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Adorado por varias generaciones de fans, empeñado en resultar carismático e imprevisible, Johnny Depp está dejando de ser el niño mimado de los estudios. Su poder está en declive y sus caprichos en cuando a la defensa de proyectos personales son mirados con desconfianza desde los despachos. El fracaso de “Transcendence” este pasado fin de semana, el cuarto consecutivo en tres años para el actor que en 2013 pasó la frontera de la cincuentena pone en tela de juicio el alto sueldo que suelen pedir sus agentes, en torno a los 20 millones de dólares por película, al menos en las de las “majors”.

El dinero y la capacidad de generarlo es lo que eleva o hunde a cualquier astro de la pantalla. Desde 2011, cuando estrenó su cuarta interpretación de Jack Sparrow, “Piratas del Caribe. En mareas misteriosas (Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides), Depp no conoce las mieles del éxito comercial ni tampoco el aplauso de la crítica. El primero de esos proyectos muy personales, “Diario de un seductor” (The Rum Diary), basado en su admiración personal por el periodista “gonzo” Hunter S. Thompson, al que ya dio vida previamente en “Miedo y asco en Las Vegas” (Fear and Loathing in Las Vegas”, 1998), inició su mala racha. La cinta, rodada en Puerto Rico, costó 45 millones y sólo fue capaz de recaudar 24 en todo el mundo.

Luego, se interesó por resucitar en cine una serie televisiva de la que fue fan en su infancia, “Sombras tenebrosas” (Dark Shadows). Contó con el apoyo de su amigo Tim Burton pero el resultado fue decepcionante, sobre todo en Norteamérica, donde no llegó a los 80 millones. En el resto del mundo, paradojicamente -porque la vieja teleserie que sirvió de inspiración era menos conocida- duplicó esa cifra, pero el total de 245 millones obtenidos no dieron beneficios a la Warner, que había gastado 150 millones en su producción (para resultar rentable una película debe recaudar al menos un 120-150% más que lo invertido).

Pero el mayor batacazo de Johnny Depp en los últimos tiempos ha sido con otro personaje, como el vampiro Barnabas Collins, de su infancia de teleespectador: Tonto / Toro, el indio escudero del Llanero Solitario. “The Lone Ranger” provocó pérdidas millonarias a Disney y la ruptura de su acuerdo preferencial con el egocéntrico productor Jerry Bruckheimer. La superproducción del Oeste costó 215 millones de dólares e ingresó 260 millones y medio en todo el planeta.

Podría perder el estatus de actor mejor pagado del mundo

En cuanto a “Transcendence”, el presupuesto estuvo en torno a los 100 millones, y con un debut norteamericano, la semana pasada, de 11 millones, su rentabilidad es prácticamente imposible, aunque funcione mucho mejor en el resto del mundo.

Los tres primeros films citados tenían mucho que ver con los propios gustos, intereseses y pasiones juveniles del actor nacido en Owensboro, Kentucky, en 1963, una tendencia a la que la Warner ya puso freno hace casi dos años, cuando canceló un “remake” del clásico del cine negro “La cena de los acusados (The Thin Man), protagonizado por William Powell y Myrna Loy, arranque de una saga detectivesca que triunfó entre los años 30 y 40 y que Depp quería hacer desde tiempo atrás.

El futuro de la carrera de Johnny Depp y su capacidad de renacer de estas cenizas depende de las cuatro cintas que tiene pendientes de estreno, algunas como protagonista y otras con personajes secundarios, “Into the Woods”, “Mortdecai”, “London Fields” y “Tusk”, y de las dos que rodará en los próximos meses, “Black Mass” y “Through the Looking Glass “, antes de volver a peinarse con los “moñitos” de Sparrow en “Pirates of the Caribbean: Dead Men Tell No Tales”.

Salvo que algunas de ellas sean enormes éxitos de taquilla, el protagonista de “Alicia en el Pais de las Maravillas” (Alice in Wonderland) corre serios riesgos de perder el estatus de actor mejor pagado del mundo, de la misma manera que parece haber pedido el aprecio incondicional de la audiencia.