurre con las películas perdidas, ese cine que alguna vez existió, pero que por una u otra razón jamás podremos volver a ver.
En el mundo de la preservación de material fílmico, siempre les daremos un mayor valor a las copias únicas. A esas películas o rollos sin algún clon, que nunca fueron copiados o no tienen un negativo en una bóveda climatizada, ni mucho menos están resguardadas en formato digital. Materiales que pudieran ser el único depósito de algún momento histórico o una expresión artística perdida de alguna ficción, representan una obra de arte original con enorme valor agregado. Esto generalmente va acompañado de una notable longevidad, lo que hace su manipulación e intervención más delicada y especial, convirtiendo a los materiales (como a las personas) en invaluables.
Normalmente cuando se piensa en salvar estas piezas únicas, lo primero que llega a la imaginación son finales alternos de ficciones clásicas, escenas perdidas por años, producciones registradas que nadie sabe donde acabaron. Existe el deseo de encontrar entre estas copias, escenas históricas que nos marcaron como sociedad, héroes o personajes nacionales en pantalla, movimientos sociales nunca registrados, imágenes en movimiento que aclaren verdades históricas contadas a medias. Sin duda, son las atesoradas piezas que todo archivista quiere encontrar en un sótano abandonado; pero en esta ocasión, abordaremos el tema de diferentes materiales únicos, bastante más personales.
Quiero dedicar los siguientes párrafos a películas singulares, películas que solo tienen una versión, películas que eliminan la barrera del tiempo y nos hacen viajar en él. Quiero dedicar este texto a los que ya no nos acompañan en esta vida, a mi fan lector número uno. Quiero dedicarle este artículo al género de las películas caseras.
Las películas caseras son filmaciones, generalmente realizadas por personas no profesionales, que suelen capturar momentos personales y familiares, eventos especiales como cumpleaños, bodas, vacaciones y otras actividades cotidianas, buscando preservar recuerdos y momentos significativos. Se filman con equipos accesibles y fáciles de usar, no requieren conocimientos avanzados de cinematografía o edición, suelen ser espontáneas y no siguen guiones elaborados. Reflejan la vida diaria y eventos importantes tal como ocurren, sin efectos especiales sofisticados. Las películas caseras son una forma íntima y personal de documentar y conservar recuerdos importantes, es entonces, una máquina que puede capturar y congelar el tiempo, por primera vez accesible para un sector de la población y no solo para la industria cinematográfica. Normalmente este género de cine tiene la invaluable característica de ser creadora de obras únicas memorables.
A diferencia de las copias únicas de producciones profesionales, que sabemos que existieron pero están desaparecidas, las peliculas caseras forman un universo irrastreable, es decir, no se sabe que existe una filmación casera de un evento hasta que es encontrada, no hay un registro de los cumpleaños, bodas o paseos filmados.
Si bien el valor personal para los creadores y protagonistas de este género de cine es evidente, ya que hablamos de una auténtica máquina del tiempo donde puedes revivir vivencias, experiencias y hasta personas. Para los archivistas, historiadores, sociólogos, antropólogos, artistas audio visuales, comunicadores, curiosos y cualquier otra profesión que puedan imaginar, estas imágenes en movimiento son sumamente fascinantes. Y no se refiere al material casero filmado para redes sociales de la última década. Los inicios del cine casero datan desde la creación del cine y los formatos fílmicos para este fin inician en la década de los 20´s del siglo XX y desde entonces su producción ha ido en aumento a nivel mundial.
La primera película casera fue realizada con el formato de película 9.5 mm, formato famoso por tener las perforaciones de arrastre en medio de la película, entre los fotogramas y no a las orillas como el resto, un formato introducido por la compañía francesa Pathé Frères en 1922. Este formato fue pionero en hacer el cine accesible para los aficionados y entusiastas del género casero. Sólo un año después, en 1923, la compañía Eastman Kodak lanza el formato 16mm, que si bien no fue un formato pensado en el cine casero sino más bien semi profesional, muchas producciones independientes fueron filmadas en este formato. De igual manera, vastos registros periodísticos y documentales fueron capturados en 16 mm y algunos eventos de la vida cotidiana también, sobre todo en familias de nivel socioeconómico acomodado, debido a ser más costoso que cualquier otro formato casero; sin embargo, ayudó a realizar filmaciones fuera de la industria y una gran cantidad de copias y documentos únicos. Para 1932, Eastman Kodak lanzó el 8mm a la venta, formato casero que se convirtió rápidamente en un estándar para los cineastas aficionados debido a su accesibilidad y facilidad de uso. El Super 8 mm, una mejora del formato original de 8 mm, fue introducido también por Eastman Kodak pero hasta 1965. Éste último ofrecía varias ventajas sobre el 8 mm estándar, incluyendo un área de imagen más grande debido a perforaciones más pequeñas, lo que mejoraba la calidad de la imagen. Además, el Super 8 mm introdujo cartuchos de película que facilitaban la carga en las cámaras, simplificando el uso para los usuarios.
Una de las características que acompañan a los formatos caseros es que no siempre se requirió hacer primero un negativo. Desde su introducción, las películas para estos formatos podían ser tanto reversibles como no reversibles. Las películas reversibles permiten obtener una imagen positiva directamente durante el revelado, sin necesidad de pasar por un negativo intermedio. Este proceso simplificaba y abarataba la producción de películas caseras y al mismo tiempo, sin ser intencional, les brindaban la cualidad de ser piezas únicas.
La transición de formatos analógicos a digitales se da en la decada de los 80s y se consolida en los 90s, formatos que no han dejado ni dejaran de evolucionar, haciendo cada vez más accesible la producción de cine para la mayoría. El cine casero análogo tiene el registro de más de 80 años de nuestra historia, gente capturada y preservada en soportes hechos de celulosa.
Cada vez es más complicada la proyección de estos pequeños formatos para echar a andar esta máquina del tiempo, capaz de revivir eventos y personas de siglos pasados. Y esto no sólo es debido a la fragilidad de los materiales que resguardan estas imágenes, sino tambiem a que los equipos de proyeccion han sucumbido a la curva de obsolescencia tecnológica y muchas veces es complicado encontrar refacciones e incluso personal capacitado para su uso. Por estas razones, para regresarle su razón existencial a estas películas, la cual es ser proyectadas para que nos regalen la ilusión de observar otros tiempos, personas que extrañamos y hasta otros mundos, es necesario despojarlas de su valor como piezas únicas y hacer una copia digital.
Al día de hoy, existen muchas post productoras y laboratorios digitales independientes que tienen la capacidad de migrar estos recuerdos a formatos accesibles para ser vistos de forma digital. Si bien la transferencia de estas imágenes analógicas al formato digital no es económica, en muchos casos, es la única manera de acceder a otros tiempos.
Así, otorgando la correcta y debida importancia a estos materiales caseros, la Cineteca Nacional de México, a través de su Laboratorio de Restauración Digital, creó el programa Archivo Memoria, el cual, es el primer proyecto de este tipo en México, lanzado en 2010. Su objetivo es rescatar cine huérfano, casero, que en su mayoría consta de copias únicas; pero quizá lo más valioso de este proyecto es el acceso que brinda al público.
Entonces, Archivo Memoria es un programa que recibe en donación material fílmico en pequeños formatos (9.5 mm, 8mm, Súper 8 mm y 16 mm), para ser limpiado, estabilizado y reparado por expertos en preservación de material fílmico. Posteriormente, las películas son digitalizadas para obtener una copia digital en calidad HDE. El material fílmico queda a resguardo en contenedores y condiciones climáticas adecuadas dentro de las bóvedas de la institución. La copia digital no sólo se entrega al donador del material, también se preserva digitalmente para ser parte del acervo y la memoria social del país. Lo que significa que es de acceso público y pudiera ser reutilizado por investigadores, creadores o curiosos viajeros del tiempo. Todo este servicio se brinda sin costo, y no se realiza con fines de lucro.
Otro esfuerzo similar de divulgar la importancia del género en cuestión, se lleva a cabo una vez al año, en México y en el mundo, con la celebración del día del cine casero, en dónde entusiastas de este tipo de imágenes únicas, con el conocimiento y proyectores de la época se reúnen a visualizar en salas de cine o plazas públicas sus películas familiares; películas que de no ser por estos espacios, se desconocería su contenido. Un día muy especial en el cual no sólo se recuerdan y reviven en comunidad momentos íntimos, también se crea la mágica posibilidad de que los más jóvenes conozcan de manera vívida a sus ancestros.
El auge de este tipo de cine va en aumento y no es para menos, de hecho se ha incrementado su producción a niveles inimaginables gracias a las nuevas posibilidades tecnológicas. Sin este material, no sería posible observar otros tiempos que nunca vivimos o que recordamos a la lejanía. Son entonces preciados materiales que nos permiten revivir momentos y lugares, nos dan la posibilidad de volver a estar con los que ya no están, viajar y revivir; para que las actuales y nuevas generaciones puedan conocer lo que éramos a través de esta mágica ilusión de imágenes en movimiento que nos dejan preservar lo que más extrañamos.
Con cariño a la memoria de mi padre.
Notas.
[1]. Químico de la Coordinación de revisión, restauración físico-química y control para la digitalización de materiales fílmicos en el Laboratorio de Restauración Digital de la Cineteca Nacional.
- Las fotos que acompañan el presente artículo se incluyen únicamente como apoyo al contenido del texto, cuyo cometido es de difusión cultural.