Por Ulises Pérez Mancilla  

Decir que Tetro, la más reciente película de Francis Ford Coppola, exhibida en Cannes este año en la Quincena de Realizadores es una película fallida, es algo así como abuchear al mejor de los malabaristas en el circo, sólo porque en vez de jugar con 12 aros sobre el aire, lo hace con uno menos. Resguardado ya en la libertad que le da la edad, el veterano realizador norteamericano decide experimentar lúdicamente con sus añejas obsesiones sobre el simbólico yugo paternal, poniéndolas al día en un envase cinematográfico regido por las inquietudes más frecuentes del cine contemporáneo: formato HD, regreso al blanco y negro, contexto latinoamericano, elenco multirracial, folklor local, narrativa mínima, pero sobre todo un halo a cine independiente que recuerda los mejores días de su propia compañía productora, American Zoetrope en los 70.   

El hermano menor de los Tetrocini, a punto de cumplir la mayoría de edad, llega proveniente de un barco en el que trabaja como camarero a Argentina; el motor ha fallado y la tripulación permanecerá unos días ahí. Casualidad o no, Bennie (Alden Ehrenreich) toca a la puerta donde lo recibe Miranda (Maribel Verdú), la mujer de su hermano mayor, hasta entonces desligado de la familia y autoexiliado por voluntad propia de hace tiempo. Angelo Tetrocini (Vincent Gallo) es un escritor frustrado que ha decidido dejar de existir socialmente a cambio de andar por la vida con el mote de Tetro. Huésped a fuerzas, Bennie hurgará en el peligroso pasado de su hermano, a la par que descubre el mundo más allá de sus emotivos impulsos irracionales.  

Como joven recién salido de la escuela de cine, Coppola se permite todo. Se trata de una historia en constante recreación dentro de ella misma: un laberinto de redundantes gritos contenidos, de esos que la gente se calla por miedo a que de tanto rascarse la herida, acaso luego no haya que rascarse o peor aun, se encuentre en un punto en que el olvido ha borrado el motivo pero no el sufrimiento. La historia vuela inestable como papalote, pero jamás pierde de vista la paradoja en torno a la grotesca figura del padre puesta en un espejo. Tetro es el relato muy consciente de una familia desbordada de talento y ego, amedrentada de tajo por la genialidad de uno de ellos. Un curioso paralelismo a las obsesiones de su hija Sofía, sólo que a diferencia de ella, los personajes de Coppola padre tienen una sobredosis de preguntas, tan inquietantes como la nada cuando no se tiene ni reacción ni respuesta.  

Además de la angustiante e incómoda mirada de Gallo, el fresco rostro de Ehrenreich (que también protagoniza la nueva película de Coppola, Twinxt Now and Sunrise) y la participación especial de leyendas internacionales del cine como Klaus Maria Brandauer y Carmen Maura, destaca la siempre admirable presencia de Maribel Verdú, en un papel de mujer con vocación de servicio que es rebasada por el amor, interpretación que le valió una nominación al Goya, siendo uno de los pocos reconocimientos a una película que no obstante su recibimiento tibio, es un eslabón hacia la nueva etapa fílmica de un Francis Ford Coppola sereno y vital.

Tetro

Dir: Francis Ford Coppola.  País: EUA-Italia-España-Argentina  Año: 2009.  Guión: Francis Ford Coppola.  Fotografía en CyB&N.: Mihai Malaimare Jr. .  Música: Osvaldo Golijov. .  Edición: Walter Murch. .  Con:  Vincet Gallo (Tetro). Maribel Verdú (Miranda), Alden Ehrenreich (Bennie), Klaus María Brandauer (Carlo), Rodrigo de la Serna (José).  Prod: American Zoetrop, BIM Distribuzione, Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), Tornasol Films. .  Duración: 127 mins.  Dist: Cinemas nueva era.  Clasificación: B-15.

Tetro