Por Víctor Bustos
Llega la inevitable secuela del éxito taquillero de 2012, “El Sorprendente Hombre Araña”, en esta ocasión con el agregado al título de “La amenaza de Electro”, otra vez bajo la dirección de Marc Webb, quien después de su estimable cinta “500 días con ella” (500 Days of Summer, 2009) se hizo cargo de la franquicia desde su relanzamiento.
En la primera entrega, Webb se vio obligado a repetir los orígenes inherentes al superhéroe arácnido vistos en la saga anterior, cayendo en situaciones repetitivas. Pero con esta secuela tiene la oportunidad de quitarse el lastre de contar todo de nueva cuenta, y darle mayor peso a la relación de la pareja protagónica formada por Peter Parker y Gwen Stacy (es decir Andrew Garfield y Emma Stone respectivamente), pero no por ello se salva de caer en los excesos de todo blockbuster en turno.
Esta vez el arranque se va más atrás de los orígenes conocidos, justo en el momento en que los padres de Peter, (los actores Campbell Scott y Embeth Davidtz) dejan a su hijo bajo la custodia de la abnegada Tía May (Sally Field), con este prólogo de intriga y acción, se vuelve el detonador para los eventos posteriores y le da más coherencia a lo establecido en la primera cinta, al poner a las industrias OsCorp, como generador de todas las amenazas en la vida del famoso trepamuros.
Tras derrotar al villano “El Lagarto” en la primera entrega, esta vez la construcción dramática está más enfocada al conflicto de la pareja sobre si podrán estar juntos a pesar de su secreto y a pesar de la promesa hecha por Peter al padre de Stacy, al tiempo de cumplir con sus obligaciones de superhéroe. En este aspecto se puede apreciar a un Andrew Garfield mucho más cómodo en el personaje, que acentúa el humor al hacer bromas mientras pelea con sus contrincantes y a una Emma Stone que derrocha encanto y ternura al mismo tiempo en la pantalla.
El problema es que el villano en turno, Electro, se vuelve un mero pretexto para la trama real, en el proceso para explicar cómo un perdedor como Max Dillon (Jamie Foxx) se convierte en su poderoso némesis, pierde fuerza ante el verdadero arco dramático de la cinta, que es la confrontación del héroe con su amigo de la infancia, Harry Osborn (Dane DeHaan) y los trágicos eventos que se desencadenarán y también para posteriores entregas.
Queda muy deslucido el villano que le da título a esta segunda parte
Queda muy deslucido el villano que le da título a esta segunda parte, en cambio la aparición de Paul Giamatti, en la encarnación de Rhino, tiene más humor y cumple mejor como introducción y epilogo a las hazañas del héroe.
Definitivamente hay una mejora, pero lo conseguido con mejores efectos y secuencias de acción en que el héroe se balancea entre los edificios, se desvanece ante un armado dirigido al consumo instantáneo, aunque no se puede acusar a Marc Webb de no tomar riesgos al dejar que su principal personaje femenino cumpla con su destino marcado en las historietas, lo que implica seguir explotando la buena química conseguida por sus actores.