No existe decadencia del cine, sino gran creatividad: Gilles Lipovetsky*
En el marco de las Jornadas de los Nuevos Modelos para la Distribución del Cine y el Audiovisual que se llevaron a cabo del 22 al 24 de marzo, se presentó el sociólogo y filósofo Gilles Lipovetsky para hablar sobre los nuevos paradigmas en el consumo del cine y del audiovisual; esto debido a que las nuevas tecnologías y el uso del Internet permite el acceso a otras culturas, es decir, se han comprimido el espacio y el tiempo para dar paso a una cultura planetaria.
Hoy en día el ser humano está rodeado de objetos, ya no le basta con cubrir las necesidades básicas con las que subsitiría el ser humano. Lipovetsky menciona que el impacto del consumo es tal que hasta los niños de ocho años tienen un teléfono móvil. Es así como la moda marca el camino: “La cultura mass – mediática se ha convertido en una formidable maquinaria regida por la ley de la renovación acelerada, del éxito efímero, de la seducción y de las diferencias marginales[1] ”, esto no significa que pertenecemos a un mundo unificado sino a una “Cultura mundo”.
Esta “Cultura mundo” refiere a una cultura de hibridación que permite la diversificación de los individuos permitiéndole cambiar de gustos a gran velocidad pero al mismo tiempo existe la reafirmación de las raíces. La economía ultraliberal y las nuevas tecnologías han modificado el funcionamiento de la vida privada de la gente. Lipovetsky afirma “En los ochenta estábamos en un periodo de liberación, ahora el mundo se ha vuelto duro porque hay mayor competencia. Antes gozábamos y ahora estamos en una época de protección. La gente tiene miedo: vamos a una cultura del miedo y ansiedad”
Para el filósofo francés el siglo veinte es “el siglo de la pantalla” porque nació con el cine, posteriormente apareció la televisión y por último llegó la pantalla de la computadora, del web que provoca una tercera revolución. Estas revoluciones hicieron retroceder el lugar del cine. Con lo digital hay pantallas de todos los tamaños (I Pad, vigilancia, teléfonos celulares) y en todos lados (transporte público, lugares de esparcimiento, etc.). Es como si aquello que no está en las pantallas no existiera, por lo tanto carece de interés.
Lo anterior modificó los hábitos de consumo de la gente y la elección ilimitada resulta esperanzadora porque gracias a los nuevos medios de comunicación, al Internet, y a lo digital, los contenidos no serán costosos y serán de fácil acceso. Así, el cine también ha tenido que cambiar sus formas de producción, la tecnología que utiliza así como los medios de distribución y difusión (los gastos de mercadotecnia ocupaba el 6% de la producción, actualmente es el 30, 40 0 hasta el 50% del presupuesto total)
Con la digitalización hay una democratización al acceso de las obras, pero es necesario encontrar tecnologías que permitan pagar por ellas para protegerlas. Para Lipovetsky no existe una decadencia del cine, al contrario hay creatividad gracias a la diversidad buscar temáticas menos comunes y estandarizadas: el cine se vuelve una cultura.
Notas:
* (París, 1944) Filósofo francés. Profesor de Filosofía en la Universidad de Grenoble, en 1983 publicó su obra principal, La era del vacío, que versaba sobre lo efímero y lo frívolo. En el momento de su aparición, el ensayo fue acogido en Francia con una fuerte polémica, aunque ciertos sectores lo saludaron como una especie de lema o paradigma que reflejaba a la perfección el mundo contemporáneo, visto como pura evanescencia. En su segundo trabajo, El imperio de los efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas, publicado en 1987, Lipovetsky llevó a cabo un amplio estudio sobre la moda, enfocado desde una perspectiva histórica, en el que intentó explicar la influencia de los cambios en los gustos de la moda en el sentido de la tolerancia y el relativismo en los valores, factores dominantes del individualismo del presente.
[1] Gilles Lipovetsky. El imperio de lo efímero. p 232
“Antes gozábamos y ahora estamos en una época de protección”
Foto cortesía de la Dirección de Divulgación de IMCINE. © Adán Chávez