Por Ali López
Después de un paso Sólido por festivales y muestras en México, por fin llega a las pantallas nacionales “John From” (Portugal-Francia | 2015), segundo largometraje de João Nicolau, con quién tuve oportunidad de platicar sobre la que, para mí, fue la mejor película de 2016.
Ali López (AL): Después del paso de “John From” por FICUNAM y Talento Emergente en la Cineteca Nacional, ¿Cómo te sientes respecto al estreno de la película en México?
João Nicolau (JN): La verdad es que estrenar “John From” en México me llena de alegría. Es la primera vez que estreno una película comercialmente en Centroamérica y me crea mucha ilusión. Es una lástima que no pueda acompañar el estreno.
Hace un año la pasé muy bien en FICUNAM, la gente recibió muy bien la película, y pude conocer un poco esa ciudad tan enorme y tan vibrante; espero regresar pronto.
AL: Cuéntanos un poco cómo es que nace “John From”.
JN: Mariana Ricardo, mi co-guionista, y yo, cuando nos pusimos a escribir “John From” nos impusimos dos condiciones: que fuera mayoritariamente rodada en un sitio limitado, y utilizar la menor cantidad posible de personajes. Esto fue una reacción a mi película anterior (“A Espada e a Rosa” | Portugal-Francia | 2010), ya que esa era una cinta que se desarrollaba con muchos personajes y en varias zonas de Portugal, incluso en el mar, en un barco. Después de la experiencia del rodaje, que fue muy duro, quisimos hacer algo más concentrado y condensado. Pero ya que teníamos la anécdota y creados los dos personajes principales nos olvidamos de esas condicionantes.
A mí me interesaba hacer una película de ficción que indagara y estudiara un poco lo que es la naturaleza de la pasión, por eso fue que la ubicamos en la adolescencia, que es un tiempo de mucha intensidad, y también escogimos el verano para darle un tono, como un accesorio a la historia.
Después vino el casting, que fue larguísimo, para encontrar a Julia [Palha] y Clara [Riedenstein], las chicas que protagonizan la película, y a partir de ahí ha sido un paseo enorme trabajar con ellas, dónde también hemos descubierto mucho de los personajes con lo que han aportado.
AL: Estas dos chicas juegan un papel muy importante, como actrices y como personajes, pero ¿Las imaginaste así desde un principio, o por qué las seleccionaste?
JN: Bueno esta fue la primera vez que escribí para personajes principales femeninos. Es algo que quise experimentar con esta película, tal vez para lograr mayor distanciamiento, pues aunque no he hecho, en mis anteriores proyectos, algo autobiográfico, siempre hay una referencia con los protagonistas masculinos; sobre todo si está en tu rango de edad. También, por primera vez, no escribí con alguien en la cabeza, normalmente yo escribo ya pensando en actores, lo que me ayuda a irlos moldeando, pero con “John From” no hubo modelo. Cuando encontramos a Clara y Julia creí que cualquiera de las dos podría llevar bien a la protagonista [Rita].
Clara, que terminó haciendo el papel de Sara, la amiga, ya tenía un look muy exitico, por lo menos para Portugal, y como la película ya tenía una camada de exotismo creímos que ya sería demasiado.
Julia por su parte nos sorprendió por la seguridad con que hizo el personaje, y yo creo que es una chica muy guapa. Eso, debo confesar, al principio me hizo entrar en conflicto, pues yo escribí la cinta para un chica sin, digamos, un rastro de belleza especial; y el hecho de que Julia sea tan guapa, durante algún tiempo me hizo pensar. Pero no podría descalificarla sólo porque es bella; eso sería una tontería. Ella estaba ahí porque había sido la mejor.
AL: Otro aspecto importante de “John From” es la música, ¿Qué papel juega la música en tu vida, y por qué le diste ese espacio tan importante en la película?
JN: Bueno, si te digo que cuando estuve allá en la Ciudad de México, pasé dos tardes completas en una tienda de discos antiguos, ya entenderás el papel que juega la música en mi vida. Es una pasión. Yo siempre he tocado, de manera amateur, con amigos, me gusta mucho buscar música de diversos orígenes, es un hobby que llevo muy enserio. Y es más importante que el cine en mi vida, en términos cotidianos, tengo más urgencia en escuchar un disco o ir a un concierto que ir a ver a película que es furor.
De ahí, resulta natural, que la música sea uno de los materiales que ya está presente cuando empiezo a escribir las películas, regularmente, las canciones o música ya es parte del guión. Con “John From” sucedió eso, pero ha sucedido también que gracias a la música original de un compositor [João Lobo], la película ha ganado mucho. Por qué él ha compuesto música de distintos tipos, desde música electrónica hasta la música que parece tradicional de Melanesia [región de islas en el Océano Pacífico] pero que en realidad ha sido compuesta por él mismo.
AL: ¿Y por qué fue que incluiste “la Lambada”?
JN: Antes que nada, yo quiero decir, y esto es gracias al compositor, que en la película existen muchos tipos de música, desde la Lambada hasta música casi etnográfica inspirada en el coral de Melanesia, y me da mucho gusto que en “John From” puedan convivir muchos tipos de música.
Y bueno, lo de Lambada surge en el momento en que las chicas están escuchando música en el ordenador, hay como una música ya fuera de moda; y a Rita no le importa que le agrade lo cutre, o lo que no está de moda. También hay, quizás no tanto para ellas, pero sí para una generación anterior, como yo, una resonancia a las canciones, digamos que han marcado. Además de que también es una canción que ya tiene una connotación de parajes lejanos, a menos aquí en Europa, ya que es cantada en brasileño [sic], pero en realidad fue hecha en Bolivia, y se escucha, por las escalas pentatónicas, algo que se asocia, quizás medianamente, a la música Inca.
Cuando estábamos comprando los derechos, nos dimos cuenta de esto, que era una canción hecha por músicos callejeros en Bolivia, y que unos productores franceses la robaron; montaron una banda para poder grabarla en Brasil. Y bueno, después ya hubo cárcel para uno de esos productores, y los derechos estuvieron mucho tiempo en discusión. Afortunadamente, los derechos ya están en posesión de los bolivianos que hicieron la canción.
La Lambada es una canción que ya tiene una mezcla de lugares y viajes que me gusta mucho. También hay que decir que la Lambada también funciona después [en otra escena] cuando la madre la canta, y sirve como enlace a varias generaciones. Al principio la canción sólo estaba pensada para la primera escena del ordenador, unos quince segundos, pero mi productor me dijo: ‘mira João, si quieres utilizar toda la canción no me saldrá mucho más [caro]’, y entonces en el rodaje a mi script le conté esto y él me dijo ‘tienes que terminar la película con la Lambada, no conozco ninguna película que termine con la Lambada’. Afortunadamente no había rodado el final, y todo se planeó para que se pudiera utilizar. Además de que la letra, aunque no sea tan importante, acaba haciendo analogía con la relación de los dos.
AL: Otro aspecto muy interesante de la película es la estética misma, su formato, de 16mm, su paleta con los colores primarios ¿Cómo llegaste a esto?
JN: Me gusta trabajar en cinta, mis cortometrajes los hice en 35 mm, a excepción de uno, que por falta de presupuesto, hice en digital. El 16 mm era una ayuda al presupuesto, que no era mucha, pero afecta cuando no hay mucha plata. Intentamos en 35, luego en 16, hicimos varios test, y al final, poco antes de empezar a rodar, y economizando la producción, se retomó la posibilidad de hacer en 35, pero ya me había quedado enamorado de lo que logramos en 16, sólo con luz natural, que es con la luz con la que me gusta filmar, y que está bien ya que es una película de verano filmada en varios exteriores. Y es que el 16 mm, físicamente, vibra más que el 35, que es un poco como las vibraciones del personaje.
Casi todo es un trabajo de fotografía [a cargo de Mário Castanheira], y bueno de los demás departamentos, vestuario [Susana Moura], arte [Cypress Cook, Bruno Duarte], y algunas características de color que ya estaban en el barrio, que van ayudando a la transformación del escenario. Decidimos trabajar esto lo mejor que podíamos.
AL: Cuándo intento encontrar similitudes entre “John From” y otras filmografías, me doy cuenta que la película es algo muy original, ¿qué películas te inspiran como director, o te inspiraron para “John From”?
JN: Es una pregunta difícil, porque no sé si se le puede preguntar a una araña qué es la aracnofobia. Lo que te digo es que nunca he estudiado cine, y cuando era más joven puede que fuera más al cine que ahora, pero nunca he tenido mucha cinefilia, por lo menos en términos de frecuencia. No soy el tipo de director que da referencia de otras películas a los actores, el cine no es un material que alimente mi cine. Y esto nunca lo pienso, por lo menos de manera consiente, cuando estoy trabajando.
Claro que te puedo mencionar a directores que me marcaron mucho como João César Monteiro, que tuvo una gran importancia para toda una generación, en la que me incluyo. También te puedo mencionar a Abbas Kiarostami. Pero ahora el cine que más me gusta es el del coreano Hong Sang-soo, y de mi colega y amigo argentino Lisandro Alonso.
AL: “John From” es una cinta peculiar pues es una cinta colorida y hermosa en un mundo gris y hostil, ¿Por qué hacer esta cinta?
JN: Tocas en un tema que me ha costado mucho. Ahora hay una proliferación de películas de un carácter, digamos, de temática social, y eso ya está desde hace casi 10 años. No hay nada raro en eso, sino que a veces, en mi entender, esas películas se olvidan de hacer cine, para sólo retratar, o abordar, temáticas sociales, y sólo viven de eso. Yo estudié antropología, y vengo de una formar de documentación etnográfica, que no va hacia en el entretenimiento, pero curiosamente, lo que me gusta son las posibilidades de ficción y fantasía que el cine trae. Cuando hago una película intento divertirme, no es que esté siempre riendo, pero sí divertirme con las posibilidades de hacer cosas que no se puede hacer fuera del cine.
Entonces no me interesa mucho el papel del cine solamente como testigo o agitador de conciencias, no tengo nada en contra de algunas buenas películas que se hacen dentro de estas temáticas. Pero creo que la en las películas de denuncia social el cine ha perdido ese poder, cuando tenemos cámaras en nuestro teléfonos, y con la comunicación mega-rápida que internet propone.
No creo que por que estamos viviendo en este mundo, y en este momento también cinematográfico, no se pueda seguir realizando películas, que al final, son también universales. Mucha gente me dice, si tú hubieras filmado con alguna minoría, o alguna problemática económica o social, quizá tus películas circularían más. Puede que sí, pero uno tiene que hacer lo que le interesa, y creo que es así la única forma de aportar algo al otro.
“John From” se estrena el próximo 14 de abril en salas alternativas de la Ciudad de México, Zacatecas, Tijuana, Cholula y Cineteca Nacional.