Expone la ‘discriminación de clóset’ la película ‘En donde chocan las olas’

Por Adriana García

Si bien es cierto que en México la producción cinematográfica ha crecido, también lo es que se debe a las iniciativas independiente que se sirven del entusiasmo de sus realizadores y la ayuda de los amigos y familiares. De esta manera nos encontramos con jóvenes dispuestos a enfrentar las largas jornadas que entraña hacer cine en México y que incluso cambian su prometedora profesión de abogados o médicos por la incierta carrera de cineasta. Tras haber filmado algunos cortometrajes, Abraham Miranda prepara su ópera prima  “En donde chocan las olas”, que en voz de su director es una producción en donde todos se podrán identificar porque se presentan sentimientos universales como el amor.

El filme trata la historia de Mario, integrante de una firma de contadores, quien viaja a Acapulco a cerrar una contrato y en el hotel donde se hospeda conoce a Basil, un empresario musulmán que usa el lugar como retiro. Lo que empieza como una noche de pasión se va transformando en algo más grande que hace enfrentar a Mario con sus propios demonios.

CorreCamara.cm tuvo la oportunidad de platicar con él y esto fue lo que nos comentó.

CC: Abraham háblanos un poco de ti y tu interés por el cine

AM: Estudié en la Facultad de Derecho de la UNAM, sin embargo, el cine siempre estuvo presente desde pequeño; mis padres me llevaban constantemente al cine y con mis primas y vecinos veía películas que no eran apropiadas para mi edad: un chico de 6 años viendo películas de terror, históricas, dramáticas y de acción. No siempre las entendía, pero me llamaba la atención ver cómo los personajes interactuaban y, observar la reacción de las personas en el cine al ver lo que sucedía en la pantalla.  Así es como lo que era un pasatiempo se convirtió en un vicio.

Cuando llegué a la Ciudad de México a estudiar, lo primero que hacía era irme al cine (prefería no comer con tal de ver películas); ya en la carrera me saltaba las clases para irme a los maratones de cine de otras facultades. Fue ahí donde empecé a recordar muchas películas que había visto en mi infancia y que cobraron sentido hasta ese momento.

Después de egresar de la carrera en 2009, decidí dedicarme al cine. Mi primer guión es una historia de horror que fue seleccionado en el Primer Taller de Terror del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE); ese mismo año mi guión fue seleccionado para el Taller de Guión del Festival de Zacatecas y mi segundo guión fue seleccionado para el Taller Alejandro Galindo del IMCINE. Todo esto lo tomé como una buena señal, así que decidí levantar mi primera película, siendo yo mismo el productor.

CC:¿Cómo surge “En donde chocan las olas”?

AM: Surge de dos vertientes: una es que necesitaba hacer una película que me presentara un reto, que fuera de bajo presupuesto, pero sobre todo que el público sintiera empatía por los personajes. La segunda es que yo tengo muchos amigos gay que en el ámbito laboral sufren discriminación; ésta discriminación ya no es como antes, en donde te señalan: es una discriminación silenciosa, oculta, de closet diría.

Decidí hacer una película donde no hay quejas ni reproches; muestra a la comunidad gay como lo que es, una realidad en la sociedad mexicana. “En donde chocan las olas” es una historia de amor donde no cuestionamos si está mal o bien ser gay, el único cuestionamiento es ¿estoy realmente enamorado?

CC:¿Cuánto tiempo te has llevado para levantar este proyecto?

AM: En enero de 2011 comencé a hacer el guión y después siguió la preproducción de la película;  el scauting fue pesado porque el guión planteaba distintas locaciones y no quería una película simple. La filmación inició en mayo del 2011 pero nos fuimos deteniendo por falta de recursos, pero en cuánto los teníamos nos reestructurábamos y continuábamos; hasta que este 24 de marzo finalizamos el rodaje.

CC: A pesar de que la temática gay ha sido llevada al cine por directores reconocidos como Arturo Ripstein y Julián Hernández, ¿cómo lo manejas en tu película?, ¿tienes alguna inspiración de estos directores?

AM: He visto el trabajo de estos grandes directores, son maestros con una visión propia y han creado un submundo dentro del tema, sin embargo, no los tomé propiamente como influencia. Estoy más influido por el cine oriental y europeo porque tocan el tema desde el punto de vista de la cotidianidad, sin dejar de fuera las presiones sociales, familiares y religiosas del mismo. Busqué retratar una historia de amor dentro de una sociedad mexicana incluyente con todos sus defectos; tampoco quise pintar una historia rosa donde todo está bien, porque no lo está, solo busqué ser lo más realista posible.

Además quise que fueran los sentimientos los que guiaran a los personajes porque no importa nuestra preferencia sexual, todos nos hemos enamorado y desilusionado en alguna ocasión. Esta es una historia de un hombre que ama a otro hombre con todo lo que hay detrás de ellos y con todas las consecuencias que tiene esta decisión.

CC:¿Cómo es que entra el Islam en esta película?

AM: Incluí musulmanes por que también somos una nación multicultural y la comunidad libanesa es una de las más influyentes y fuertes en nuestro país. Usé al Islam no desde el punto de vista religioso, que francamente es muy difícil ya que está impregnado en todos los aspectos de su vida, sino desde el punto de código de vida y de comportamiento.

CC: Háblanos un poco sobre el crew y el cast

AM: El crew está compuesto por una amalgama de juventud y experiencia: hay estudiantes de ciencias de la comunicación de la UNAM, UAM, CUEC, CENTRO, Instituto GOLEM, Rockeros, y  gente ya consolidada en el medio como Gabriel Coll que apoyó el proyecto desde el principio.  Coll es todo un profesional del sonido en el cine, y decidió apoyarnos sin cobrar un peso, nos apoyo con el equipo de sonido y el manejo de este.

La música origianal estuvo a cargo de Ricky Torres, cantante y compositor. El crew fue un  grupo que se fue consolidando conforme iba avanzando el rodaje y que se transformó en un equipo de alto rendimiento que se adaptaba a las circunstancias y que jamás pensó en parar.

Para el cast, no sólo busque actores nuevos, también busqué los rostros y las actitudes que yo necesitaba para los personajes, aunque no fueran interpretados necesariamente por actores. En su mayoría son actores de teatro, lo que me permitió ir más haya con los personajes, cada actor hizo suyo el personaje. Saúl Mercado es Mario, Javier Noriega es Basil y Rocío Vázquez es Anna; también conté con el respaldo de actores con experiencia como Alejandro de la Rosa o Rodrigo Ostap.

Fui afortunado el tener este talento (crew y cast) en mis manos porque soportaron largas jornadas de trabajo y estoy agradecido.

CC:¿Con qué dificultades te encontraste al filmar?

AM: Una de las dificultades fue filmar en las más de 25 locaciones en el D.F. y Acapulco (Museo Anahuacalli Diego Rivera, Museo de la Luz, La Casa del cine, departamentos de amigos en el barrio chino, el panteón de Coyoacán, etc). El presupuesto fue otra dificultad, por lo que usamos el ingenio y la experiencia para que no fuera un factor que afectara la calidad de la película.

CC:¿Quiénes te han apoyado en la producción?

AM: Los apoyos fueron poco ortodoxos. El primer apoyo llegó con Sonipro a través de Gabriel Coll que nos apoyó con equipo de sonido e ingenieros de audio; Homero Mcdonals que nos apoyó en un inicio con el vestuario; DionuArt una productora musical y su director Eduardo “Estrés” Urbina; Estrella Blanca nos concedió un 50% en los boletos del autobús; EnjureFilms nos apoyó con tramoya y luces; Papi chulo, una marca de ropa interior gay, también aportó al proyecto; Enehache nos ayudó con la parte administrativa de las locaciones; Daniel Arteaga y mi familia que decidió apoyarme en la segunda etapa. Lo único que causa un poco de molestia es que siendo yo de Acapulco, no pude conseguir ningún apoyo por parte del Estado; exceptuando el hotel Brisas Diamante donde filmamos.

CC:¿Cómo será la exhibición de esta película?

AM: Pienso iniciar una corrida en diversos festivales de cine para que tenga exhibición en el extranjero. Ya empezamos a buscar la forma de conseguir distribución para la película aquí en México; la idea es que no quede como un proyecto más y que tarde años en ver la luz porque fueron diez meses de arduo trabajo que merecen verse en salas.


Decidí hacer una película donde no hay quejas ni reproches; muestra a la
comunidad gay como lo que es, una realidad en la sociedad mexicana