Por Hugo Lara Chávez
El director César Talamantes estrena en cartelera su opera prima, el documental Los otros californios, que participó en la Selección
Oficial del 23 Festival de Cine de Tolouse y que ya recibió los premios a
mejor ópera prima y mejor documental en el pasado Festival DOCSDF. “
El filme es el resultado de un trabajo que inició en 2004, cuando el director egresado del CUEC comenzó la investigación del tema durante sus vacaciones, tiempo en que viajaba a su lugar de origen realizando viajes esporádicos a los ranchos que finalmente figuran en el documental. El rodaje (realizado en tres etapas entre 2009 y principios de 2010) se concretó gracias al apoyo recibido por IMCINE a través del FOPROCINE. CorreCamara conversó con Talamantes al propósito del estrenos de su película en algunas salas del DF.
CorreCamara: Cuéntanos brevemente de qué trata tu película, Los otros californios.
César Talamantes: Los Otros Californios es una película que habla sobre el ser humano. Sus protagonistas son rancheros que viven aislados en el desierto de Baja California Sur, enfrentando un medio muy agreste, y que comparten con naturalidad sus experiencias de vida.
CC: Tú mismo eres de Baja California Sur ¿en qué momento pensaste en hablar de los otros californios? ¿fue cuando entraste a la escuela de cine? ¿qué te motivó?
CT: Fue precisamente durante mis estudios en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM que empiezo a hacer la investigación en ranchos del estado, sin embargo lo que realmente me motivó estaba presente en mi cabeza desde niño, cuando disfrutaba de los paseos que hacía mi familia a ranchos, y conocí lugares muy bellos y gente amable, compartida.
Ese mismo tipo de gente, era la que más me agradaba en la ciudad de La Paz, pues no hacía mucho tiempo que casi todo el territorio del sur de la peninsula compartía la misma idiosincracia.
Siempre pensé que, al ser el primer cineasta de mi estado, tenía una responsabilidad muy grande, hablar sobre lo que somos, lo que ha sido nuestra gente, por eso hice antes un documental y una ficción sobre pescadores, otro sector importante del pueblo sudcaliforniano. Faltaba entonces, hablar sobre el ranchero, y hacerlo bien, poniendo todo los conocimientos adquiridos previamente y todo el amor que siento por nuestra tierra y por qué no decirlo, por el pueblo de mi país, que son uno y tantos pueblos a la vez.
CC: ¿Cómo encontraste a los personajes que figuran en el filme, que resultan sencillos y poéticos, enternecedores?
CT: Fue cuestión de aventurarse a salir en busca de ellos. De la totalidad de personajes que aparecen, sólo uno fue conocido por la referencia de una amiga, los demás fueron seleccionados luego de alguna visita y pláticas en sus ranchos. Dichas visitas estaban programadas por zonas, así fui recorriendo muchas zonas del estado, prefiriendo los lugares más alejados de la civilización, pues en ellos se encuentran las formas de vida ranchera más antiguas.
Esta preferencia deja ver la existencia de un interés histórico-antropológico de mi parte, pues no había, en mi opinion, ningún estudio verdaderamente amplio y representativo del rancho sudcaliforniano, (a excepción de un estudio de Harry Crosby) y había que tratar de condensar en una película parte de la escencia de sus seres. Es necesario aclarar, que tomé una muestra de rancheros que viven en tales condiciones, pero que en realidad, si tomamos en cuenta el grueso de la población ranchera, estos son la menor parte, pues muchos, al estar cerca de poblaciones más grandes han cambiado sus formas de vida.
CC: ¿Qué momento te parece significativo del rodaje, toda vez que parece que fue hazañoso por la distancia y la soledad de las locaciones?
CT: Cuando se hace un documental se piensa, al menos es mi caso, en el material que se va recopilando. Me pregunto si lo que se obtuvo en cierto lugar y con cierto personaje es lo suficientemente, dramático, profundo, bello o repugnante, para la “trama” que se está urgando. Si nada de eso ocurre, entonces llego a la siguiente locación con más ganas de encontrarlo.
Durante el rodaje de Los Otros Californios, nunca medité sobre la dificultad de estar filmando en lugares tan alejados, sino que los momentos más significativos del rodaje se daban justo al partir, manejando de un lugar a otro. Durante esos viajes repasaba en mi cabeza lo que se filmó en la locación anterior, -la escena de la vaca enloquecida, o cosas que no se filmaron, como momentos de convivencia en el rancho Cerro Colorado, etc.- y lo bueno es que, de casi todos los lugares salía con alguna certeza de haber captado algo importante; cuando me daba cuenta de eso sentía una especie de alivio, de alegría.
CC: ¿Que cosas dejaste fuera? ¿Cuánto filmaste y por cuanto tiempo?
CT: Como explico arriba, tenía un interés antropológico del tema, así que grabamos gran cantidad de actividades típicas del ranchero: la fabricación de pieles, la cosecha, la cocina, el cuidado del ganado, etc. (52 horas de material y dos meses de rodaje) pero al final esas cosas no fueron utilizadas pues no era lo más importante, lo más importante eran los personajes, su cerebro y alma. Hubo también otros ranchos y sus personajes que no salieron en la película por cuestión de tiempo en pantalla.
CC: ¿Cuál es tu escena favorita, que sientas que cinematográficamente está plenamente lograda?
CT: Bueno, eso es muy relativo, me gustan varias secuencias y me gustan 2 “planos secuencias”, los más largos del filme. Todas las secuencias que llevan música me parecen muy logradas, pues no son un mero ejercicio estilístico sino significativo y poético, la verdad no podría decidirme por alguna en particular.
CC: Tu película trata temas como la identidad de las pequeñas comunidades ¿por qué crees que es importante abordar esto, sobre todo ahora que nos hallamos en plena globalización?
CT: Porque ante ese fenómeno globalizador, lo que queda en duda es quiénes somos, y, paradójicamente, con seres sencillos y poco educados (formalmente) podemos remitirnos a nuestra raíz, la raíz humana. No lo digo con un afán moralista, los rancheros de mi película no son ningunos heroes ni gente ideal, simplemente son. Eso sí, son inteligentes y han sido capaces de formarse una vision del mundo muy sabia, muy sencilla. ¿No es un tanto paradójico que un ranchero nos esté enseñando más que mucha gente culta?
CC: ¿Qué tan complicado fue el financiamiento de tu proyecto?
CT: Resulta complicado toda vez que los apoyos para su realización no fueron suficientes. Los sueldos para los participantes del proyecto, especialmente los del equipo de rodaje no son los que deben ser. Por eso es que la película se pudo hacer y resulta una producción “económica”. Pero eso no siempre será así, espero. Acabábamos de salir de la Universidad y hubiéramos trabajado hasta por menos dinero.
Concursamos por el apoyo de Foprocine y lo ganamos, y tuve la suerte de haber trabajado antes en el estado de Baja California Sur lo que facilitó que el gobierno de allá contribuyera con el proyecto.
CC: ¿Quiénes participaron en la concepción del filme? Producción, música, fotografía, etc.
CT: Desde el 2008, cuando armamos el proyecto fue el fotógrafo César Gutiérrez y poco tiempo después Masha Kostiurina (producción), posteriormente, en la etapa de rodaje se incorporan Armando Narvaez (sonidista) y José Navarro (compositor); al final, Marco Hernández (diseño sonoro) y sus colaboradores, con todos ellos trabajé con mucho gusto. Por cierto, la película ha obtenido ya 3 primeros lugares en festivales, pero algo que me da mucho gusto es que todas las areas creativas del documental acaban de ser nominadas a premio en el festival Pantalla de Cristal, lo cual habla muy bien de la película y de todos sus participantes.
CC: ¿Qué tan ventajoso fue filmar en digital? ¿Qué equipo usaron?
CT: Fue la mejor decisión en términos de producción y en términos pragmáticos. En un principio propuse filmar en super 16 mm, sin embargo el presupuesto era muy elevado. Tener que transportar tanta gente y equipo por tratar de llevar material cinematográfico era simplemente imposible pues los costos de producción se incrementaban muchísimo; decidimos experimentar con video HD y las cosas se simplificaron al máximo.
CC: ¿Cuál es el camino que deben llevar documentales como los tuyos, que se estrenan casi de forma clandestina?
CT: ¡Qué diera yo por saberlo! Lo que he aprendido es que el camino ideal pudiera ser que una compañía distribuidora se interese por tu documental y lo empiece a promover con mucho ahínco, y que dicha distribuidora no sea rapaz con las ganancias, es decir que también las distribuya con justicia. Como lo anterior es difícil, entonces muchas veces terminamos siendo nosotros, los productores, también distribuidores, y hacemos mucha lucha por lograr que la película se mueva en festivales, en foros, en salas comerciales. Muchas veces el documental carece de gente que lo quiera comercializar, por ende es muy difícil que llegue a salas comerciales. Estoy seguro que Los Otros Californios es una película taquillera, lo ha demostrado ser en donde se ha presentado, el público regresa a verla, no es ninguna presunción, pero no hubo una buena campaña para su venta y tampoco distribuidoras interesadas en comercializarla. A veces uno no puede hacer todo lo que quisiera por una película terminada.
CC: Esta película ya la habías estrenado en Rennes, Francia ¿cómo la recibió el público europeo?
CT: El público de allá la recibió con mucho interés, los comentarios que genera son siempre muy conmovedores. No he recibido ninguna crítica al trabajo; el público generalmente es sincero, cuando algo no le gusta te lo dice, y en este caso, no han habido señalamientos “graves”, generalmente son muy buenos comentarios, la muestra de cariño y simpatía que levanta la película son indescriptibles.
CC: ¿Que le dirías a la gente para que la vea?
Me gustaría decirles que si no les gusta yo les devuelvo su dinero, pero como eso no es posible –lo de la devolución- pues entonces les digo que no se arrepentirán de verla, que es una película, divertida, entretenida, muy diversa en temas y situaciones dramáticas, y que si después de verla les gusta, que inviten a más gente a las salas.